ROMA. La
gran
Victoria
Alada,
convertida
en símbolo
del
«Risorgimento»
italiano
desde su
descubrimiento
en 1826,
no es un
bronce
romano,
sino un
original
griego
muchísimo
más
antiguo y
valioso.
Tampoco es
una
Victoria.
Es una
Afrodita
que se
contempla
en un
espejo,
como ha
demostrado
el
profesor
Paolo
Moreno de
la
Universidad
Roma Tre.
Es muy
posible
que sea la
famosa
Afrodita
del
Acrocorinto,
el templo
que se
alzaba en
la colina
de la gran
ciudad
comercial,
pues su
gesto
coincide
con el de
algunas
monedas
corintias,
que
presentan
a la diosa
del amor
mirándose
en un
escudo que
le sirve
de espejo.
El pie
izquierdo
se apoyaba
sobre un
casco que,
como el
escudo,
tampoco ha
llegado
hasta
nosotros.
Es, quizá,
la
Afrodita
que
describió
embelesado
Apolonio
de Rodas
en uno de
sus poemas
sobre los
Argonautas,
escrito en
el año 240
a.C. La
bellísima
estatua
alada fue
descubierta
en Brescia
entre las
ruinas del
grandioso
capitolio,
construido
por
Vespasiano
para
embellecer
la ciudad
de Brixia,
como
recuerdo
de la
victoria
sobre su
rival
Vitelio,
el año 69
de nuestra
era. Pero
las alas
eran un
añadido.
Es más, se
trataba
del
segundo
injerto,
pues el
profesor
Moreno ha
encontrado
en la
espalda de
la estatua
otras dos
hileras de
anclajes
anteriores
a los que
sostienen
el actual
par de
alas, de
estilo
tardorromano.
¿Quién
secuestró
y dónde a
la diosa
del amor?
Si viene
de
Corinto,
fue
probablemente
Lucio
Mummio,
saqueador
de esa
ciudad el
año 146
antes de
Cristo.
Pero es
posible
que la
estatua
venga de
Alejandría,
el gran
centro de
cultura y
arte
helenístico.
En ese
caso, el
principal
sospechoso
es Octavio
Augusto
después de
la muerte
de
Cleopatra
en el año
29 a. C.
El
emperador
concedió
el título
de colonia
augusta a
la ciudad
de Brixia,
y pudo muy
bien
regalarle
la
bellísima
Afrodita.
A favor de
Alejandría
juega la
estraordinaria
semejanza,
incluso en
los rizos
sobre las
orejas,
con una
estatua de
la
princesa
egipcia
Arsinoe,
del año
215 a.C.
Las dos
obras
maestras
pueden
contemplarse,
frente a
frente, en
el Museo
de la
Ciudad de
Brescia
hasta el
próximo 29
de junio.
Pero,
viniese de
Corinto o
de
Alejandría,
la
metamorfosis
de
Afrodita
en
Victoria
Alada es,
con
seguridad,
la
inmortalizacion
artística
de la
victoria
de
Vespasiano.
El enigma
sobre el
origen de
la diosa
podría
resolverse
en unos
cuantos
meses con
la técnica
que
permitió
identificar
el taller
donde
nació, en
la Toscana
etrusca,
la Lupa
Capitolina.
Se trata
del
análisis
de la
tierra
utilizada
en la
fusión del
bronce
pues
existe la
cantidad
necesaria
en los
repliegues
del
interior
de la
estatua.
El
análisis
es lento,
pero
decisivo.