EFE
ROMA.-
El
Monte
Testaccio
de
Roma,
construido
a
base
de
restos
de 26
millones
de ánforas
de
aceite
que
provenían
del
sur
de
España,
se ha
convertido
en el
punto
de
referencia
para
el
estudio
de
las
actividades
comerciales
de
ese
Imperio.
El
equipo
dirigido
por
el
catedrático
de
Historia
Antigua
de la
Universidad
de
Barcelona,
José
Remesal
y por
Juan
Manuel
Blázquez,
catedrático
de la
Universidad
Complutense
de
Madrid,
trabaja
desde
hace
más
de
una década
en el
Monte
Testaccio,
al
sur
del
casco
urbano
de
Roma,
que
tiene
un
perímetro
de un
kilómetro
y una
altura
máxima
de 45
metros.
Se
trata
de
una
colina
artificial
situada
dentro
de
los
muros
aurelianos
y
construida,
exclusivamente,
con
los
restos
de ánforas
que
llegaron
a la
capital
italiana
procedentes
de la
Bética
(en
el
sur
de
España)
y que
en la
actualidad
aparece
semicubierta
por
vegetación.
La
importancia
de
las
investigaciones
de
los
profesores
Blázquez
y
Remesal
reside
en
haber
descubierto
cómo
se
formó
este
"basurero"
artificial
de ánforas
de
aceite
y
poder
aportar
fechas
exactas
de
los
tres
primeros
siglos
de
nuestra
era a
yacimientos
del
resto
del
mundo
que
poseen
ánforas
con
estas
características.
Información
de la
formación
del
puerto
fluvial
Las
ánforas
que
se
encuentran
en
Testaccio
aportan
información
sobre
cómo
se
formó
y
evolucionó
el
puerto
fluvial
de
Roma
y cómo
era
el
comercio
entre
la
Península
Ibérica
y la
capital
del
Imperio
gracias
al
buen
estado
de
conservación
de
los
recipientes.
Las
ánforas
de
aceite
que
provenían
principalmente
de
Sevilla,
Córdoba
y
Ecija
llegaban
al
puerto
de
Roma
donde
se
descargaban
y
vaciaban
apilándolas
en
pedazos
(para
ocupar
menos
espacio)
en
este
"basurero"
ya
que
no
era
rentable
lavarlas
y
enviarlas
de
regreso
a la
Bética.
El
siguiente
paso
era
espolvorear
cal
sobre
los
recipientes
para
evitar
los
malos
olores
y lo
que
ha
permitido
conservar
casi
intactos
los
sellos
e
inscripciones
de
las
vasijas.
Datos
personales
de
cada
comerciante
Con
cada
ánfora
que
se
encuentra
se
obtienen
datos
precisos
del
nombre
del
comerciante,
el
peso,
el
contenido
y el
control
fiscal
(región
de la
que
proviene
y año
de
expedición).
"Toda
esta
documentación
es
difícil
precisarla
con
tanta
exactitud
en el
mundo
antiguo,
estamos
ante
los
datos
de
referencia
más
fiables"
como
ha
afirmado
el
profesor
Remesal.
El
material
histórico
acumulado
en el
Monte
Testaccio
se
depositaba
en
forma
de
pirámide
invertida
escalonada:
"éste
ha
sido
uno
de
los
últimos
descubrimientos
de
nuestra
investigación"
añadió
Blázquez,
ya
que
corrobora
una
teoría
del
equipo
español
por
la
que
la
formación
de
Testaccio
fue
en
tres
fases.
Hasta
el
siglo
III
d.C
La
primera
de
ellas
(74
a.C-149
d.C)
corresponde
a la
cara
norte
de la
colina
donde
están
los
depósitos
más
antiguos,
mientras
que
la
segunda
fase
se
prolongó
hasta
el año
230
de
nuestra
era y
la
tercera
debe
ser
todavía
objeto
de
investigación
más
detallada.
Estos
datos
son
de
gran
importancia
porque
se
pensaba
que
el
comercio
entre
la Bética
y
Roma
se
había
paralizado
por
una
crisis
económica
ya
que
no se
encontraban
restos
posteriores
a la
época
de la
construcción
de la
muralla
aureliana
(270
d.C.),
pero
Remesal
y Blázquez
apoyan
la
teoría
de
que
se
construyó
un
nuevo
vertedero
de ánforas
en la
otra
orilla
del río,
en el
popular
barrio
de
Trastevere. |