EFE 29/10/2006
Las pizarras visigóticas recopiladas por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua son ‘claves’ para aclarar el paso del latín al romance, declaró a Efe el director del organismo, Gonzalo Santonja.
EFE 29/10/2006
Las pizarras visigóticas recopiladas por el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua son ‘claves’ para aclarar el paso del latín al romance, declaró a Efe el director del organismo, Gonzalo Santonja.
El Instituto ha recopilado más de 200 pizarras que se exponen estos días en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y a partir del 23 de diciembre se expondrán también en la capital burgalesa.
La mayoría de las piezas se recogieron en Avila y Salamanca, aunque las hay procedentes de otros lugares, como Zamora, León o extremadura.
Aunque hay algunas con dibujos o impresiones numéricas, abundan las que contienen textos sobre asuntos como relaciones de siervos, compraventa de tierras o conjuros.
Las pizarras que se conservan son en su mayoría del siglo VII, aunque también hay algunas de finales del VI y principios del VIII.
‘Se trata de un periodo muy confuso en el que había varios dialectos nacientes, porque están muy documentados el periodo latino y la edad media, pero había un vacío importante entre ambos que ahora puede llenarse con el estudio de las pizarras’, explicó Santonja.
Las pizarras visigóticas están en lengua latina, pero no se trata de un latín clásico, sino de una forma muy avanzada, con estructuras sintácticas que son ya un preludio de lo que sería el romance que dio lugar a nuestro idioma.
‘En ningún país se ha podido documentar como se hablaba en el siglo VII y en el centro de España podemos hacerlo, lo que es algo notable’, aseguró Santonja.
El director del Instituto adelantó su intención de organizar un congreso para poner en común los estudios que se están realizando sobre las pizarras, sobre todo a partir de la publicación de un libro científico en colaboración con la Real Academia de la Lengua en el que ‘por primera vez se clasifican e inventarían de forma sistemática para su estudio’.
Santonja adelantó también que el libro será reeditado cada cuatro o cinco años para incorporar los nuevos hallazgos que todavía se están produciendo.