Una nueva edición de la biografía del fabulista pone de relieve lo que tiene en común con esta novela española

David Hernández de la Fuente www.larazon.es 22/08/2023

Uno tiene por sabido que Esopo es el legendario fabulista griego al que tenemos por una de las cumbres del género. La fábula, una de esas formas sencillas de la narrativa patrimonial que es común a toda la humanidad, se extiende en el mundo indoeuropeo desde la India hasta Grecia, pasa a Roma con autores como Fedro y Aviano, y de ahí se expande al medievo latino, con repertorios como el llamado «Rómulo», para posteriormente pasar a la literatura vernácula. La fabulística de La Fontaine y Samaniego bebe de una muy antigua fuente. Pero muy otra es la tradición biográfica de Esopo, que también hunde sus raíces en el folclore europeo: se trata de una ficción en prosa de índole cómica y realista, con cierta crítica de costumbres, que recoge el cuento quintaesenciado de las aventuras del humilde e ignorante esclavo –feo y tartamudo pero de buen corazón– que al final se demuestra más sabio y mejor persona que su erudito amo. Los humildes y los simplones siempre acaban triunfando en los cuentos, claro.

La estructura del viaje, aventuras y desventuras del tonto al servicio de un listo, frecuente en el cuento maravilloso y popular –en los cuentos alemanes se le llama Hans, Iván en los rusos–, se encuentra en la «Vida de Esopo» y para estudiosos como Rodríguez Adrados es un claro precedente de nuestra novela picaresca. Siglos después, en 1554, aparecen las anónimas andanzas de nuestro Lazarillo, a la par piedra fundacional y culmen del género. Ayuda a constatar ahora su parentesco una nueva edición hermosamente ilustrada de la «Vida de Esopo» en la editorial Pepitas de Calabaza. La traducción y prólogo, a cargo de Pedro Bádenas de la Peña, excelente conocedor del griego clásico y bizantino, va acompañada de una serie de atractivas ilustraciones del pintor Carlos Baonza que permiten leer la biografía legendaria de Esopo a la manera de un «cómic» de la Grecia antigua. Gran noticia la publicación de este libro exquisito y divertido, con el que van a disfrutar mucho los lectores durante este verano.

Veamos algo más de la sencilla historia. Esopo aparece como un esclavo deforme, feo y oscuro, con un defecto del habla, que será oportunamente sanado por la divinidad para permitirle hablar, en un mercado de esclavos. Es comprado por un filósofo llamado Janto en lo que parece ser una mala compra: pero las cosas se demuestran de otra manera cuando Esopo va hallando respuesta a todos los problemas que se le plantean y consiguiendo grandes ventajas para su amo, al que saca de todo tipo de dificultades. Presenta una suerte de inversión cómica o subversión utópica de roles –típica de la comedia– con la idea de que el pobre acaba triunfando y el esclavo pasa a ser el verdadero amo. Hay crítica social y costumbrista, que se ve en otras obras cómicas de la antigüedad, como el «Philogelos» («el amante de la risa»), un repertorio de chistes de la antigua Grecia, pues los filósofos y los pedantes («scholastikoi») salen siempre muy mal parados. Se pondera sobre todo el saber del pueblo, el ingenio puro de las fábulas y chanzas populares, que siempre ensalza al humilde. Hay, en todo caso, un cierto sabor picaresco en toda la «Vida» que acerca a Esopo a nuestro Lázaro, no solo el esquema general, sino incluso en algunos episodios particulares, como la aventura erótica de Esopo con la mujer de su amo y la de la madre de Lázaro con un negro.

Pero, ¿de dónde viene esta relación? Los orígenes de la «Vida de Esopo» pueden estar en el siglo I en el oriente helenizado, pero la tradición manuscrita que tenemos es ya de época bizantina, en torno al siglo X o el XI, cuando las versiones medievales de la historia griega antigua pasan a los manuscritos. Desde allí, la «Vida» será traducida al latín medieval en el siglo XV por Rinuccio d’Arezzo con gran éxito en el primer renacimiento, al ser incluida

junto con las fábulas en la primera edición impresa en Milán y luego traducida al italiano por Tuppo y al alemán por Steinhöwel (1479), de donde procede el éxito imparable en toda Europa. A España la «Vida de Ysopet» llegará en tres versiones impresas, dos de 1489 y una de 1496, que se reimprimen varias veces a comienzos del siglo XVI.

Conque no son de extrañar, como defiende Bádenas en su prólogo, esos paralelos entre la «Vida de Esopo» y nuestro «Lazarillo», en la estructura y en los episodios particulares. Pero hay más: la contraposición arquetípica entre Esopo y el filósofo aparentemente sabio, Janto (traducido en latín como Sanctius) puede que haya incluso influido en el nombre de Sancho, para Cervantes: ¿qué otra cosa es este sino un Esopo sabio en refranes y astucias? En fin, las mañas del simplón pero sabio siguen haciéndonos esbozar una sonrisa aún hoy.

FUENTE: www.larazon.es