Juan Soriano | Mérida www.hoy.es 02/05/2009
Un grupo de investigadores emeritenses dirigirá una investigación sobre el Arco de Jano durante dos campañas en 2009 y 2010.
La Boca de la Verdad es uno de los puntos más fotografiados de Roma. Raro es el momento en el que no se ve a una cola de turistas, cámara en ristre, a la espera para inmortalizar el momento en el que meten su mano en la fría piedra, quizá con el temor de ser mordidos y castigados por sus mentiras. Muy cerca de este punto, situado en el atrio de la iglesia de Santa Maria in Cosmedin, trabajará dentro de unos meses un grupo de arqueólogos de Mérida en el que hoy por hoy es el único permiso concedido a un equipo extranjero para excavar en el corazón de la capital italiana.
El Instituto de Arqueología de Mérida iniciará después del verano la investigación del Arco de Jano, un monumento enigmático que se encontraba dentro del llamado Foro Boario, a orillas del río Tíber. Este espacio no ha sido excavado desde el siglo XIX, por lo que aún hay muchas incógnitas, algunas de las cuales esperan desvelar los especialistas emeritenses.
Pedro Mateos, director del Instituto de Arqueología, señala que este proyecto obedece a la apertura de miras de una institución que tiene sede en Mérida pero que espera convertirse en un referente de la investigación española y, con esta nueva actuación, también europea.
Como indica, el Instituto de Arqueología nació gracias a la colaboración entre la Junta de Extremadura y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, organismo del que depende. Aprovechando la experiencia del Consorcio de la Ciudad Monumental, se acordó poner en marcha en Mérida un centro de referencia para llevar a cabo proyectos locales, regionales, nacionales e internacionales.
Tras su puesta en funcionamiento a comienzos de la presente década, nacieron las primeras líneas de investigación, que ahora están dando sus frutos en forma de actuaciones concretas. Una de las áreas en las que se han centrado más esfuerzos es en el llamado arte provincial, lo que ha abierto nuevas vertientes: la relación de las capitales de las tres provincias hispanas con las localidades de su entorno, los puntos en común de las tres ciudades y, por último, la vinculación de estas urbes de referencia con la metrópoli del Imperio: Roma. En este apartado encaja la excavación del Arco de Jano.
Dos campañas
La actuación se llevará a cabo a lo largo de dos campañas, de un mes de duración cada una, que tendrán lugar este año y el próximo. Los trabajos comenzarán en septiembre, para lo que ya se cuenta con el permiso de la Soprintendenza per i Beni Archeologici de Roma. El equipo que partirá de Mérida estará formado por cuatro o cinco arqueólogos, a los que se unirán en terreno italiano profesionales de la zona.
El Arco de Jano es una construcción de cuatro lados que se atribuye a la época de Constantino (siglo IV). No se trataba de un arco triunfal, sino que se alzaba en un cruce de caminos, por lo que es similar al Arco de Cáparra. Marcaba uno de los extremos del Foro Boario y era lugar habitual de reunión de mercaderes.
El edificio tiene varias esculturas en sus cuatro lados, así como hornacinas que decoraban sus paredes exteriores. Su interior era un espacio útil, y a sus pies fluía la Cloaca Máxima de Roma. Una fortaleza ocupaba su parte superior.
Como indica Pedro Mateos, quien además es el investigador principal del proyecto, el objetivo de la excavación que va a llevar a cabo el equipo emeritense es conocer el edificio, su decoración y epigrafía. Asimismo, se elaborará un levantamiento planimétrico y se hará un estudio urbanístico para conocer con más precisión su función dentro del entorno.
También se realizará una reconstrucción ideal del monumento mediante scan-láser, para lo que se contará con la colaboración de la Universidad de La Sapienza de Roma, que ha participado en un proyecto similar en el Teatro Romano de Mérida.
El responsable del Instituto de Arqueología señala que con esta investigación se pretende conocer los métodos constructivos que se emplearon en el Arco de Jano y compararlos con los que se empleaban en otras ciudades del Imperio Romano, en este caso Mérida. La hipótesis es que, al igual que se copiaban los modelos de la capital, también se seguían las mismas técnicas.
En el punto de mira
Pedro Mateos destaca el valor que tiene llevar a cabo este tipo de investigaciones, y más aún en la principal referencia arqueológica de Europa.
Como indica, «es importante excavar en Roma», en especial para una entidad como el Instituto de Arqueología, que aspira a convertirse en un centro líder en esta rama de la ciencia, y por extensión para toda la capital autonómica extremeña. «Mérida va a estar representada en el yacimiento más importante del mundo».