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ABC, 27 de agosto de 2001

Arqueólogos británicos elaboran el mapa del mayor acueducto de la Antigüedad

LONDRES. David Keys

Los arqueólogos están redescubriendo una de las más grandes proezas de la ingeniería civil del Imperio Romano, considerada por los expertos como la octava maravilla del mundo antiguo. En la espesura de un bosque en el oeste de Turquía, un equipo de investigadores levanta un mapa del acueducto antiguo más grande del mundo, una enorme red de suministro de agua de 1.600 años de antigüedad construida para abastecer a Constantinopla, capital del Imperio Romano Oriental.

El acueducto nunca se había investigado a fondo y los arqueólogos creían que sólo medía 180 metros de largo. Pero ahora, tras dos años de investigaciones, un equipo de expertos de la Universidad de Newcastle ha descubierto que el antiguo acueducto tiene una longitud de 450 kilómetros. Construido en dos fases, entre los años 335 y 440 d. C., y posteriormente sometido a una rehabilitación masiva en la década de 530, el acueducto es tres veces y media más largo que su rival más importante, el acueducto de 132 kilómetros que abastecía la ciudad de Cartago, en el norte de África. El ejemplo más largo en Europa occidental -en Colonia- sólo medía 95 kilómetros de largo. La propia Roma tenía 11 acueductos diferentes, el más largo de 91 kilómetros.

ORGULLO DEL EMPERADOR

Encabezan el proyecto los arqueólogos Jim Crow y Richard Bayliss, y el hidrogeólogo italiano Paulo Bono, que han digitalizado los datos y han utilizado programas informáticos especialmente diseñados para deducir el razonamiento hidrográfico en el que los ingenieros y arquitectos romanos basaron sus decisiones. Fue uno de los más grandes proyectos de ingeniería civil de la Antigüedad. «Nuestro trabajo está dando a conocer la extraordinaria escala del sistema de abastecimiento de agua de Constantinopla y demuestra la confianza y el poder del emperador romano en su nueva capital», afirma el director del proyecto, Jim Crow.

A principios del siglo V, Constantinopla era una de las dos ciudades del mundo con una población de más de 500.000 habitantes, y el enorme acueducto tenía capacidad para abastecer la metrópoli con 130 millones de litros de agua al día. Empleando túneles excavados a propósito y puentes-acueducto de una, dos y tres hileras, los ingenieros y arquitectos romanos consiguieron una increíble rampa para la parte principal del sistema, excepto para los últimos cuatro kilómetros en la propia ciudad.

Más de la mitad del acueducto de 450 kilómetros de longitud se enrosca y serpentea por un bosque prácticamente impenetrable. De hecho, para poder avanzar por él, los arqueólogos se veían obligados a cortar la densa maleza y a veces tardaban hasta dos horas en recorrer sólo 150 metros.El equipo de investigadores ha localizado una docena de puentes-acueducto de múltiples hileras con una altura de entre 25 y 34 metros, y otros 35 ejemplos más de una sola hilera de hasta 15 metros de altura. El sistema tiene unos 3 kilómetros de espectaculares puentes en arco.

Ahora los arqueólogos sospechan que los ingenieros romanos excavaron como mínimo siete extraordinarios túneles, uno de los cuales medía más de 100 metros de longitud.

Comenzado por el emperador Constancio II, en el año 350 d. C., el sistema fue restaurado posteriormente en los siglos VI, VIII, X y XI. Tras una sucesión de terremotos, se dejó de utilizar en la decada de 1130 debido a la falta de expertos en mantenimiento y a una disminución de los fondos imperiales necesarios para repararlo.

Los conductos abovedados, totalmente cerrados, que transportaban el agua, eran de dos anchos (90 y 155 centímetros de diámetro) y estaban hechos de ladrillo y mortero, y enterrados en zanjas excavadas en el terreno. Los tres kilómetros de puentes-acueductos construidos sobre uno o múltiples arcos, estaban parcialmente sustentados en bloques de piedra caliza.

28 AÑOS DE OBRAS

Durante los 28 años que se tardó en construir (355-373 y 430-440 d. C.), decenas de miles de obreros asalariados tuvieron que hacer el trabajo, de modo que el proyecto debió de costar a las autoridades una suma enorme de dinero. Sólo la creación de la zanja para el acueducto implicó el movimiento de aproximadamente 2,5 millones de metros cúbicos de tierras, mientras que la construcción de los conductos abovedados cerrados requirió cerca de medio millón de metros cúbicos de grava y mortero.

La construcción de los tres kilómetros de puentes-acueducto implicó el uso de 200.000 metros cúbicos de baldosas para revestimientos, algunas de las cuáles tuvieron que ser transportadas desde canteras que se encontraban a 150 kilómetros de distancia. Hoy es posible introducirnos en la mente de los ingenieros romanos y entender por qué escogieron precisamente el camino que escogieron, gracias a los detallados datos topográficos encontrados en mapas británicos elaborados hace 55 años, que habían sido olvidados, y que los arqueólogos descubrieron recientemente en la Biblioteca Británica.


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