El
centro, uno de
los tesoros
menos
conocidos de
esta ciudad
andaluza,
recorre la
historia de la
comarca, desde
la Prehistoria
a la Edad
Media.
Ya
sea por el
flamenco, sus
caballos, sus
vinos o su
circuito de
motociclismo,
lo cierto es
que Jerez de
la Frontera
(182.660
habitantes) es
una de las
localidades
españolas más
conocidas en
el mundo. La
ciudad no ha
dejado nunca
de estar
presente en la
Historia,
desde sus orígenes
milenarios,
con la
civilización
tartésica, y
sus
posteriores
ocupaciones
fenicias
(Xera),
romanas
(Ceret) y
musulmanas
(Scherisch),
hasta la
actualidad.
La
herencia de
tan largo
devenir se ha
conservado a
través de
numerosos
vestigios que
aún laten con
viveza en la
localidad y
que han
encontrado en
el Museo
Arqueológico
Municipal de
la ciudad -uno
de los tesoros
menos
conocidos del
municipio- el
lugar idóneo
para su
conservación
y estudio.
La
historia del
Museo se
remonta al año
1873, cuando
se creó un
Depósito
Arqueológico
Municipal que
comenzó a
recoger y
fechar las
piezas
descubiertas
hasta
entonces. Tras
varias
vicisitudes,
el museo
reabrió sus
puertas en
1993, en el
Barrio de San
Mateo -corazón
de la antigua
medina hispano
musulmana-,
uno de los
rincones más
emblemáticos
de Jerez de la
Frontera.
Óscar
Medel,
periodista,
presenta en
este número
la colección
del centro,
distribuida a
lo largo de
nueve salas,
que recorre la
historia de la
región desde
la Prehistoria
a la Edad
Media, con una
colección de
piezas únicas
en España. |