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27-06-2003

JUAN VICENTE BOO, ABC, Madrid

La competición vuelve al Coliseo romano: lo importante no es competir, sino vencer
«Corredores», dos estatuas de bronce del siglo IV antes de Cristo ABC

Desde el 4 de julio, la exposición «Nike: El juego y la victoria» muestra el contraste entre la brutalidad de los púgiles romanos y la elegancia de los vencedores griegos
 

ROMA. El verdadero «espíritu deportivo» en la Grecia antigua no se centraba en «participar», sino en «vencer», como demuestran las espléndidas esculturas de atletas y de victorias aladas que han llegado a Roma para una impresionante exposición en el Coliseo, «Nike: El juego y la victoria», que será el emblema cultural del semestre de presidencia italiana de la Unión Europea.

El anfiteatro Flavio batió el año pasado el récord europeo de público y crítica con «Sangre y arena», una exposición sobre gladiadores precisamente en su lugar más emblemático, que se demostró ideal como recinto expositivo. La enorme galería del segundo piso del Coliseo, en su mitad norte, no sólo es amplia, sino incluso fresca en verano y muy ventilada. En ese marco se reunirán por primera vez, a partir del 4 de julio, cuatro grandes esculturas de atletas victoriosos: el Discóbolo de Mirón (un ejemplar romano del siglo II que es una de las mejores copias supervivientes), junto al Cinisco, el Diadumeno y el Doríforo de Policleto. Su cercanía mutua recordará la proximidad de las estatuas de los vencedores en los antiguos santuarios panhelénicos.

Pero el descubrimiento más espectacular serán los bronces clásicos, como los dos «Corredores» del siglo IV antes de Cristo, que proceden de la Villa de los Papiros de Herculano y hasta ahora sólo podían admirarse en Nápoles. Se trata de dos jóvenes a punto de iniciar una carrera; ambos con la mirada en la meta y los músculos en tensión, dispuestos a salir disparados como flechas hacia la victoria.

Otro bronce espectacular es el «Púgil en reposo», también del siglo IV antes de Cristo, descubierto entre las ruinas de las Termas de Constantino. A diferencia de los dos jóvenes de cuerpo ligero, el boxeador es un adulto que muestra, con dignidad pero con un realismo casi anatómico, las heridas y hematomas sufridos en el combate.

A lo largo de setenta piezas, «Nike» («Victoria» en griego clásico) permite contrastar la elegancia noble de los vencedores griegos y el aspecto brutal de los púgiles romanos. En la capital del Imperio, el deporte pasó a ser una diversión cada vez más perversa y extrema hasta terminar en los espectáculos de muerte de gladiadores, prisioneros de guerra, cristianos y animales salvajes.

 

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