Juan Soriano | Mérida www.hoy.es 21/12/09
El trabajo incluirá las investigaciones que se han llevado a cabo en el Templo de Diana durante la obra de adecuación. La nueva publicación incorpora los recientes hallazgos en calles como Viñeros y Baños.
Uno de los monumentos más expuestos del centro de la ciudad esconde aún muchos secretos. El Templo de Diana será el protagonista de una nueva publicación que recogerá las últimas excavaciones que se han llevado a cabo sobre el Foro de la Colonia, la principal plaza pública de la antigua Emerita Augusta, que en los últimos años se ha revelado como uno de los enclaves más sorprendentes del yacimiento emeritense.
El libro, que será editado dentro de la colección Anejos de Arqueología Española del Instituto de Arqueología de Mérida, recopilará las actuaciones que los arqueólogos del Consorcio de la Ciudad Monumental han efectuado en los últimos años en calles como Viñeros, Baños y Sagasta, lo que ha permitido ampliar el conocimiento sobre el también llamado foro municipal. La obra, titulada ‘Urbanismo y evolución del Foro de la Colonia Augusta Emerita y su entorno’, ha sido coordinada por Rocío Ayerbe, Teresa Barrientos y Félix Palma.
Entre las excavaciones más recientes se encuentra la que se ha realizado en el Templo de Diana con motivo del proyecto de adecuación de una plaza pública en el entorno del monumento. Estos trabajos han sido objeto de una conferencia que impartió el pasado miércoles el arqueólogo Félix Palma dentro de las Jornadas de Difusión del Consorcio.
Estos trabajos se han centrado en la calle Santa Catalina; en el perímetro del monumento, donde se asienta la cimentación del nuevo edificio; y en dos espacios que aún estaban pendientes de excavación: una pequeña área junto a la antigua iglesia de Santa Catalina y un solar que formaba parte de una vivienda de la calle Alonso Zamora Vicente, que se ha incorporado al recinto del Templo de Diana.
Según apuntó Félix Palma en la conferencia, las actuaciones no han dado resultado positivo, sino más bien negativo, ya que los restos se han hallado en un deficiente estado de conservación.
De todas las épocas
Los vestigios analizados forman parte de distintas épocas, lo que demuestra la tesis de que el monumento ha contado con un uso continuado a lo largo de la historia. De la primera ocupación en época romana se han recuperado los restos del criptopórtico, como se esperaba, en la zona más cercana a la calle Alonso Zamora Vicente. También se han documentado muros de cierre ya conocidos.
De la etapa visigoda se ha corroborado la existencia de un edificio de uso público, posiblemente relacionado con la reutilización del monumento romano. Ya había referencia de dos de sus muros y ahora han aparecido los otros dos, lo que confirma su planta. En cuanto a la época de dominación islámica, se ha estudiado un edificio del siglo IX, que se cree vinculado a la recuperación del templo como casa palaciega, uno uso que se mantendrá hasta la época contemporánea.
La excavación del solar de la antigua iglesia de Santa Catalina tampoco ha aportado nuevos datos sobre la sinagoga que, según las fuentes documentales, existió en este lugar. Como recordó Félix Palma, unos textos relacionados con la visita de responsables de la Orden de Santiago a la ciudad en 1498 señalan que en este emplazamiento existió una sinagoga hasta 1492, año en que los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos. Sin embargo, ya no existen evidencias arqueológicas.
Desde 1972
En su conferencia, Palma repasó la historia de las intervenciones en el monumento. Como expuso, las primeras investigaciones científicas se remontan a 1972, cuando el Estado adquirió el edificio y procedió a su restauración. Los trabajos empezaron en octubre de ese año de la mano de un equipo liderado por José Álvarez Sáenz de Buruaga, que después sería continuado hasta 1986 por su hijo, José María Álvarez Martínez, actual director del Museo Nacional de Arte Romano.
En estas campañas aparecieron piezas destacadas, como el Genio de la Colonia. Los resultados de esta investigación y de otras actuaciones posteriores fueron recogidos en el año 2003 en la monografía ‘Forum Coloniae Augusta Emeritae. El Templo de Diana’, obra editada por José María Alvarez y Trinidad Nogales, conservadora del Museo de Arte Romano.