Paco Moreno | Valencia www.lasprovincias.es 02/06/2013
La excavación en la urbe enterrada por el Vesubio nació por el origen de los primeros colonos de Valentia en la región italiana de Campania. Arqueólogos valencianos excavan en las ruinas romanas.
Albert Ribera observa en el ordenador de su despacho un documental sobre perfumes. Es arqueólogo y responsable del servicio de investigación arqueológica del ayuntamiento, pero sabe mucho de esas fragancias. Lejos de estar guardadas en frascos de cristal moderno y tapones con aromas de marcas francesas, las que ha tocado él estaban enterradas bajo una capa de tierra volcánica, en ungüentarios de arcilla y en Pompeya.
Ese fue uno de los descubrimientos más interesantes de la misión valenciana que ha trabajado en sucesivas campañas desde 2004 en la ciudad romana y donde Ribera volverá el próximo octubre para coordinar de nuevo un equipo que excave e investigue en la Casa de Ariadna, una de las cinco villas más importantes por su tamaño y enterrada al igual que el resto de la urbe por la tremenda erupción del Vesubio.
Los ajustes en el presupuesto han dado lugar a alianzas fructíferas, reuniendo a expertos de varias instituciones. Además del personal del ayuntamiento, también participan miembros del Ivacor (Instituto Valenciano de Investigación y Restauración de Bienes Culturales), así como del Instituto Arqueológico de Mérida y un equipo de la Escuela de Francia en Roma.
Volverán a trabajar en el taller de perfumes, una estancia situada en un extremo de la villa, junto al mercado. Las dimensiones de Casa Ariadna son descomunales: alrededor de 2.000 metros cuadrados, más o menos como la plaza de la Almoina, donde el propio Ribera y otros participantes en el proyecto italiano han trabajado desde hace años.
¿Por qué esta colaboración que lleva camino de llegar la década? La respuesta se encuentra en el mismo origen de Valentia, íntimamente vinculada a la Campania, la región donde se asienta Pompeya.
Cerámica, construcciones, pinturas murales, ritos religiosos, costumbres sociales y comercio. En cualquier aspecto de la vida de una ciudad republicana romana, la experiencia de los técnicos valencianos es muy valiosa, un conocimiento que se ha trasvasado a la urbe ubicada a 20 kilómetros de la actual Nápoles. Arrasada en el año 79, las 70 hectáreas de Pompeya (una superficie mayor que todo el centro histórico de Valencia) se conocen desde mediados del siglo XVIII, aunque no fue hasta 1832 cuando se excavó en Casa Ariadna por primera vez, aunque no ha sido hasta estos últimos años cuando se ha realizado una campaña completa de investigación, con la sorpresa del taller de perfumes en la villa.
Además de trabajar en la planta del edificio, las sucesivas visitas a las ruinas han servido también para intervenir en las pinturas murales. Los expertos del Ivacor, relata Ribera, se centrarán este año en la restauración de tres estancias, aunque el problema, la tragedia más bien cuando se escucha a este arqueólogo, es la conservación de todas esas joyas históricas.
Pompeya tiene una magnitud de tal calibre que cualquier recurso que se destine es poco, precisamente en una época donde se reduce el gasto en el presupuesto. Ribera comenta sobre esto que está en el aire la financiación de la campaña de 2014, que debe asumir el Ministerio de Cultura. Año tras año, los técnicos deben tramitar de nuevo las ayudas.
Fue una invitación de la Universidad de Insbruck (Austria) lo que dio origen al trabajo conjunto de los expertos valencianos en Pompeya. Del periodo de cuatro años que registraron dichas campañas hay pendiente una publicación, ya en proceso. De momento, los aficionados cuentan con el completo catálogo de una exposición titulada ‘Pompeya bajo Pompeya’, aunque se han agotado todos los ejemplares.
La publicación pondrá la lupa de nuevo en el origen de la Valentia romana, que en sus dos primeros siglos de historia recibió a colonos de la zona de Nápoles. En Pompeya hay 840 viviendas y el equipo valenciano ha tenido la suerte de trabajar en una de las más interesantes.
El nombre de las casas se suele asociar a los hallazgos encontrados durante la excavación. Al igual que en el resto de la ciudad, el primer interés al retirar las toneladas de tierra volcánica fue recuperar estatuas, cerámicas y tesoros artísticos que habían quedado enterrados pero en buen estado de conservación.
Una escultura de Ariadna, la hija del rey de Creta que ayudó a Teseo a matar al Minotauro, fue la que bautizó el lugar. Nueve años después de la primera campaña, Ribera opina que este proyecto está en «fase terminal», por lo que ahora toca fijarse otros retos. La alianza de intereses con los franceses se debió que ese equipo había trabajado cerca en otro taller de perfumes. La restauración de las pinturas de la viviendas supondrán el colofón del proyecto valenciano en Pompeya.
FUENTE: http://www.lasprovincias.es/v/20130602/valencia/perfumes-pompeya-aromas-valencia-20130602.html