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ABC, Madrid, 20 de mayo de 2002

Valerio Manfredi: «Los etruscos tenían rituales muy sangrientos»

ROSA MARÍA ECHEVERRÍA

MADRID. Tiene Manfredi algo de Rey Midas coronado con una nube blanca, porque lo cierto es que transforma en oro cada línea que escribe. Su trilogía «Aléxandros», sobre la figura de Alejandro Magno, vendió sólo en España 650.000 ejemplares, aunque ha decidido enterrarlo para siempre harto ya de convertirse en su prisionero. Ahora se acaba de publicar en nuestro país «Quimaira» (Grijalbo), término griego del monstruo Quimera, una frenética incursión en el universo de los etruscos, que vendrá a presentar a Madrid, los próximos 7 y 8 de junio, con motivo de la Feria del Libro.

Su pasión por la arqueología no le viene de familia. «En absoluto, porque mi padre era campesino, explica.Pero yo estudié en la Universidad Ciencias Clásicas, viajé con mis amigos por el Oriente Medio y Grecia y me especialicé en topografía del mundo antiguo. Después me convertí en profesor universitario. Hay un libro mío académico traducido al español que se llama «Las islas afortunadas», sobre la exploración de los antiguos en el Océano Atlántico».

En los años 70, la fortuna se cruzó en su camino porque tuvo la oportunidad de asistir a una excavación muy importante cerca de Roma, cuando enseñaba en la Universidad Católica de Milán. «Consiguieron un hallazgo clamoroso con una parte enigmática. Investigando este tema, me surgió la idea de novelarlo. Así nace mi primera obra, «Paladión». Seguí escribiendo y el éxito cada vez era mayor hasta que Alejandro me convirtió en un autor internacional. Ahora se acaba de publicar en Italia «La última legión» y en un mes ya vamos por la cuarta edición con 100.000 copias. Creo que es una consecuencia del efecto Alejandro».

«El éxito es un misterio»

Reconoce que el éxito literario es siempre un misterio y que lo que ha atraído a esa masa de lectores es quizá el realismo: «Se trata de una argumentación rica y compleja desde el punto de vista arqueológico. El lector tiene la oportunidad de entrar en una suerte de diorama, una reconstrucción virtual y total. No se encuentra con un ensayo académico, sino con la reconstrucción de la vida y precisamente esto es lo que atrae al lector».

«Quimaira» surgió de un hallazgo real. Es verdad que se encontró esa inscripción maléfica cortada en siete partes como se describe en el libro, «pero yo la traduzco, manifiesta su autor, y eso es ficción porque desconocemos cómo se puede traducir el etrusco. Sólo podemos leerlo pero no entenderlo». En sus novelas aparece un tema recurrente: la aparición del monstruo, parte integrante no sólo del hombre, sino también de las civilizaciones. «Los etruscos siempre se han presentado con un aspecto fascinante, envueltos en su música, sus danzas, las tradiciones y el misterio, pero tenían también su lado bárbaro, con unas manifestaciones terribles típicas de todas las civilizaciones. La lucha del hombre con una fiera y con una mano atada procede de un ritual muy documentado. Los etruscos tenían rituales muy sangrientos». Ya han vendido los derechos para llevarla al cine, aunque esa visualidad trepidante no es intencionada, según afirma, «ya que procede de mi manera de escribir».


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