Antonio Cantudo 09/09/2020

Resumir la duodécima edición del Festival de teatro grecolatino de Almuñécar podría ser muy sencillo puesto que ha reducido su tamaño de cinco espectáculos a dos pero, si miramos un poco más allá, veremos que se han producido hechos que merecen la pena ser contados.

Como saben, el festival sexitano tenía desde su origen allá por el año 2000 dos vertientes: la profesional y la amateur. De hecho surgió como apoyo a los grupos escolares que dedican su tiempo y su ilusión a representar a los autores grecolatinos con todo el cariño y el esfuerzo posible.

Luego llegó la parte compuesta por grupos profesionales que presentan montajes de la temática en la que el certamen está especializado. Y entonces se produce la simbiosis. De repente un grupo de chavales de instituto se encuentra en el mismo cartel que actores consagrados de nuestro país y la ilusión y las ganas se multiplican por mil.

Este año, marcado por la pandemia del SARS-Cov 2, no hemos podido contar con grupos no profesionales. La explicación es bien sencilla. Todos los festivales a los que estos grupos acuden han suspendido la edición de 2020 con lo cual su trabajo ha quedado interrumpido y, si además le añadimos el confinamiento y la imposibilidad de reunirse y de ensayar, el resultado es evidente.

Algunos habrán pensado que habría que haber cancelado nuestro festival este verano al igual que han hecho infinidad de organizaciones, ayuntamientos, insituciones y demás entes organizativos por los motivos de salud y de seguridad que todos conocemos. Eso habría sido sensato pero no podemos olvidar que el mundo de la cultura ha sido uno de los colectivos más castigado por la pandemia. Por eso nos parecía más que necesario que nunca intentar mantener la llama y, aunque fuera en un formato más pequeño, traer a las tablas del El Majuelo a quienes tienen el teatro como su medio de vida.

El mérito es de ellos y de la Concejalía de Cultura de Almuñécar que ha tenido a bien mantener, con las debidas cautelas, el Sexi Firmum Iulium un año más. La respuesta ejemplar del público llenando las sillas del parque El Majuelo demuestran que no nos equivocábamos cuando dedicimos poner en pie esta nueva edición.

Ahora solo queda analizar lo que hemos visto, corregir los posible errores que hayamos cometido y preparar desde este momento la décimotercera edición que esperemos que retorne a su lugar natural, el Acueducto romano, y con su estructura habitual.

No sabemos si la pandemia continuará en septiembre de 2021 pero sí sabemos que queremos que nuestro certamen continue creciendo de la forma más brillante posible y los aplausos y felicitaciones del público nos empujan a hacerlo.

Gracias a todos los espectadores que ocuparon sus asientos. Gracias a Alberto García, el concejal de Cultura, y a todos sus colaboradores por su apoyo. Gracias, una vez más, a Roberto Joyas y a su equipo, sin el cual es festival no existiría. Gracias, en suma, a todos los que han trabajado para que el Sexi Firmum Iulium siga siendo una referencia en el panorama dramático nacional.