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30 de julio de 2002

ABC, Madrid

Los conservadores del Museo Británico tiran la toalla y piden devolver los mármoles del Partenón

ABC

MADRID. El Museo Británico atraviesa un crisis tan grave (con un déficit de 5 millones de libras, algo más de 6 millones de euros) que el cuerpo profesional de conservadores y restauradores de la institución ha tirado la toalla y ha pedido que se devuelvan los «Mármoles de Elgin», los frisos del Partenón expoliados a la administración turca por aquel embajador, según cuenta el «Sunday Telegraph». Todo ello coincide con la polémica suscitada en Grecia por el proyecto de construir un gran museo que los albergue, a estrenarse en Atenas durante los Juegos Olímpicos de 2004, y que pondría en peligro la supremacía de la Acrópolis como enseña del turismo cultural de la nación helena. Nunca llueve a gusto de todos. Pero volvamos al principio.

El Museo Británico, cuya profesionalidad ha estado fuera de dudas durante décadas, ahora no cuenta con financiación suficiente para garantizar en el futuro próximo la conservación y la restauración de sus tesoros más apreciados; tanto que ahora, las piezas más frágiles (textiles, papiros, objetos de madera), ya corren serio peligro, según ha denunciado el Instituto de Conservación del Reino Unido. Su director, David Leigh, lamentaba que «nuestra mayor institución cultural se está yendo por el sumidero. ¿Cuánto tiempo será capaz el Museo Británico de defenderse por sí mismo como el mejor lugar del mundo para custodiar antigüedades como los Mármoles de Elgin? Ésta es una institución que goza de una reputación mundial que se está poniendo en peligro a causa de una crisis económica de corto plazo. El prestigio labrado durante décadas, una vez resquebrajado, será irrecuperable».

Tales señales de alarma ante el naufragio se deben a los recortes presupuestarios que podrían traer como consecuencia el despido de un tercio de la plantilla de conservadores y restauradores, mientras que sólo se prescindirá de seis cargos entre alto personal corporativo, financiero y comercial de la institución.

De todos es sabido el argumento que Londres defiende para seguir custodiando los frisos del Partenón en el Museo Británico: «Nunca estarían mejor cuidados en ninguna otra parte». El escándalo pone en entredicho la autosuficiencia inglesa de tal manera que, por primera vez en su historia, el mismísimo director del Británico, Neil McGreggor, ha accedido a mantener conversaciones con el comité nacional que apoya las aspiraciones de Atenas para que esas joyas arqueológicas le sean restituidas. Unas conversaciones que, según el dominical londinense, se sustentarían en la oferta que realizó el Gobierno griego ahora hace un año: devolver los Mármoles de Elgin a cambio de un número no especificado de piezas arqueológicas de descubrimiento reciente.

A pesar de que la institución se ha manifestado, hasta ahora, siempre contraria a la devolución, lo cierto parece ser que han comenzado las conversaciones para su restitución: «Es un hecho que MacGreggor ha aceptado una reunión, lo que es -en opinión del profesor Anthony Snodgrass, presidente del «Comité Británico para la Devolución de los Mármoles del Partenón»- un gran paso adelante, la primera vez que se reúnen las dos partes desde que comenzó nuestra campaña. Estamos en conversaciones esperanzadoras que ya darán su fruto».

La campaña nacional en favor de las aspiraciones helenas tiene cada día más partidarios en suelo inglés, entre ellos, el grupo «Partenón 2004», que ha logrado recientemente las adhesiones de personalidades del mundo del espectáculo como Vanessa Redgrave, Dame Judi Dench o Julie Christie. La presión para lograr la devolución de estos tesoros se incrementó en marzo, cuando se hizo público que el Museo Británico había vendido 30 piezas de los Bronces de Benin en los años 50 y 60. Y, aunque eran copias arqueológicas que no iban a ser expuestas, su venta destruyó la divisa del museo, según la cual tiene poder y capacidad para retener en su poder cualquiera de sus obras.


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