CARLOS
GALINDO.
MADRID
Después
de
pasar
por
la
Bienal
de
Sevilla,
llega
hoy
al
Teatro
Madrid
«Orestes
en
Lisboa»,
un
espectáculo
donde
se
mezcla
el
baile
flamenco
y
el
teatro
Francisco
Suárez,
ha
sacado
de
su
cabeza
y
de
su
corazón
un
espectáculo
de
música,
danza
y
teatro
inspirado
en
«La
Orestea»,
de
Esquilo,
para,
a
partir
de
un
hecho
real,
crear
un
espectáculo
como
«Orestes
en
Lisboa»,
que
hoy
llega
al
escenario
del
Teatro
Madrid.
«Es
un
proyecto
que
surgió
a
partir
de
una
historia
real
-comenta
Francisco
Suárez-.
Es
la
historia
de
un
gitano
portugués
que
tuvo
que
hacerse
cargo,
contra
su
voluntad,
y
obligado
por
sus
mayores,
a
realizar
la
venganza
gitana.
Esta
historia
se
me
entronca
con
el
teatro
clásico
griego,
y
sobre
todo
creo
que
hay
un
paralelismo
con
«La
Orestea»,
25
siglos
después»,
refiriéndose
a
que
en
Portugal,
entre
los
gitanos,
existe
la
costumbre
de
vender
a
la
hija
a
un
gitano
mayor,
«al
igual
que
hace
Agamenón
con
Ifigenia
en
la
tragedia
de
Esquilo
-al
que
considero
«mi
tío»,
prosigue-.
Orestes
comete
sus
crímenes
obligado
por
una
ley
igual
a
la
vieja
costumbre
gitana».
Suárez
denuncia
la
costumbre
de
venganza
de
la
sangre
gitana
y,
más
allá,
«la
venganza
en
un
mundo
convulso
como
el
nuestro».
Para
el
director
y
creador
del
espectáculo,
donde
se
mezcla
el
teatro
y
la
danza
flamenca,
«lo
que
he
intentado
hacer
es
que
todo
el
mundo
de
Esquilo
esté
integrado
en
un
espectáculo
lleno
de
belleza
y
de
sensibilidad».
«Orestes
en
Lisboa»
quiere,
según
su
creador,
aportar
la
concordia,
la
paz
y
la
conciliación.
«Los
gitanos,
desde
el
escenario,
vamos
a
hablar
del
dolor,
por
la
cruel
situación
por
la
que
está
pasando
el
mundo».
Antonio
Reyes
(Agamenón),
Mata
Jiménez
(Clitemestra),
Manuel
Reyes
(Orestes),
Alegría
Suárez
(Electra),
Inge
Martín
(Ifigenia),
Alejandro
Granados
(Zeus)
y
Rafaela
Carrasco
(Atenea),
interpretan
y
bailan
a
la
vez
esta
tragedia
sobre
música
original
de
Juan
Antonio
Suárez
«Canito»
y
coreografía
de
la
propia
compañía
y
de
Teresa
Nieto.
Todos
ellos
quieren
dejar
claro
que
en
este
montaje
no
hay
solamente
danza.
«Hay
muchos
recorridos
por
las
distintas
formas
de
expresión
flamenca
-
comentó
Rafaela
Carrasco-.
Es
un
espectáculo
vivo
en
emociones
que
el
espectador
puede
percibir
a
la
vez
que
el
actor
lo
experimenta
desde
el
escenario»,
algo
que
Antonio
Reyes
considera
muy
difícil
«ya
que
hay
que
interpretar
y
bailar
a
la
vez». |