Córdoba | EUROPA PRESS www.lainformacion.com 19/07/2013
La Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, a través de la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte en Córdoba, en colaboración con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), han realizado los trabajos necesarios para la recuperación del puente utilizado por Julio César para asediar Ategua, en el año 46 antes de nuestra era.
La Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía, a través de la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte en Córdoba, en colaboración con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama), han realizado los trabajos necesarios para la recuperación del puente utilizado por Julio César para asediar Ategua, en el año 46 antes de nuestra era.
Según ha informado la Junta, el puente, de un solo un arco, está realizado con dovelas partidas que se alternan con otras enteras, una técnica constructiva que se repite en numerosos puentes, tanto de Hispania como de la Península Itálica y que se viene fechando en los últimos años de la República, si bien es un sistema constructivo que se mantiene también en los primeros años de la época augustea. Su fecha concreta no es posible establecerla, debido a la erosión histórica que ha sufrido como consecuencia de las fuertes crecidas del arroyo Fontalba.
Como consecuencia de las últimas fuertes lluvias el puente quedó totalmente colmatado por aportes de tierra y vegetación, por lo que el agua se desvió abriendo un nuevo cauce que incidía totalmente en sus estribos derechos, amenazando peligrosamente la estabilidad del mismo y su inminente desplome. Ante estas circunstancias, se han realizado obras para reconducir el cauce del arroyo y evitar la afección a este pequeño pero importante puente romano.
Las obras han sido ejecutadas por la Delegación en Córdoba del Grupo Tragsa, con la dirección de técnicos de este grupo y coordinadas con los de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y de la Delegación Territorial de Educación, Cultura y Deporte.
La actuación ha consistido, primero en eliminar a mano todos los aportes acumulados bajo el puente durante el invierno, que lo taponaban completamente, para volver a dejar pasar el agua bajo el mismo; posteriormente se han construido dos fuertes escolleras de piedra caliza en la orilla derecha del arroyo, con objeto de contener y reconducir futuras avenidas de agua, al mismo tiempo que se fortalecía de nuevo la construcción romana, que amenazaba con desplomarse por haber quedado parcialmente descalzada.
La intervención se ha completado adecuando el cauce del arroyo aguas abajo del puente, dotándolo de una mayor anchura y aprovechando para extraer del mismo numerosos elementos constructivos arrastrados por las aguas y que se acopiaran para futuras labores de restauración. Los huecos dejados por estas pérdidas en el tablero del puente se han rellenado de grava. Por último, se han colocado a uno y otro lado del puente, una serie de elementos pétreos, con objeto de impedir el paso de vehículos, el cual no está autorizado, ya que puede afectar a su estructura.
El puente forma parte de la vía Corduba-Iliberris (Córdoba-Granada), salva el arroyo Fontalba, en las inmediaciones de la Zona Arqueológica de Ategua y formó parte de una vieja ruta prerromana de la campiña cerealista, que ya existía al menos desde el siglo VIII antes de nuestra era, como se deduce de la presencia de un carro en la singular Estela de Ategua, que se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba.
Este itinerario, que se convertiría en vía publica en época imperial romana, ha seguido en uso secularmente, conocida como Vereda de Granada y, actualmente, forma parte del Camino Mozárabe. El puente ahora recuperado fue el utilizado por Julio César en febrero del año 46 antes de nuestra era en su guerra contra los pompeyanos, para apoderarse de las grandes reservas de cereal de Ategua y poder alimentar a sus numerosas tropas en aquel frío invierno.
Según el ‘Bellum Hispaniense’, Julio César toma el camino que desde Córdoba conducía directamente a Ategua, el cual discurría por gargantas y desfiladeros, circunstancia que, aunque no tan exageradamente como la describen las fuentes, coincide parcialmente con la topografía actual de la zona y que le permitió acercarse con su ejército al objetivo sin ser descubierto, hasta casi las puertas de la Ategua pompeyana, instalando uno de sus campamentos en el llamado Cerro del Agua.