Madrid | EUROPA PRESS 12/07/2011
Olimpia, el santuario del famoso templo de Zeus y origen de los Juegos Olímpicos en la antigua Grecia, fue destruido probablemente por repetidos tsunamis que se adentraron en el interior del territorio, y no por inundaciones provocadas por una ríada tras un terremoto, como se ha supuesto hasta la fecha.
Pruebas en apoyo de esta nueva teoría sobre la desaparición del antiguo sitio de culto de la península del Peloponeso han sido obtenidas por el profesor Andreas Vött, del Instituto de Geografía de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, Alemania.
Vött investigó el lugar como parte de un proyecto en el que él y su equipo están estudiando los paleotsunamis que se produjeron a lo largo de las costas del Mediterráneo oriental durante los últimos 11.000 años.
Según su relato, los resultados geomorfológicos y sedimentológicos muestran que Olimpia y sus alrededores fueron destruidos por el impacto de un tsunami. El sitio de Olimpia, redescubierto hace unos 250 años, quedó enterrado bajo una capa de sedimentos y arena de hasta 8 metros de profundidad.
«Tanto la composición y el espesor de los sedimentos que se encuentran en Olimpia no concuerdan con el potencial hidráulico del río Kladeos y el inventario geomorfológico del valle. Es muy poco probable que esto pudiera haber sido la obra de este arroyo», afirma Vött.
Hasta la fecha, se ha supuesto que el lugar de culto fue finalmente destruido por un terremoto en el año 551 dC y posteriormente cubierto por depósitos de inundación del río Kladeos. En este escenario, sin embargo, sigue siendo un misterio cómo el pequeño río Kladeos podría haber enterrado a Olimpia bajo varios metros de sedimentos, para posteriormente obtener una incisión de 10 a 12 metros hasta el nivel de cauce de la antigüedad.
Trabajando en colaboración con investigadores griegos y de otras instituciones europeas, Vött y su equipo examinaron la localización mediante métodos geomorfológicos y geoarqueológicas.
Los resultados indican que Olimpia fue golpeada repetidamente por inundaciones catastróficas en su historia en lugar de quedar sepultados bajo enormes masas de sedimentos. La presencia de conchas de moluscos y gasterópodos y los restos de abundantes microorganismos, tales como los foraminíferos son una clara evidencia de un origen marino de los sedimentos. Los sedimentos fueron transportados hacia el interior, obviamente, a alta velocidad y alta energía, llegando a Olimpia, aunque el sitio se encuentra a unos 33 metros sobre el nivel del mar.
La explicación más probable es que las aguas del tsunami desbordaron el estrecho valle entre colinas entre Olimpia y el mar. «En épocas anteriores, Olympia no estaba a 22 kilómetros del mar, como hoy. En aquel entonces, la costa se encontraba a ocho o tal vez incluso más kilómetros más lejos», explica Vött. En su caso, los tsunamis llegaron desde el mar y se precipitaron en el estrecho valle del río Alfeo, en el que desemboca el Kladeos, abriéndose paso hasta el lugar en que se encuentra Olimpia. El lugar de culto se inundó por lo tanto.
Vött supone que la inundación disminuyó muy lentamente debido a que la salida del Kladeos por el valle del Alfeo fue bloqueado por las aguas de entrada del tsunami y los depósitos sedimentarios. El análisis de las distintas capas de sedimentos en el área de Olympia sugiere que este escenario se hizo realidad en varias ocasiones durante los últimos 7.000 años. Fue durante una de los acontecimientos más recientes de este tipo en el siglo VI cuando Olimpia fue finalmente destruida y enterrada.
Los tsunamis son bien conocidos desde el Mediterráneo oriental y son principalmente el resultado de intensas actividades sísmicas a lo largo del arco helénico. El más reciente mega-tsunami en el Mediterráneo se produjo en 1908 en relación con un terremoto en el Estrecho de Messina, en el sur de Italia, devastando la región de la costa vecina, con más de 100.000 muertos.