Berlín | EFE 11/10/2010
Un tesoro formado por más de 2.500 monedas de oro de la época romana, descubiertas por casualidad hace casi dos décadas, será expuesto de manera completa en el Museo Renano de la ciudad alemana de Treveris (oeste del país).
En total son 2.518 monedas del metal más preciado que, con un peso de 18,5 kilogramos todas juntas, suponen el «hallazgo del siglo», en palabras del numismático y director del museo Karl-Josef Gilles.
Además de su valor arqueológico, el tesoro cuenta con el valor añadido de la forma en que fue encontrado, en 1993, durante unas obras de construcción de un aparcamiento subterráneo en Treveris, ciudad conocida por sus restos arqueológicos de la época romana. Entonces, un operario de la grúa que estaba realizando las excavaciones rompió sin querer una vasija de bronce que contenía las monedas, que se esparcieron entre la arena.
Por la noche, el operario acudió al lugar con un detector de metales y rescató de entre los escombros 560 monedas primero y después un lote que tenía 1.500, que más tarde metió en una bolsa de plástico y llevó al museo de la ciudad.
«Fue como una lotería para mí», comentó el director del museo, quien explicó que era la primera vez que el tesoro al completo iba a ser expuesto después de un largo período de investigación.
Las monedas, que están acuñadas en su mayoría con caras de diferentes emperadores romanos, muestran también retratos de personalidades que eran desconocidas hasta la fecha actual. Así, existen piezas en el tesoro que cuentan con el retrato de Didius Julianus, que vivió entre los años 133 y 193 y que solo fue emperador durante tres meses, y de su hija Didia Clara.
Del estudio posterior al descubrimiento se han podido sacar «valiosas» informaciones sobre los diferentes tipos y pesos de monedas que circularon durante la época romana, según indicó Gilles. Además, el director aseguró que tiene previsto sacar un catálogo que tendrá entre 500 y 600 páginas, y en las que contará, entre otras cosas, cómo las leyes prohibieron que las monedas pudieran ser marcadas por sus propietarios.
Según Gilles, el poseedor de las monedas las escondió hacia finales del siglo II en el sótano de su casa, en medio de una lucha entre el emperador Septimius Severus contra Clodius Albinus, para evitar que le fueran robadas.