Blanca Li, clásica
Por ALBERTO MARTÍN-ARAGÓN
El Festival de Teatro Clásico
de Mérida acoge esta noche el estreno en España de «El sueño del minotauro»,
un espectáculo de danza y música cuya dirección, coreografía e
interpretación corren a cargo de Blanca Li. «Mérida es el mejor marco que
conozco para representar esta obra -explica la artista-. Si hubiera tenido que
dibujar el escenario, habría dibujado uno muy similar al del teatro
meritense, porque posee un aire mediterráneo que complementa estupendamente
el espíritu de la obra». En «El sueño del minotauro», Blanca Li y su
compañía caligrafían con «estáticos y equilibrados movimientos» algunos
de los temas y ámbitos más característicos y recurrentes de la Grecia Clásica,
como la belleza, la escultura, la cerámica, el mar, la guerra, el amor, el
deporte. El material sonoro de este espectáculo lo conforman obras de algunos
compositores clásicos que se asomaron al mundo antiguo (Debussy, Satie,
Martinu). «A pesar de las diferentes músicas que empleo, he tratado de
unificar, de dar coherencia a los números para no dar la sensación de
dispersión y caos».
Los últimos meses de esta artista han
experimentado algunas convulsiones por mor de su dimisión como directora de
la Ópera Cómica de Berlín. Asegura que su trabajo, que gozaba en la capital
alemana de un apabullante éxito de público, no recibió de los gerentes del
teatro el apoyo que merecía. «Dije en Berlín que estaba para dar lo mejor
de mí misma, pero no me dieron las condiciones de trabajo que yo necesitaba».
Agrega que una de las causas que precipitó su marcha fue el hecho de que «se
diera prioridad a la ópera en perjuicio de la danza».
Pese a ello, la bailarina no ha perdido la
ilusión y el entusiasmo de seguir divulgando por el mundo la danza contemporánea.
«Les cuesta mucho a los programadores interesarse por las nuevas tendencias,
pero yo trato de aportar mi grano de arena para que a las nuevas generaciones
comience a picarles el gusanillo por lo vanguardista, por lo que trata de ser
distinto e innovador». En este sentido, «el Festival de Mérida, al haber
elegido «El sueño del minotauro», es un ejemplo de audacia y valentía por
su compromiso con la danza contemporánea». No obstante, advierte de que «todavía
falta mucho por andar». Con «El sueño del minotauro, Li pretende contribuir
a esta tarea. Después de Mérida, la bailarina se sumergirá en «Bordeline»,
su próximo proyecto. Primero lo llevará a Francia y luego al Teatro de la
Zarzuela de Madrid, el próximo septiembre.
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