Pieza de la exposición F.J.I. López de Silanes / Soria www.larioja.com 29/11/2005

Piezas de yacimientos riojanos nutren la exposición ‘Celtíberos’, que se puede contemplar en Soria.

Cuando los romanos llegaron a España conocieron a los íberos en un estado de mestizaje étnico y cultural, ya que los invasores celtas, procedentes del centro de Europa, se habían mezclado con la población aborigen ibérica, por eso los llamaron celtíberos. Durante la conquista, los romanos se las vieron con unos pobladores antiguos, que no primitivos, que disponían de una organización social jerarquizada y compleja. A pesar de todo, los romanos encontraron una débil resistencia en la península, ya que los celtíberos estaban muy atomizados y divididos, incluso rivalizaban entre ellos, aliándose con el invasor para oponerse a etnias vecinas.

Ahora, el Museo Numantino de Soria acoge la exposición Celtíberos, como muestra y homenaje a las poblaciones prerromanas de la Península Ibérica. De una manera didáctica y sintética, la muestra pretende recorrer los aspectos más significativos de los pueblos ibéricos de los siete siglos anteriores a nuestra era, como son: la implantación territorial; la organización política y social; la vida doméstica y económica; y la cultura, escritura y deidades. La exposición ocupa una superficie de 900 metros cuadrados y muestra algo más de cuatrocientas piezas, entre ellas varias de origen riojano.

Celtiberia Citerior

Tito Livio llamó al valle del Ebro la Celtiberia Citerior, que estuvo poblada por los berones (iberones), lusones, pelendones, arévacos… Según comentan los cronistas romanos, los celtíberos tenían una organización fuertemente estratificada alrededor de la ciudad, como vínculo político aglutinante de todas sus actividades, mostrando un escenario político similar a un mosaico formado por ciudades estado. Disponían de escritura, a través de la cual, se conoce la existencia de instituciones como el Senado, el Magistrado y el Prefecto, que ocupaban la cúspide de su organización social.

El actual territorio de La Rioja estaba enclavado en el corazón de La Celtiberia Histórica. Baste para ello recordar que esta tierra está comprendida entre el Río Ibero o Ebro, y el Sistema Ibérico, amén de la toponimia ibérica que ha sobrevivido.

Alfredo Gil del Río estudió a los berones, quienes según Ptolomeo, ocupaban Livia (Leiva), Varea y Tritium (Tricio), es decir, gran parte del territorio riojano. Sin embargo, La Rioja Baja se organizaba alrededor de Contrebia Leukade y Calahorra; no estando claro los grupos étnicos que se asentaban en ellas, o bien, que cambiaron de manos por los avatares históricos. Así a Contrebia Leukade le asignan a los arevacos o los pelendones, mientras que Calahorra estuvo poblada por celtíberos según Tito Livio, o por vascones según Ptolomeo. Sea como fuere, vemos que un amplio abanico de etnias celtibéricas poblaron el corazón de la tierra de los íberos, que hoy es la Rioja.

El estudio de las necrópolis es importante para el conocimiento de la realidad cultural de los celtíberos, ya que proporciona informaciones tan básicas como su implantación territorial, su concepción de la trascendencia humana y sus dioses, que en definitiva fueron los aspectos fundamentales de su vida, amén de aportar también material relacionado con su vida cotidiana y la muerte.

Como las ciudades celtibéricas desaparecieron pero no las necrópolis, no ha de extrañar al visitante de la exposición que una parte muy importante del material proceda de las necrópolis. Otras vitrinas exhiben las cerámicas y útiles hallados en otros yacimientos, es decir, sus ciudades y castros.

La escritura

La escritura celtibérica es un componente fundamental de la exposición, exhibiéndose el alfabeto y la fonética de la lengua ibérica en un teclado, para que el visitante pueda conocer sus palabras preferidas en esta lengua extinta. Además puede verse la escritura ibérica sobre soportes permanentes como joyas, tablillas de bronce, chapas, etc, pues los celtíberos no fueron un pueblo prehistórico, ya que conocieron la escritura, con la que han trasmitido algo de sus creencias, organización social, economía y cultura.

