Juan José Tejero romiosyne.blogspot.com.es 07/11/2012
Acostumbrados a oír hablar a nuestro alrededor de la defunción de las lenguas clásicas, ya sea en tono de broma o de desprecio, los estudiantes y profesores de griego y de latín optamos muchas veces por aceptar ese discurso tétrico y simplón, seguramente por comodidad, en lugar de enfrentarnos a él con argumentos más o menos airados, menos o más convincentes. Total, uno se adapta a todo y al final, un poco cansado de luchar contra los elementos, acaba aceptando la posición casi invisible a la que la sociedad, los medios de comunicación y las intermitentes leyes educativas nos han ido relegando. Ante la irritante pregunta con la que se nos asalta de vez en cuando, «¿para qué sirve el griego y el latín?», hay ocasiones en que más vale colocarse en el extremo menos esperado y decir, otorgándole un sentido nuevo y oculto a la frase, que efectivamente las lenguas clásicas no sirven para nada.
Juan José Tejero romiosyne.blogspot.com.es 07/11/2012
Acostumbrados a oír hablar a nuestro alrededor de la defunción de las lenguas clásicas, ya sea en tono de broma o de desprecio, los estudiantes y profesores de griego y de latín optamos muchas veces por aceptar ese discurso tétrico y simplón, seguramente por comodidad, en lugar de enfrentarnos a él con argumentos más o menos airados, menos o más convincentes. Total, uno se adapta a todo y al final, un poco cansado de luchar contra los elementos, acaba aceptando la posición casi invisible a la que la sociedad, los medios de comunicación y las intermitentes leyes educativas nos han ido relegando. Ante la irritante pregunta con la que se nos asalta de vez en cuando, «¿para qué sirve el griego y el latín?», hay ocasiones en que más vale colocarse en el extremo menos esperado y decir, otorgándole un sentido nuevo y oculto a la frase, que efectivamente las lenguas clásicas no sirven para nada.
¿Cómo es eso?, se preguntarán. ¿Un profesor de griego derrotado? No, en absoluto, pero sí harto de tener que justificar la enseñanza de aquello que ama y lo único para lo que se siente preparado. Tomando la palabra de mi profesora de griego del instituto, mi amiga María José García, quisiera añadir que en general «cualquier argumento que cuestione la utilidad de las disciplinas artísticas no hace sino reforzar su esencia: todo argumento que intente ennoblecer el estudio de la Literatura, el Latín o el Griego acudiendo a criterios de utilidad tan manidos como el enriquecimiento del vocabulario, la gimnasia intelectual de las lenguas clásicas y otros igualmente peregrinos que se han esgrimido a lo largo de los siglos no hace sino empobrecer unas materias cuya finalidad última es no tenerla. Todo alumno (o profesor, o tertuliano, o Ministro) que busca una utilidad práctica en una disciplina académica la degrada en última instancia y traiciona el principio de placer que se deriva del saber por el saber».
La amenaza de la desaparición inminente y definitiva del griego de nuestros centros educativos nos está haciendo visibles en algunos medios de comunicación estos días. Habrá quien se entere ahora de que todavía seguíamos algunos transmitiendo las virtudes de las lenguas clásicas en los institutos y universidades. ¿No estaban muertas?, dirán. Ya casi todos, incluídos nosotros, habíamos asumido que sí. Y si lo estaban, ¿cómo se pueden matar de nuevo? ¿Son como los vampiros, que viven en la muerte resguardándose del sol, agazapados hasta que llega la noche para sembrar el pánico por donde van?
Un grupo de compañeros de Murcia está moviéndose para que se reúnan las hordas de «profesores vampiros» de griego y de latín de nuestro país. A la voz de «Yo conozco mi herencia, ¿y tú?» ha programado un asalto final el día 12 del 12 del 2012 a las 12 en todos los tenebrosos institutos en los que todavía se enseñan estas peligrosas lenguas del demonio. Si creían que habían muerto, entren AQUÍ y verán. El fin del mundo se acerca.
FUENTE: http://romiosyne.blogspot.com.es/2012/11/se-pueden-matar-las-lenguas-muertas.html