Juan Vicente Boo | Roma www.abc.es 04/01/2008
Las hazañas del mejor emperador de Roma, Trajano, el «Optimus Princeps», son todavía visibles al cabo de 1.900 años en la famosa columna que preside su Foro justo entre las dos grandes bibliotecas, la griega y la latina, de las que sólo nos quedan un nostálgico bosque de columnas. Justo frente a estas columnas levantadas por el emperador que vino de la Bética (Andalucía) se instalará la nueva sede de la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con una gran biblioteca de temas españoles y un nuevo programa que multiplicará las actividades de la única institución científica española en el extranjero.
El premio Nobel Santiago Ramón y Cajal, como presidente de la Junta para Ampliación de Estudios, creó en 1910, en consorcio con el Institut d´Estudis Catalans, la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma (EEHAR), que hoy dirige Ricardo Olmos y que, al cabo de un siglo de actividad, está a punto de instalarse en el lugar más prestigioso de la antigua capital del Imperio.
Cualquier operación inmobiliaria en Roma está plagada de dificultades, pero el presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Carlos Martínez Alonso, logró firmar el pasado mes de julio la compra de buena parte de un edificio que se asoma justo sobre las ruinas de las antiguas bibliotecas y del Foro de Trajano. La culminación legal de la compra, a finales de diciembre, ha permitido incluir casi todo el resto de un inmueble que, según Ricardo Olmos, «es el mejor edificio de Europa, en el corazón de Roma, ante el Foro de Trajano y la Basílica Ulpia (de Marcus Ulpius Traianus), con vista sobre todos los Foros Imperiales y la colina del Palatino… Una verdadera joya».
Acento español en los sótanos
Los amplios sótanos del edificio, en una calle inclinada en la ladera de la colina del Quirinal, permitirán instalar una gran biblioteca especializada en temas españoles, que en Italia interesan cada vez más, junto con salas de conferencias y exposiciones. El resto del edificio será ocupado por los profesores, becarios, investigadores…, hasta la magnífica terraza, en la que se pueden celebrar recepciones con vistas a la altura de un emperador. Este año la Escuela ha acogido a tres investigadores, cuatro doctores, cinco becarios del CSIC y cuarenta becarios visitantes. Con la nueva sede, los números podrán duplicarse.
Ricardo Olmos recuerda que «la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma es la única institución científica de España en el extranjero. Hay muchas otras culturales como los Institutos Cervantes, pero sólo nosotros hacemos investigación, y precisamente aquí en Roma, donde hay más de veinte escuelas similares de otros países, como el Instituto Arqueológico Alemán, la British School, etcétera».
El mayor yacimiento arqueológico del mundo, extendido sobre las famosas siete colinas, acoge, según Olmos, «una red de entidades investigadoras europeas y americanas que emprenden cada vez más proyectos conjuntos entre ellas y con sus homólogos italianos». Como ejemplo reciente figura «el trabajo que hemos hecho con la Ècole Française en Roma sobre la historia de la Plaza Navona, que se alza justo sobre las ruinas del antiguo estadio de Domiciano y mantiene perfectamente su forma. A lo largo de los siglos ese lugar ha sido un espacio deportivo, cultural y político de gran envergadura, y los es hasta nuestros días».
La Plaza Navona, con la Iglesia de Santiago de los Españoles, era uno de los puntos neurálgicos durante los dos siglos de predominio político de nuestro país, junto con la Plaza de España, donde reside la Embajada más antigua del mundo, creada en el año 1480 por el rey Fernando de Aragón para coordinar su política mediterránea con los Estados Pontificios. Ricardo Olmos anuncia que, con el nuevo proyecto científico, «la Escuela de Historia y Arqueología se va a abrir a todo el ámbito de las humanidades, de modo que si un filólogo quiere venir a estudiar los manuscritos árabes o hebreos en la Biblioteca Vaticana, podrá hacerlo desde aquí. Y nos abrimos también a las ciencias sociales».
La falta de espacio en la actual sede de Largo Torre Argentina (de «argentum», plata; un lugar de antiguos templos y acontecimientos decisivos, como el asesinato de Julio César) era uno de los mayores problemas de Manuel Espadas -director de la Escuela durante casi una década hasta julio de 2006-, quien dedicó parte de su actividad a buscar una solución que haga justicia al interés por España en un país que ha compartido con el nuestro siglos de historia política común en el Milanesado, o en los Reinos de Nápoles y Sicilia.
Avalancha hispana en Roma
En la actualidad, docenas de universidades españolas excavan en un total de quince yacimientos arqueologicos italianos. Las universidades de Alicante, Murcia, Rioja y el País Vasco lo hacen en Tusculum, mientras la Universidad Complutense, la de Valencia y otra vez la de Alicante lo hace en Pompeya. La universidad sevillana Pablo de Olavide trabaja en Villa Adriana, cerca de Roma, mientras que la de Barcelona investiga en Cosa (Toscana) y en la colina de las ánforas de Roma, el «Testaccio», en el fascinante proyecto dirigido por José María Blázquez desde el año 1989.