Por el momento solo se puede ver dos horas al día la musealización del yacimiento, pero el Concello espera en los próximos meses aumentar el horario y ofrecer una visita guiada
Suso Varela www.lavozdegalicia.es 07/02/2023
El yacimiento romano de Lugo ciudad denominado Sub Terra Aquae, que incluye los restos de la única cloaca romana que se conserva en Galicia, y que fueron hallados en 1994 en el barrio de O Carme, ya se pueden visitar, pero solo dos horas a la semana, de martes a domingo: de 12.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 18.00 horas.
Sin grandes anuncios, ya se permiten las visitas a esta sala, que fue inaugurada el 21 de diciembre por la entonces alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, pero que no se abrió al público hasta hace una semana ya que no se había previsto y especificado bien el sistema de acceso al nuevo yacimiento romano de la ciudad. Como sala arqueológica ya depende de la Concellería de Cultura e Turismo, del BNG.
Por el momento, para ver esta nueva infraestructura, además del horario citado, los visitantes son recibidos por el personal que gestiona la sala de Porta Miñá (la entrada al recinto es por la misma puerta), quienes de forma amable y ofreciendo todas las facilidades, se encargan del control de acceso durante las dos horas diarias.
Mejoras en el futuro
Este sistema se irá ampliando y mejorando con el paso de las semanas, y se estudian varias opciones para que cuando vengan los meses con festivos y, sobre todo el verano, se amplíen los horarios de visita, se hagan visitas guiadas al yacimiento e, incluso, tenga su propio acceso independiente de la sala de Porta Miñá. Para el efecto ya se han colocado cámaras de vigilancia tanto en la calle de acceso como en la propia entrada al subterráneo donde está la cloaca.
La musealización de este resto conservado único en Galicia, que incluye una entrada con escaleras y con ascensor, además de una pasarela con paneles explicativos que explican la función del sistema de cloacas de la ciudad, formó parte de los fondos europeos de la estrategia DUSI Muramiñae, aportado la Unión Europea el 80 % de los 398.724 euros que costó la intervención, mientras que el Concello de Lugo aportó el 20 % restante.
A diferencia de la de Astorga, que se puede ver y recorrer varios metros por su interior, la de Lugo no lo permite, ya que se trata una construcción de 1,60 metros de altura y 60 centímetros de ancho. Pero la longitud de lo que se conserva de cloaca, unos 8 metros, sí que permite verla desde una pasarela y comprobar su estructura abovedada, hecha de pizarra, e imaginarnos cómo era su funcionamiento hace 1.700 años. Además de un sistema de luces que le da realce, llama la atención el sonido de agua, que aunque pueda parece un efecto sonoro, se debe a que sigue habiendo agua de filtraciones que acaban en la cloaca del siglo IV.
Vídeos y códigos QR
Entre el material al que tiene acceso el visitante está un vídeo de algo más de cinco minutos (en gallego, castellano e inglés) donde se forma muy didáctica se explica la relación de las ciudades romanas con el agua y cómo eran las canalizaciones subterráneas en Lucus Augusti, aportando novedoso material gráfico en 3D de cómo fue la ciudad romana lucense. A la entrada del recinto existen códigos QR que dan acceso al vídeo y a informaciones y documentación histórica del yacimiento. Eso sí, la página web de Sub Terra Aquae no funciona en internet.
El contexto histórico
La cloaca de Lugo se sitúa en uno de los espacios más antiguos de la ciudad, junto a Porta Miñá, y la calzada por la que los habitantes de Lucus Augusti descendían hasta el río y los baños termales. Por aquí entraba la vía XIX del Itinerario de Antonino, que comunicaba Lucus con Bracara Augusta (Braga) y Asturica Augusta (Astorga). Al entrar en la urbe por la Porta Miñá, la Vía XIX se convertía en el Decumanus Maximus, una de las calles principales que conducía al foro, en la parte alta de la ciudad, la plaza central en la que se concentraba la vida política, social y religiosa de la urbe romana.
Además, como expuso el arqueólogo municipal Enrique González, en el barrio de O Carme se hallaron algunos de los muchos hornos alfareros que desde antes de la construcción de la Muralla había en la ciudad y cuyos productos llegaron a diversos puntos de Hispania. González explicó que las cloacas romanas de Lugo se utilizaron durante siglos, como pudieron comprobar en varias excavaciones realizadas en edificios de interior de murallas.
Una curiosidad: las enigmáticas marcas de Porta Miñá
Una curiosidad que pocos lucenses conocen, y que pone en contexto el yacimiento que ahora se puede visitar, son pequeñas hendiduras que hay en el pavimento de la plaza de Porta Miñá, desde la fuente hasta la entrada de muralla. Esas marcas definen el trazado por el que discurría la cloaca romana que salía por esta parte de la ciudad para verter sus aguas hacia el Miño. Su construcción está fechada a partir de mediados del siglo IV gracias a una moneda acuñada entre 341-346 d.C. que fue hallada en el canal de cimentación, excavado en la roca natural.
FUENTE: www.lavozdegalicia.es