EFE 02/08/2008

La embarcación es como las que el poeta griego Homero describió en la «Ilíada»

Tras cerca de 2.500 años sumergidos ante las costas de la isla italiana de Sicilia, se han sacado a flote los restos de la mayor embarcación mercante griega localizada hasta ahora en el Mediterráneo, que aportarán datos fundamentales sobre las rutas comerciales de la época.

Así lo explicó la superintendente de bienes culturales y ambientales de la localidad italiana de Caltanissetta (Sicilia), Rosalba Panvini, que ha coordinado los trabajos de recuperación de la embarcación.

Panvini precisó que se trata de una nave de veintiún metros de eslora y siete de manga en buen estado de conservación. Los restos arqueológicos fueron descubiertos por dos submarinistas hace veinte años pero la estructura de la embarcación no fue sacada a flote hasta esta semana, debido a los numerosos estudios realizados para establecer el mejor sistema para elevarlos sin dañarlos.

Localizada a 800 metros mar adentro de la antigua colonia griega de Gela, Panvini señaló que éste es un hallazgo que permitirá «conocer la arquitectura naval griega y las rutas que unían Sicilia y Gela con el resto de pueblos del Egeo».

Asimismo, explicó que existen otras dos embarcaciones «del mismo período arcaico» expuestas en la actualidad en Marsella y Jerusalén pero que sus dimensiones son muy inferiores a las de los restos de Gela, ya que alcanzan como máximo los doce o trece metros de eslora.

La nave es como las que el poeta griego Homero describió en la «Ilíada», que se impulsaban gracias a sus velas y a los remos que se situaban en sus laterales. Los arqueólogos apuntan que se hundió entre el siglo VI y el 480 antes de Cristo y que antes del incidente había hecho escala en el puerto de Atenas, para después subir por la costa este de Grecia y atravesar el estrecho de Otranto.

Durante los veinte años de estudios se han recuperado diferentes artículos de los que el barco transportaba en el momento del hundimiento, entre los que destacan recipientes con figuras rojas y negras propias de talleres artesanos atenienses, así como cerámicas producidas en la zona del Egeo.

Esta semana se pudieron recuperar el palmejar, la popa y la quilla de once metros, que yacían a casi cinco metros de profundidad, con la ayuda de una grúa de 200 toneladas situada sobre un pontón. Unas piezas de la estructura que se sumaron a la proa recuperada en 2003.

Ahora, las piezas se trasladarán al laboratorio Mary Rose Archeological Services de Portsmouth, en el sureste de Inglaterra, para su restauración, aunque deberán permanecer entre seis y doce meses en grandes cisternas para su desalinización.

Se espera que los trabajos de restauración de la embarcación finalicen en 2010 y los restos serán trasladados de nuevo a Gela, donde se construirá un Museo de la Navegación para albergarlos.

Entre los numerosos artículos recuperados del interior del barco destacan además cuatro pequeños altares y materiales que atestiguan, según los expertos, la práctica de cultos religiosos a bordo.

Los expertos también han remarcado el hallazgo de 150 ánforas que servían para transportar aceite y vino y que han sido recuperados de forma íntegra.

Panvini ha comentado que el buen estado de conservación de las piezas es atribuible a que los restos estaban ubicados ante la desembocadura de un río y quedaron cubiertos por fango y arcilla que evitaron que muchos detalles se perdieran.

Además, ha apuntado que los expertos creen que el hundimiento de la nave fue a causa de las condiciones meteomarítimas coincidiendo con los movimientos sísmicos que afectaron a la zona en aquel período.