Los conservadores del Museo
Británico tiran la toalla y piden devolver los mármoles del Partenón
ABC
MADRID. El Museo Británico
atraviesa un crisis tan grave (con un déficit de 5 millones de libras, algo más
de 6 millones de euros) que el cuerpo profesional de conservadores y
restauradores de la institución ha tirado la toalla y ha pedido que se
devuelvan los «Mármoles de Elgin», los frisos del Partenón expoliados a la
administración turca por aquel embajador, según cuenta el «Sunday Telegraph».
Todo ello coincide con la polémica suscitada en Grecia por el proyecto de
construir un gran museo que los albergue, a estrenarse en Atenas durante los
Juegos Olímpicos de 2004, y que pondría en peligro la supremacía de la Acrópolis
como enseña del turismo cultural de la nación helena. Nunca llueve a gusto
de todos. Pero volvamos al principio.
El Museo Británico, cuya profesionalidad ha
estado fuera de dudas durante décadas, ahora no cuenta con financiación
suficiente para garantizar en el futuro próximo la conservación y la
restauración de sus tesoros más apreciados; tanto que ahora, las piezas más
frágiles (textiles, papiros, objetos de madera), ya corren serio peligro, según
ha denunciado el Instituto de Conservación del Reino Unido. Su director,
David Leigh, lamentaba que «nuestra mayor institución cultural se está
yendo por el sumidero. ¿Cuánto tiempo será capaz el Museo Británico de
defenderse por sí mismo como el mejor lugar del mundo para custodiar antigüedades
como los Mármoles de Elgin? Ésta es una institución que goza de una
reputación mundial que se está poniendo en peligro a causa de una crisis
económica de corto plazo. El prestigio labrado durante décadas, una vez
resquebrajado, será irrecuperable».
Tales señales de alarma ante el naufragio se
deben a los recortes presupuestarios que podrían traer como consecuencia el
despido de un tercio de la plantilla de conservadores y restauradores,
mientras que sólo se prescindirá de seis cargos entre alto personal
corporativo, financiero y comercial de la institución.
De todos es sabido el argumento que Londres
defiende para seguir custodiando los frisos del Partenón en el Museo Británico:
«Nunca estarían mejor cuidados en ninguna otra parte». El escándalo pone
en entredicho la autosuficiencia inglesa de tal manera que, por primera vez en
su historia, el mismísimo director del Británico, Neil McGreggor, ha
accedido a mantener conversaciones con el comité nacional que apoya las
aspiraciones de Atenas para que esas joyas arqueológicas le sean restituidas.
Unas conversaciones que, según el dominical londinense, se sustentarían en
la oferta que realizó el Gobierno griego ahora hace un año: devolver los Mármoles
de Elgin a cambio de un número no especificado de piezas arqueológicas de
descubrimiento reciente.
A pesar de que la institución se ha
manifestado, hasta ahora, siempre contraria a la devolución, lo cierto parece
ser que han comenzado las conversaciones para su restitución: «Es un hecho
que MacGreggor ha aceptado una reunión, lo que es -en opinión del profesor
Anthony Snodgrass, presidente del «Comité Británico para la Devolución de
los Mármoles del Partenón»- un gran paso adelante, la primera vez que se reúnen
las dos partes desde que comenzó nuestra campaña. Estamos en conversaciones
esperanzadoras que ya darán su fruto».
La campaña nacional en favor de las
aspiraciones helenas tiene cada día más partidarios en suelo inglés, entre
ellos, el grupo «Partenón 2004», que ha logrado recientemente las
adhesiones de personalidades del mundo del espectáculo como Vanessa Redgrave,
Dame Judi Dench o Julie Christie. La presión para lograr la devolución de
estos tesoros se incrementó en marzo, cuando se hizo público que el Museo
Británico había vendido 30 piezas de los Bronces de Benin en los años 50 y
60. Y, aunque eran copias arqueológicas que no iban a ser expuestas, su venta
destruyó la divisa del museo, según la cual tiene poder y capacidad para
retener en su poder cualquiera de sus obras.
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