Que
todavía
Baudelaire
rimara
trísticos
latinos
'para
una
modista
erudita
y
devota'
(Las
flores
del
mal,
LX),
y
que
Lynch
y
Stephen
Dedalus
comentaran
el
'Vexilla
Regis'
por
los
pasillos
del
internado,
bastarían
para
confirmar
el
acierto
más
seguro
de
Ernst
Robert
Curtius
en
Literatura
europea
y
Edad
Media
latina
(1948):
la
invitación
a
volver
los
ojos
a
la
admirable
variedad
y
riqueza
de
las
letras
latinas
de
la
Edad
Media.
Espléndidamente
traducido
ya
en
1955
(mientras
en
italiano,
por
ejemplo,
hubo
de
esperar
a
1992),
el
gran
libro
de
Curtius,
donde
medias
verdades
y
medias
mentiras
se
aparean
con
igual
provecho,
ha
tenido
en
español
una
fortuna
más
temprana
y
más
amplia
que
en
cualquier
otra
lengua
romance,
y
sin
embargo
menos
que
satisfactoria.
Porque,
usado
como
paño
de
lágrimas
para
un
par
de
cuestiones
(la
tópica,
el
paisaje
ideal),
ha
sido
desatendido
por
entero
para
casi
todas
las
demás.
Conviene
celebrar,
pues,
que
los
departamentos
de
filología
clásica
de
nuestras
universidades
se
hayan
resuelto
en
los
últimos
años
a
salir
de
las
doradas
rejas
de
la
Antigüedad
y
adentrarse
con
gusto
y
solvencia
en
la
floresta
tan
justamente
encarecida
por
Curtius.
La
colección
de
Clásicos
Latinos
Medievales
que
Enrique
Montero
Cartelle
dirige
para
Akal
es
un
óptimo
fruto
de
la
nueva
orientación.
Hay
ahí
manuales
y
libros
escolares,
como
los
fabularios
o
el
Doctrinal
de
Villadei
(el
'bárbaro'
de
Nebrija
por
excelencia),
que
todos
los
europeos
letrados
se
sabían
de
memoria
y
que
ningún
medievalista
puede
permitirse
el
suicidio
de
ignorar.
No
faltan
las
narraciones
que
el
aficionado
a
la
novela
de
aventuras
devorará
hoy
con
la
misma
pasión
que
los
lectores
de
antaño:
la
animadísima
Alejandreida
de
Gautier
de
Châtillon,
que
en
vano
quería
Petrarca
superar,
o
la
Historia
de
la
destrucción
de
Troya
de
Guido
delle
Colone,
modelo
saqueado
por
toda
la
ficción
caballeresca
posterior,
incluido
el
Tirant.
Junto
a
una
crónica
(entre
otras)
del
excepcional
vigor
e
interés
de
la
Historia
compostelana,
la
serie
contiene
también
adecuadas
antologías
del
teatro
y
de
la
poesía
de
los
siglos
XII
y
XIII
(y
sólo
para
la
lírica
se
echan
en
falta
los
textos
originales).
Poca
literatura
más
europea
(y
más
viva)
que
esa
excelente
muestra
de
la
Edad
Media
latina.
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