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Imagen del montaje de Las Ranas, de Aristófanes, con una caricatura de Berlusconi a la derecha.

EL PAÍS, Madrid, 21 de mayo de 2002

Berlusconi se somete a Aristófanes

Presiones políticas obligan a censurar una obra del Piccolo Teatro de Milán

LOLA GALÁN | Roma

El exceso de celo en la defensa de su líder, el primer ministro y presidente de Forza Italia, Silvio Berlusconi, ha llevado al responsable del partido en Sicilia, Gianfranco Micciché, a provocar un nuevo enfrentamiento del Gobierno de centro-derecha con el mundo cultural italiano. Micciché se permitió criticar agriamente, el sábado, un montaje que el Piccolo Teatro de Milán tenía previsto estrenar al día siguiente en el teatro griego de Siracusa, obligando a su director, Luca Ronconi, a censurarlo. Un error de dimensiones colosales que obligó ayer a intervenir a Berlusconi para desautorizar a su aguerrido mosquetero, y declarar en tono casi humilde que 'la cultura no puede ser censurada'. Berlusconi, con la mirada puesta en las elecciones municipales del domingo y lunes próximo, intentó excusar a su defensor, lamentando que 'un drama antiguo se haya transformado en una comedia de los equívocos'.

No piensan igual los técnicos, ni los actores, ni el director del más prestigioso teatro italiano, que optaron por retirar los carteles que representaban de forma caricaturesca a Berlusconi y a sus dos aliados políticos, Umberto Bossi y Gianfranco Fini, en el estreno de Las Ranas, de Aristófanes, después de ser amonestados por Micciché. Ronconi denunció incluso intimidaciones por parte de autoridades de la isla de Sicilia, y amenazó con abandonar Italia por el humillante episodio. 'He tolerado la situación para que el espectáculo se estrenara. Pero me iré del teatro y del país. Estamos ante un caso de censura. Y democracia y censura no pueden convivir', declaró el director.

El poder de Micciché en Sicilia, donde reina el centro-derecha de manera abrumadora, está fuera de duda y su intervención no podía caer en saco roto, pero el incidente obtuvo también una publicidad indeseada. La prensa italiana daba cuenta ayer de lo ocurrido con gran despliegue. Según la versión reflejada por los principales diarios, todo ocurrió en el transcurso de una cena nada placentera ofrecida por el responsable policial de Siracusa, Francesco Alecci. A la velada asistían, además del director del Piccolo, Ronconi, varias autoridades locales, el secretario de Estado de Cultura, Nicola Bono, la ministra de Igualdad de Oportunidades, Stefania Prestigiacomo, y el propio Micciché.

En un momento determinado, el líder forzista abordó directamente a Ronconi y le pidió explicaciones sobre el montaje de Las Ranas, que utiliza una caricatura de Berlusconi, como si fuera 'un tirano', dijo. Ronconi replicó que Aristófanes no sólo atacaba a los tiranos, sino a los 'negociantes'. El dirigente de Forza Italia continuó su defensa in crescendo y, antes de abandonar la cena irritado, le reprochó a Ronconi: 'Este espectáculo a usted se lo paga el Piccolo Teatro y el Inda , que son de Berlusconi... Quiero decir, son del Estado y por eso no puede usted hacer lo que quiera. Si quiere criticarnos, váyase'.

Ronconi lo consideró una amenaza y el Piccolo, tras varias horas de debate, optó por retirar los carteles y aceptar lo que Ronconi llama 'una censura previa', atendiendo a sugerencias intimidatorias que le llegaron al director. Una decisión que pone en evidencia al líder siciliano, que pasó al contraataque y acusó al Piccolo de haber inventado el suceso. Micciché asegura que su intervención no puede confundirse con una censura: 'Me limité a decir que era la primera vez que la política entraba en las tragedias griegas de Siracusa'. El hecho de que los carteles desaparecieran de escena, 'es la prueba', según Micciché, 'de la mezquindad de un comediante que se cree Aristófanes, pero que está muy lejos del gran comediógrafo'. Y su colega Prestigiacomo le hace eco con un comunicado en el que califica de 'vergonzoso' que se haga pasar por censura un disentimiento expresado abiertamente.

El montaje de Luca Ronconi caricaturizaba al primer ministro italiano y a sus aliados Bossi y Fini

Sólo que esta vez, Berlusconi no ha apreciado el esfuerzo de sus lugartenientes. 'El Gobierno no sabe siquiera lo que es la censura', dijo ayer, e incluso tuvo palabras elogiosas para Ronconi, 'un artista apreciado por todos por su trabajo teatral'. En cuanto a los carteles, el primer ministro le ruega que vuelva a colocar 'el retrato del tirano en salsa aristofánica', porque, 'aunque no se me parece en absoluto', el arte 'tiene derecho a escoger sus objetivos, y hasta a escogerlos equivocados'.


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