Nueva York | EFE 04/03/2011
Más de 250 objetos hallados en las excavaciones de Pompeya, algunos de ellos nunca antes expuestos al público, así como la mayor colección jamás reunida de moldes de cuerpos de los habitantes de la ciudad de la Antigua Roma, se exponen desde hoy en Nueva York.
En una exposición organizada en el Discovery Center de la popular plaza de Times Square, que permanecerá abierta al público hasta el 5 de septiembre, los visitantes pueden sumergirse en un paseo por aquella ciudad, que fue sepultada por la violenta erupción del Vesubio en el año 79.
El interés que suscita la extinguida ciudad se debe a que quedó congelada en el tiempo tras la violenta erupción, considerada la más destructiva de Europa, lo que ha permitido recrear con mucha proximidad los instantes anteriores a que sus cerca de 25.000 habitantes murieran enterrados por una capa de más de tres metros de lava, cenizas y escombros.
«¿Qué hace a Pompeya tan importante? Es uno de los pocos yacimientos en los que no sólo tenemos templos y grandes edificios en pie, sino también pequeños objetos que nos permiten entender cómo era la vida diaria de toda la población, desde los esclavos y pescadores, hasta las esposas y los hombres de negocios, hace unos dos mil años», explican los responsables de la muestra en su blog.
Para hacer la exposición más atractiva para todos los públicos, sus responsables han tratado de incidir en los aspectos más cotidianos de la vida de sus habitantes, así como en la reproducción de las circunstancias en las que la muerte se les echó encima en forma de rocas, ceniza y lava.
Para ello se ha reunido la mayor colección de moldes realizados a partir de la ceniza y lava que cubrieron a los pompeyanos y luego se endurecieron, dejando dentro de sí un hueco con la forma y posición exacta de sus cuerpos.
Los arqueólogos decidieron rellenarlos con yeso, lo que permitió obtener moldes que parecen momias, pero que ofrecen tal detalle que se puede observar incluso la expresión de miedo de alguno de ellos o recrear cómo los fallecidos afrontaron aquellos últimos momentos de sus vidas.
En la muestra, incluso, se ha habilitado un sistema que hace temblar el suelo, imitando el momento de la erupción, e incluye un vídeo que reproduce cómo debieron ser aquellos instantes, así como una recreación de una sala de un burdel de Pompeya con unos frescos eróticos auténticos.