CRISTINA
CABREJA
Lo novedoso
de esta muestra son las obras en las
que este español universal se ve influido por el arte de
Pompeya. Decoradas con los ocres de la época, y utilizando
los mismos materiales que se usaban entonces, Barceló recrea
vasijas incorporando elementos más cercanos en el tiempo,
como los «tajos» de Lucio Fontana.
ROMA. Miquel
Barceló es el gran protagonista de la exposición que la
Galería de Arte Moderno de Roma presenta hasta el 12 de enero
del próximo año. Se trata de la mayor retrospectiva que el
artista mallorquín ha realizado hasta el momento en Italia,
un país con el que se encuentra muy vinculado. La exposición
cuenta con 60 obras, lienzos y esculturas, que recorren las
distintas etapas del autor, desde el 1983 hasta el presente,
así como 16 cerámicas que el artista realizó la pasada
primavera en Vietri, una localidad cercana a Nápoles donde
Barceló trabaja a menudo.
La
selección de las obras se ha realizado con el objetivo de
expresar lo mejor posible el calor y los colores del Mediterráneo.
«He visto por primera vez las obras de Barceló en España en
1998 y me quedé fascinada. Afortunadamente, trabaja a menudo
en Italia y ha sido fácil convencerle. Su voz es una de las más
auténticas y calientes de la cultura mediterránea actual»,
así presentaba a Barceló la directora del Museo, Sandra
Pinto.
Veinte años de creación
Destaca por su originalidad la «puesta en escena» de las
obras. La comisaria de la exposición, Anna Mattirolo, ha
querido representar en las grandes salas del museo, uno de los
talleres desordenados y genuinos en los que trabaja Barceló
en todo el mundo. «Es un artista que no se detiene nunca, y
tampoco su pintura. Aquí están representados veinte años de
su vida», explicó Mattirolo.
Para Barceló, la muestra romana representa un gran reto.
Superará con creces su última presencia en Trento en 1993 y
el resto de las exposiciones que ha realizado en este país.
«Me da un poco de impresión verme en estas salas gigantes.
Sobre todo, porque he venido muchas veces a visitar el museo
en busca de uno de los escultores que más me han
impresionado: Medrardo Rosso», comentó el artista mallorquín.
La exposición comienza con sus grandes telas de los «viejos
tiempos», autorretratos, naturalezas muertas, alegorías,
cuando trabajaba apoyando sus telas en el suelo y decoraba con
los movimientos de su cuerpo. De esta época es «La
Biblioteque à la Mer», pintado en 1984, el año que conoció
a su mujer, Cécile Franken; se trasladó a París y participó
en la Bienal de Venecia, un paso que le permitió ser conocido
internacionalmente. Después, están sus innovaciones con la
materia. El uso de arena, lava, sedimentos de los ríos, y
otros elementos de la naturaleza, se han convertido en una de
sus señales de identidad, como en el «Grand animal europeu»
(1991).
Su actualidad presente
Todo hasta llegar a la actualidad, con sus cuadros colgados
del techo para crear estalactitas de color. Pasando de sus
colores vivos y calientes a blancos íntimos como el del «Mares
del Norte» (2002), sin olvidar sus bronces y la novedad de
las cerámicas. «Yo he realizado muchas cosas y a veces no me
acuerdo de todas mis obras. Verlas expuestas en estas salas es
estupendo», dijo Barceló.
Las cerámicas, la gran novedad artística de Barceló, emulan
las vasijas rescatadas en las excavaciones de Pompeya.
Decoradas con los colores ocres de la época, como el mismo
artista revela, utiliza los mismos materiales que se usaban
entonces.
Barceló, incansable viajero, ha encontrado en Vietri, cerca
de las excavaciones de Pompeya y Pestum, una nueva inspiración
para sus obras. «Es un sitio magnífico, y lo mejor es que
tengo a disposición los materiales que usaron los artistas de
Pompeya hace dos mil años, la arcilla y los pigmentos
antiguos, como el negro de manganeso», explicó el polifacético
artista durante la presentación de la muestra. De sus últimos
trabajos, el pintor aún no se muestra muy convencido. «Tengo
que metabolizar mis últimos trabajos», dijo. «Las últimas
obras siempre me inquietan porque las siento todavía vivas.
Sin embargo, las otras es como si las hubiera hecho otra
persona». Tras esta exposición, Barceló se enfrenta a un
reto mayor: «En realidad, todas estas cerámicas han sido
como un ensayo para la Catedral de Palma».
|