El centenar de piezas de «Scripturaria», nave capitana del XXII Congreso Internacional de Bibliófilos ilustra los momentos áureos de la letra impresa y subraya la importancia de unos 23.000 archivos eclesiásticos que representan casi las tres cuartas partes de la documentación archivística de España.

El valor de los materiales expuestos es incalculable. «Todo lo que se exhibe es propiedad de la Iglesia, aunque es una propiedad pignorada: no se puede vender porque pertenece a nuestro patrimonio cultural», afirma Josep M. Martí Bonet, comisario de la muestra.

«Srcipturaria» transita por cinco etapas clave del libro y los documentos escritos. Se inicia en el siglo IV a. de C. con un «papyrus» del poeta Timoteo de Mileto. La segunda estación nos lleva al siglo I de la Era Cristiana: códices manuscritos y bellamente ilustrados que salen del «scriptorium» monacal. El apartado -antológico- de los pergaminos nos pone frente a un curioso testamento sacramental de 987, una bula del papa Alejandro III, un documento del XVI firmado por San Ramón de Peñafort, o el Misal de Santa Eulalia datado en 1403. La tercera etapa, ya en el siglo XVI, tiene como protagonistas a incunables como el «Lactanti». La dualidad del papel y la imprenta posibilita la comunicación de la Humanidad. Entre las piezas más codiciadas encontramos la edición valenciana del Quijote (1605) o el libro del «Consolat de Mar». En el XIX, arte y edición se funden con arabescos modernistas y ex libris de Alexandre de Riquer. No faltan piezas curiosas como «El liberalismo es pecado» de Sardà i Salvany ilustrado por Apel.les Mestres en 1891. El recorrido culmina en un pequeño despacho y la luz tenue para no dañar las páginas impresas deja paso al fulgor de la pantalla del ordenador, el cederrón y el libro electrónico. Si tecleamos en www.archivoiglesia.org podremos acceder al extenso patrimonio bibliográfico eclesia. Un viaje por las edades del libro con rumbo al palimpsesto digital.