Pero quizás la fuente de información que más nos ha guiado ha sido la de los cronistas romanos, quienes describieron a los celtíberos durante la conquista y como pueblos sometidos. Para los romanos fue una tarea fácil el sometimiento de las débiles polis celtibéricas, tan atomizadas y divididas, frente al rodillo romano, al que no pudieron oponer una resistencia seria, salvo algún episodio aislado, como la heroica defensa numantina, protagonizada por Viriato y sus conciudadanos en el 134 a.C.

En ese contexto se produjo el episodio conocido como ‘las cuatrocientas manos cortadas’. Resulta que, cuando el general romano Escipión puso cerco a la ciudad de Numancia, un joven numantino llamado Retógenes, consiguió traspasar las líneas romanas para pedir ayuda. Acudió Retógenes a la ciudad de Lutia, situada entre Lumbreras y Viniegra de Abajo, pero sus súplicas chocaron con la negativa del Senado, que rechazó enfrentarse a los romanos. No obstante, 400 jóvenes de Lutia, desoyendo las órdenes del Senado, siguieron a Retógenes para luchar por la liberación de Numancia. Pero esta expedición de Lutia, fue interceptada en Piqueras por los romanos, quienes les cortaron la mano derecha, para evitar que pudieran auxiliar a los numantinos.

Una de las singularidades de la cultura celtibérica está en sus dioses, quienes generalmente carecían de nombre y estaban representados mediante símbolos, (aunque exista alguna representación déica antropomorfa o animal). Estos símbolos sagrados decoran muchas de las cerámicas expuestas, mostrando sobre franjas tanto horizontales como verticales, secuencias de símbolos divinos, como esvásticas, cuadrados, espirales y otras figuras geométricas.

Los celtíberos adoraban a sus dioses en sus hogares, en los templos sitos en las ciudades, y en los santuarios que construyeron junto a los manantiales y a lo largo de las vías de comunicación. Quizás pueda dar una idea de la dureza de la sociedad y de la religión celtibérica, el hecho de que dejaban a los enfermos en los caminos, al cuidado de los dioses, pero abandonados de la mano de los hombres.

La religiosidad celtibérica era práctica y de utilidad inmediata más que mística. No todos los dioses eran anónimos, así Lug, el Dios Sol, dejó su nombre en algunos lugares como Lugo y Logroño según J. Charpentier.

Las numerosas esvásticas que el visitante descubrirá en la exposición son símbolos solares; otros, como la serpiente con dos cuernos, son objetos de culto relacionados con el Dios Cermunnos, divinidad relacionada con la fecundidad.

EXPOSICIÓN:

Título: ‘Celtíberos. Tras la estela de Numancia’.

Lugar: Museo Numantino (Paseo del Espolón, 8, Soria).
Fechas: Hasta el 31 de diciembre.

Restos riojanos

Para hacernos una idea del nivel social, económico y militar alcanzado por los celtíberos, podemos referirnos, por ejemplo, a Contrebia Leukade, citada por Tito Livio ya en el año 180 a.C. con motivo de la campaña de Graco contra los celtíberos. Fue tomada definitivamente por los romanos en el año 77 a.C. y unos años después destruida a raíz de la derrota de los pompeyanos. Los romanos fundaron Gracurris en el cauce del Alhama para asentarse en la zona y ejercer un control sobre Contrebia Leukade y Calahorra.

Las ruinas de Contrebia Leukade, ubicadas en Inestrillas junto a Aguilar de Río Alhama, exhiben un poderoso sistema defensivo formado por una muralla y un foso, en su mayor parte natural, que encerraban una ciudad de unos 5.000 habitantes, con un urbanismo en bastida a lo largo de las curvas de nivel de la ladera.

El foso es de setecientos metros de longitud y siete de profundidad, estando ubicado delante de la muralla que encierra la ciudad. Contaba también con infraestructuras subterráneas para la conducción del agua hasta el río Alhama. Las casas eran de tres alturas, con varias habitaciones, al menos en la planta baja.

Como vemos, la estructura de Contrebia Leukade está en consonancia con la sociedad jerarquizada y compleja celtibérica.

La exposición Celtíberos en Soria, encierra así, las raíces ancestrales riojanas, que podremos conocer a través de los berones, Contrebia Leukade, Calahorra y de sus pueblos ibéricos hermanos.