La decisión del estudiante con la nota más alta de la EvAU de Madrid de estudiar Filología Clásica ha sorprendido a muchos

Preguntamos a los expertos si es una pérdida de talento que los estudiantes más excelentes estudien determinadas carreras

La respuesta de los consultados es clara: «No es una pérdida de talento, lo malo sería que eligiera una carrera que no le gustara»

Cristina Herráez www.niusdiario.es 22/06/2022

 

Gabriel Plaza es excepcional. No solo ha sacado la mejor nota de acceso a la universidad de todo Madrid, un 13,964, sino que él, al contrario que el resto, no ha decidido cursar Medicina, Matemáticas, Física o una Ingeniería Informática. Gabriel quiere estudiar una carrera de humanidades. En concreto, Filología Clásica. Una titulación que no es precisamente una de las más demandadas. Al año, tal y como explica el catedrático Jesús de la Villa a NIUS, se matriculan unos 75 nuevos alumnos en todo Madrid.

 

Pero Gabriel Plaza lo tiene claro: a él lo que le gusta es el origen y la base antropológica del lenguaje. La elección de Gabriel ha suscitado un acalorado debate en las redes sociales porque, en un tiempo de retroceso de las humanidades, muchos no entienden la utilidad de sus estudios. ¿Va a ser el suyo un talento perdido por no estudiar una carrera con, en principio, más y mejores salidas laborales? La respuesta de los especialistas consultados por NIUS es rotunda: “No”. No, por varias razones.

 

El talento, tan importante como el tipo de estudios o las notas

«Al final las carreras lo que te dan es una herramienta, así que no es en absoluto descabellado» que Gabriel quiera estudiar Filología Clásica, explica Arancha Ruiz, Headhunter y CEO Innero Personal Brands. Si pretende cursar esta disciplina porque desea profundizar en el lenguaje es «perfectamente válido, piensa que todo lo que existe a nivel de computación y de inteligencia artificial (IA) necesita filólogos«, asegura la experta.

 

Lo importante, considera, es que Gabriel sepa adaptar sus conocimientos sobre el lenguaje a las necesidades que existen hoy en día. Si es capaz de ello, no va a tener problemas, vaticinan los especialistas, aunque va a tener opciones «más limitadas» que con otras titulaciones más demandadas, matiza Alberto Gavilán, director de talento de Adecco. En todo caso, indica, «lo que sería un talento desperdiciado es que hiciera algo que no le gusta o en lo que no tuviera ningún interés». Según el experto en recursos humanos, el talento es una mezcla de tres cosas:

  • Personas que saben.
  • Personas que quieren.
  • Personas que hacen.

Las empresas cada vez valoran más estas competencias, asegura Alberto Gavilán. «Tan importante como las notas o la titulación es la capacidad de la persona para adaptarse, aprender o solucionar problemas, así que una persona con talento siempre va a encontrar trabajo», subraya. «Si es bueno, hallará su camino», coincide Arancha Ruiz, y «si esa persona considera que su sitio está en las lenguas, conducirle al sitio equivocado, es matar el talento«.

 

Una titulación sin paro

Para Jesús de la Villa, catedrático de Filología Griega de la Universidad Autónoma de Madrid, la noticia de que Gabriel Plaza quiera estudiar Filología Clásica supone una mezcla de «sorpresa y alegría», aunque el profesor asegura que todos los años entre las mejores notas de la EvAU, siempre hay alguien que elige Filología Clásica. «Los alumnos de clásicas es gente muy vocacional, es gente buena porque son estudios que no son fáciles, la sorpresa de este año es que haya sido el mejor de todos», indica Jesús de la Villa.

 

Es una carrera que da una «buenísima» formación humanística y, de hecho, explica el catedrático, «el índice de paro en estos titulados es cero porque no salen muchos cada año, las clases son pequeñas y tenemos demanda continua, no hay un solo graduado en Filología Clásica que esté en el paro», insiste.

 

En este momento hay mucho trabajo y no solo como profesor, asegura Jesús de la Villa. «Lo importante es estudiar lo que a uno le gusta», subraya, porque después «a la hora de trabajar hallará su vía, los mejores de cualquier carrera siempre encuentran trabajo, hayan estudiado lo que hayan estudiado», explica. De esta forma, uno tiene que estudiar para lo que tenga vocación y la decisión de Gabriel es «un acierto, sin pensar tanto si se va a ganar más o menos, porque un puesto de trabajo bueno lo va a tener seguro«, sentencia.

 

El menosprecio al latín y griego contrasta con el éxito reciente de elogios a la cultura clásica como el ensayo El infinito en un junco de Irene Vallejo, las obras y documentales de Mary Beard o todo el amplio catálogo de best-sellers de novela histórica ambientada en los tiempos de Roma. Tampoco es nuevo. Ya en los años 70 un ministro franquista proclamó aquello de ‘menos latín y más deporte’. Era José Solís -la sonrisa del régimen- natural de Cabra (Córdoba). Cuentan que cuando el ministro le preguntó a un eximio catedrático cuál era la utilidad del latín, el profesor le contestó que entre otras cosas servía para que a los de Cabra se les llamara egabrenses.

FUENTE: www.niusdiario.es