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EL PAIS Andalucía, 12 de febrero de 2002 

Una de romanos

Los escolares se convierten en legión del César para aprender historia en Carmona

MARGOT MOLINA | Sevilla

'Nos dieron ropa de esclavo, después de habernos dado una charla. Hicimos un teatro, cada uno en su papel. Por ejemplo: el muerto, los que llevaban las antorchas, los familiares, las lloronas. Me lo pasé muy bien haciendo el canelo con dos amigas más'. Estas impresiones forman parte de la descriptiva redacción que realizó Alejandra Creo, de cuarto de Primaria, después de su visita a la Carmona romana.

Como Alejandra, cada año cerca de 4.000 escolares andaluces, que tienen entre ocho y 16 años, hacen una especie de viaje en el tiempo para trasladarse a Carmo, como se llamaba Carmona (Sevilla) en el siglo I antes de Cristo. En lugar de aprender los hitos de la civilización romana estudiando en clase, sin más horizonte que su libro de texto, los alumnos que realizan el programa Carmo-romano se sienten protagonistas de la historia.

Se dividen en legiones, liberan a los patricios capturados por los cartagineses, acuñan monedas y hasta conocen los secretos de los rituales religiosos. Pero, sin duda, lo que más atrae a los estudiantes que participan en estas visitas es el asalto al Alcázar. Para entrar a la fortaleza tienen que sortear una lluvia de flechas y bolaños (de trapo) que los malvados cartagineses (varios monitores disfrazados) les lanzan desde las almenas cuando la legión romana intenta penetrar por la Puerta de Sevilla.

'He matado a dos cartagineses', dice orgullosa Jara Ramírez, una arquera de 11 años que el pasado 5 de febrero formó parte de la legión romana. 'Me gusta el César porque manda mucho', aclara la arquera quien, como el resto de sus 44 compañeros, cursa sexto de primaria en el colegio público Arboleda, en Sevilla.

'La experiencia sustituye el contenido de varias clases de historia. Si las clases que nos visitan son de 5º de primaria en adelante, uno de nuestros monitores imparte una clase antes de la visita, con diapositivas para que conozcan los distintos tipos de edificios con los que se encontrarán', explica Ernesto Gallego, director de Esco.Cultura, la empresa sevillana que organiza estas visitas desde 1994.

La idea partió del propio Ayuntamiento de Carmona y Mario Serrano, profesor de Educación Física, la puso en marcha hace ocho años. Ahora Esco.Cultura, integrada dentro de Ibérica de Servicios, la forman nueve profesionales entre monitores, historiadores, maestros y especialistas en turismo. 'Estas actividades se realizan desde hace décadas en Gran Bretaña. Nosotros hemos aprendido de sus métodos. Hacemos todo el programa en colaboración con la Consejería de Educación y siempre tenemos en cuenta la opinión de los colegios que participan y sus alumnos por medio de encuestas', comenta Mario Serrano, quien también ha trabajado con el tema de las granjas-escuela.

'El curso pasado realizaron la visita 3.617 alumnos de 60 colegios acompañados por 220 profesores. La mayoría de los centros de enseñanza, 36, llegaron de la provincia de Sevilla, aunque también acuden colegios de otras capitales andaluzas. La edad media de los chicos está entre nueve y 12 años', precisa Ernesto Gallego, biólogo y profesor de instituto.

La visita comienza a las diez de la mañana y se prolonga hasta las 16.30 horas. Parten de la famosa Necrópolis romana. Allí un centurión romano les corta el paso. 'Extranjeros, ¿cómo osáis entrar en un lugar sagrado sin ser romanos ni conocer nuestras leyes?'. El centurión les deja paso franco una vez que los extranjeros se han vestido convenientemente (con petos de cuatro colores, uno para cada legión) y han jurado las leyes Carmo-romanas. La legión está ya preparada para una larga jornada de lucha.

'Hemos aprendido cómo se civilizaron los romanos y hemos visto las tumbas', dice impresionado Manuel Jesús Paredes, de 11 años. A este chico le fascinó el paseo por la tumba de Servilia o la del Elefante. Ellos mismos escenifican un cortejo fúnebre con muerto incluido, un papel para el que siempre hay voluntarios porque el elegido pasea en parihuelas.


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