La Consejería de Cultura prepara la declaración como Bien de Interés Cultural el Templo Romano de Córdoba

La Consejería de Cultura prepara la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) del yacimiento arqueológico del Templo Romano de Córdoba, datado en el siglo I dC, y situado en pleno centro del casco urbano de Córdoba.

La declaración, que se encuentra pendiente del período abierto para que los afectados por esta medida puedan presentar alegaciones, afectaría al yacimiento arqueológico del que se tiene por un templo de planta rectangular y porticada, dedicado a un dios no concretado y que se descubrió en 1576, cuando se adquirió el solar para la construcción de las Casas Consistoriales.

Fuentes de la Junta de Andalucía informaron de que la declaración de BIC permitirá la definitiva protección de estos restos, que se extienden más allá del solar abierto, ya que, incluso, los contrafuertes de la plataforma sobre la que se sustenta el conjunto están integrados en el actual edificio central del Ayuntamiento de Córdoba, junto a unos lienzos de muralla.

La cimentación del templo, según el informe del arqueólogo José Antonio Morena, unido al expediente de protección, al que ha tenido acceso Efe, tiene unas dimensiones de 32 metros de longitud por 16 de anchura, mientras que de la altura original de los cimientos se han pedido unos 3,5 metros.

El templo se situó lejos del foro, localizado en el subsuelo de las calles Cruz Conde, Góngora, Ramírez de Arellano e Historiador Díaz del Moral, también en el centro del casco urbano de Córdoba, y probablemente extramuros de la ciudad romana, según se desprende de los resultados de las excavaciones efectuadas en 1987 y 1994.

A principios de los años 60, el arqueólogo Félix Hernández acometió las obras que definen la visión actual del templo, al colocar, sobre unos pilares de ladrillo para alcanzar la altura original, unas columnas de nueva construcción, que sólo tres de ellas soportan capiteles originales.

El mismo informe arqueológico señala que no se conserva nada de las estructuras exteriores del templo, a excepción de alguna decoración arquitectónica que se encuentran esparcidos por el solar del recinto y en otros lugares de la ciudad, como el Alcázar de los Reyes Cristianos, también de propiedad municipal, los Jardines de la Agricultura, las plazas de las Doblas y de Jerónimo Páez y el Museo Arqueológico.

Aunque en 1916 aparecieron en la ampliación de la calle Claudio Marcelo, numerosos restos, las primeras actuaciones arqueológicas se llevaron a cabo en 1951, tras la demolición de las antiguas Casas Consistoriales.

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