Un nuevo museo devuelve al público los suntuosos jardines amados por el tirano emperador
Anna Buj www.lavanguardia.com 13/11/2021
En los jardines deambulaban leones, osos, avestruces y pavos reales. Los comensales degustaban ostras y jabalíes. Había plantas exóticas. Las enormes terrazas se comunicaban con escaleras y las salas estaban decoradas con los más lujosos mármoles de la época. Ahora todo está escondido bajo de la transitada plaza Vittorio Emanuele, en el centro de Roma.
Hablamos de los antiguos Horti Lamiani,los jardines comisionados por el senador Lucio Elio Lamia, uno de los nuevos aristócratas de la edad augusta. Lamia levantó en el Esquilino, una de las siete colinas de Roma, esta suntuosa residencia, que tras su muerte en el 33 d.C. cedió a los emperadores.
Pero los arqueólogos la conocen más bien como la Domus Aurea de Calígula. El tercer emperador de Roma la convirtió en su amado refugio y renovó completamente su decoración. Ahora el espacio ha sido restaurado y ha vuelve a ser accesible para el público como el nuevo Museo Ninfeo, presentado por la Superintendencia Especial de Roma.
“Es maravilloso porque hemos encontrado el espacio con restos tal y como eran descritos por las fuentes”, cuenta Mirella Serlorenzi, directora científica del proyecto, mientras abre los cajones que contienen semillas de la época de los emperadores.
Según escribió Filón de Alejandría, Calígula ordenó que el lugar se llenara de ventanas “con piedras transparentes parecidas al cristal blanco que no obstaculizan la luz, pero impiden el paso del viento y el calor del sol”. La gran cantidad de cristal –algo muy extraordinario para la época– hallada casi 2.000 años después corresponde exactamente con la voluntad de uno de los tiranos más famosos de la Antigua Roma.
Los cristales son solo una pequeña parte del millón de piezas de restos hallados, entre conchas decorativas, máscaras, ánforas o menaje para uso cotidiano. Todos los elementos necesarios para que el emperador usara los jardines como lugar de meditación o de disfrute, pero también recibiera huéspedes como delegaciones de provincias del imperio.
Son tantos los restos que sólo han podido exponer 3.000 de ellos. “El museo nos cuenta cómo eran los retiros privilegiados del mundo antiguo”, destaca la arqueóloga Serlorenzi. También han encontrado un sistema de tuberías con el nombre impreso del emperador Claudio, que certifica la época de construcción.
Algunos animales corrían libres, pero otros, como los leones, eran usados para juegos circenses privados. Un lujo despampanante, digno de un emperador excesivo como Calígula, que, según relata Indro Montanelli en su Historia de Roma , pretendía que los senadores le besasen los pies, peleasen en el Circo como los gladiadores y nombrasen cónsul a su caballo Incitato. El famoso periodista cuenta cómo una mañana decidió que era alérgico a los calvos y a todos los que encontró los condenó a la muerte. Una fama de loco y malvado que es objeto de debate para algunos arqueólogos, que advierten que está sesgada por las fuentes clásicas.
Calígula amaba tanto este lugar que cuando fue asesinado en el monte Palatino su cuerpo fue trasladado a los Horti Lamiani antes de que fuera llevado al Mausoleo de Augusto en el Campo de Marte. Según escribió Suetonio, se creía que su fantasma deambulaba por los jardines.
Con la caída del imperio en el siglo V los Horti Lamiani fueron abandonados. Durante el medievo la colina del Esquilino era una zona rural con pequeños núcleos poblados y huertos cultivados cerca de iglesias y conventos. El área volvió a ser residencial en el siglo XVI, y la zona se convirtió en residencias de lujo de las mejores familias romanas. Hasta la unificación de Italia, cuando un plan urbanístico expandió Roma y se construyó un nuevo barrio.
Así quedaron, escondidos en el subsuelo, los majestuosos Horti Lamiani, hasta que comenzaron las obras para construir un parking en un edificio del siglo XIX, comprado por Enpam, una fundación privada que administra pensiones para médicos y dentistas italianos. Tras una larga campaña de estudio y excavaciones que empezó en el 2006, vuelven a ser admirados. Eso sí, en un subterráneo bajo el tráfico romano.
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