Alicia Rivera | Madrid www.elpais.com 08/07/2013

El arqueólogo Juan Pedro Bellón destaca cómo la ciencia revierte en la sociedad.

“Dije a mi padre que si estudiaba Derecho me gastaría las 600.000 pesetas de la beca en cerveza, pero que si estudiaba Arqueología, aunque fueran 600 pesetas, me las gastaría en libros”, recuerda Juan Pedro Bellón. Está claro que lo suyo con la arqueología es de vocación temprana. Y lo ha logrado, por incierto que sea ganarse la vida en España investigando el pasado y en estos tiempos. Habla con pasión, y criterio científico a la vez, de buscar el rastro de la protohistoria, en general, pero vuelve una y otra vez en la conversación a los íberos, aquellas poblaciones indígenas que habitaban en la Península Ibérica cuando llegaron cartagineses y romanos.

Bellón empieza con un café que parece de puro trámite y entra enseguida a charlar de cultura, ciencia y arqueología. Su gran éxito hasta ahora, el más vistoso al menos —y no solo es suyo, sino del equipo del Instituto de Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén— es la localización y análisis de la batalla de Baécula, hace 22 siglos, entre cartagineses y romanos. Ganaron los romanos, pero con matices, cuenta Bellón, porque Asdrúbal, el general cartaginés, tras la batalla optó sacar de allí a su ejército y llevarlo a Italia para reunirse con su hermano Aníbal. “Con el estudio de Baécula tenemos una oportunidad de análisis de un acontecimiento histórico y un territorio en el que somos espectadores de primera fila y, a partir de ahí, podemos abordar qué tipo de estructura socio-política y económica se implanta en la región, qué procesos de romanización, las formas de resistencia o permeabilidad indígena…”.

A Bellón le interesa la historia de la cultura y de la ciencia y apunta reflexiones sobre el contexto social y político que darían para muchas horas de charla, como la utilización recurrente que se ha hecho de la arqueología en el pasado poniéndola al servicio de nacionalismos o de resurgimientos.

El éxito del equipo de Jaén en la investigación de Baécula ha llegado de la mano de una auténtica transgresión en metodología arqueología: el uso intensivo de detectores de metales, algo que se consideraba herramienta del expoliador clandestino. “Es igual que un bisturí, que en malas manos es un peligro y en manos del cirujano es estupendo”, argumenta. Lo que ellos han hecho es barrer la zona del Cerro de las Albahacas, donde localizaron la batalla, buscando las tachuelas metálicas de las sandalias de los romanos, que se desprendían con el uso. “Es como seguir el rastro de miguitas de pan que dejaran por donde pasaban y así hemos podido desvelar sus movimientos por el campo de batalla, lo que hicieron, como se desplegaron…”. Y han exportado su estrategia arqueológica a un proyecto de colaboración con especialistas italianos para investigar otra batalla de la segunda guerra púnica, esta vez de los romanos contra Aníbal. “Pero todo está en el aire por falta de fondos de investigación”, se lamenta.

Bellón, con 42 años, tiene ahora un contrato científico Ramón y Cajal que logró tras años de precariedad laboral, de formarse en Italia varios años y en Argentina, de colaboraciones en proyectos europeos… “No es fácil vivir de la investigación en arqueología, pero puede mucho la vocación”, comenta. “Recibimos dinero público para investigar, pero no es para nosotros, se reinvierte en la sociedad con los gastos del proyecto, y generamos conocimiento. Además, creamos riqueza al favorecer la explotación del patrimonio, a través del turismo, por ejemplo”.

FUENTE: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/07/07/actualidad/1373215208_599376.html