Concha Alcántara www.menorca.info 18/02/2007
El catedrático de Filología Latina de la Universidad Complutense ofreció ayer una conferencia en el Ateneo enmarcada en el VI Curso de Pensamiento y Cultura Clásica.
Hace 2.000 años un poeta romano llamado Ovidio se metió en la piel de 18 mujeres de la mitología griega para escribir «Heroidas», un libro en el que hablaba de las relaciones desde el punto de vista femenino. La audacia de este escritor fue a más. Convirtió el texto en un alegato a favor del amor y en contra de la guerra, a la vez que criticaba actitudes y comportamiento de sus congéneres. Los pormenores de esta interesante obra fueron ayer protagonistas de la conferencia «Heroínas y cartas de amor contra los héroes», que ofreció Vicente Cristóbal, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, enmarcada dentro del VI Curso de Pensamiento y Cultura Clásica.
– Resulta curioso el título de su conferencia, sobre todo por ese «contra» los héroes. ¿Qué significa?
– Es una colección de cartas de amor de mujeres de la mitología dirigidas a sus amantes. Pero en ellas expresan sus quejas y sus críticas por lo que no hacen y ellas creen que deberían hacer. Por eso es «contra» los héroes, porque es la visión del mundo a través de los ojos de las mujeres.
– Eso es bastante contemporáneo.
– Es que es una obra de una actualidad tremenda. Además, el mensaje principal de las heroínas es a favor del amor y en contra de la guerra, una ocupación fundamentalmente masculina. Ellas abogan por los sentimientos, la vida familiar y la intimidad. Esa es la voz de las mujeres. En cuanto a los hombres de la mitología se ocupan de hacer la guerra, las mujeres se dedican a decirles que menos acciones arriesgadas y grandilocuentes, que su trabajo de verdad está en casa.
– Falta de atención, egoísmo, desinterés.
– Traición, infidelidad.
– Me suena bastante. Parece que 2.000 años no han supuesto un gran avance en este sentido.
– Por eso he querido traer esta obra, por su actualidad. Ya lo era en tiempos de Ovidio. Avanzamos poco en algunas cosas. Inventamos máquinas y cosas así, pero en el conocimiento de nosotros mismos y en la superación personal, creo que no hemos avanzado tanto.
– ¿Y a nivel afectivo?
– Eso es una carrera individual. Cada persona es un camino. Las cosas han cambiado y no han cambiado. En tiempos de Ovidio el amor deja de ser una cuestión trivial, como era en épocas más antiguas, donde el amor no era tan romántico ni tan idealizado. Leemos La Ilíada y La Odisea y vemos que las relaciones entre hombres y mujeres se retratan con la misma naturalidad que el comer y el beber. En Ovidio el fenómeno amoroso es algo que ya empieza a estar acompañado de «violines». Es más romántico y está más cerca de nosotros.
– ¿Y cómo responden estos héroes ante las demandas de sus amadas?
– Es que no responden normalmente. Son cartas de heroínas. Sólo hay tres cartas de héroes, pero no son de respuesta, sino que es la carta que da pie a la respuesta de ellas. Por otro lado, es la obra de una hombre que se mete en la piel de unas mujeres para hacer críticas a los hombres desde el punto de vista de las mujeres. Esto supone una labor de autocrítica y un mérito enorme por parte del escritor. Es una obra interesantísima que merece la pena conocer mejor.
– ¿Cómo son estas heroínas?
– Son mujeres que todos conocemos por la mitología. Por ejemplo Penélope, la esposa de Ulises, que espera a su marido durante 20 años después de la guerra. Pero le dice a Ulises que ella está tejiéndole una túnica y le está esperando, y que si él realmente no puede volver o es que no quiere. Le llama lento, remolón.
– ¿Por qué cree que espera tanto tiempo? 20 años son muchos años.
– Bueno, Penélope no es una mujer del todo real. Es creada para dar un ejemplo de lo que, desde el punto de vista masculino, debe ser una mujer.
– Fidelidad, paciencia.
– Estarás de acuerdo conmigo que también está bien que haya mujeres así. No sé si es inteligente pero resulta algo muy bonito mantener esa esperanza a los largo de 20 años. Al final llega.
– ¿Qué atributos tienen ellas?
– Ovidio se cuida mucho de que la personalidad de cada una sea diferente. Por ejemplo, está Helena, opuesta a Penélope, que estando casada con el rey de Troya, Menelao, se va con otro hombre, París. Un amor adúltero y un amor conyugal. También hay un amor incestuoso, de una madrastra, Cedra, que se enamora de su hijastro, Hipólito. Y le explica las razonas que tiene para quererlo y le dice que es algo irracional pero que le viene dado. También hay una hermana que se enamora de su hermano. Curiosamente es la carta más apasionada, la más verosímil y la más sentida de todas. Hay amor para todos los gustos.
– Así que Ovidio presenta un panorama muy variado.
– Sí. Está la mujer mayor, la chica joven, la reina, la esclava, etc.
– ¿Extrae algún mensaje de estas cartas?
– Darnos cuenta de que no somos tan innovadores. Los hombres del pasado ya sentían así, ya lo planteaban así, incluso tenían más generosidad para ver por los ojos del otro o de la otra. Ovidio hace eso. Un autor de época de Jesucristo se olvida de sí mismo y se pregunta, ¿cómo ven el amor las mujeres? Es realmente meritorio. Es lo que hacen los buenos escritores.
– O sea, que si Ovidio fue capaz de entender a las mujeres y sus necesidades hace 2.000 años, cualquier hombre puede hacerlo hoy día.
– Sí, lo que pasa es que las mujeres seguirían diciendo que no. Es broma.
– ¿Por qué recomienda leer este libro?
– Porque es antiguo y actual, porque nos enseña cómo las obras de Grecia y Roma no son algo de la prehistoria ni que están pasadas de moda. Es algo que aún está vigente y nos siguen diciendo cosas. Como clasicista hago una llamada para no olvidar.
– ¿Tenemos mucho que aprender?
– Exacto. Cerrar los ojos al pasado es condenarnos a tropezar de nuevo con la misma piedra. Pudiendo ver el mundo desde los hombros de un gigante, es estúpido quedarnos en enanos.