Mérida www.extremaduradehoy.com 21/12/2011
Así lo recoge «La cerámica romana en Augusta Emerita en la época Altoimperial. Entre el consumo y la exportación», de Macarena Bustamante Álvarez. «Un edificio singular de la Mérida tardorromana: un posible centro de culto metróaco y rituales taurobólicos», de Francisco Javier Heras Mora, habla del origen del Corralón de los Blanes.
Mérida supo alzarse como el mayor centro productor cerámico durante los dos primeros siglos del Imperio Romano, superando “con creces” a las otras capitales hispanas. Además, en el conocido popularmente como Corralón de los Blanes, situado en la calle Almendralejo, se han reconocido las ruinas de un edificio de finales del siglo IV, en cuya excavación se han encontrado los restos de un espacio para el culto a la diosa madre, Cibeles, y los sacrificios que ello llevaba aparejados.
Éstos son algunos de los titulares más importantes que recogen los nuevos volúmenes de la Serie ‘Ataecina’, fruto del convenio de colaboración firmado entre la Asamblea de Extremadura y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y bajo la dirección científica del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM). En esta ocasión, se trata de los número 7 y 8, ‘La cerámica romana en Augusta Emerita en la época Altoimperial. Entre el consumo y la exportación’, de Macarena Bustamante Álvarez; y ‘Un edificio singular de la Mérida tardorromana: un posible centro de culto metróaco y rituales taurobólicos’ de Francisco Javier Heras Mora, respectivamente.
Ambas publicaciones han sido presentadas este miércoles, durante una rueda de prensa celebrada en el Parlamento extremeño, y en la que han estado presentes, además de los autores, la vicepresidenta Primera del Parlamento de Extremadura, Consuelo Rodríguez Píriz, acompañada por el director del IAM y coordinador de la serie ‘Ataecina’, Pedro Mateos; así como por diputados del Grupo Parlamentario Popular y de la Agrupación de IU-V-SIEx, y el director del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, Miguel Alba.
“Para el Parlamento de Extremadura es un acierto dar continuidad a esta Serie que habla sobre el territorio de la Lusitania y que muestra lo importante que ha sido y que es la unión de Extremadura con Portugal”, apuntó Rodríguez Píriz en la presentación. Así pues, según sus palabras, dentro de este marco, “estos dos nuevos volúmenes acometen de manera divulgativa y accesible a todos un exhaustivo y revelador estudio sobre la vida cotidiana de la ciudad romana de Augusta Emerita”.
Y es que, tal y como ha precisado la vicepresidenta Primera del Parlamento de Extremadura, “la riqueza de Mérida se eleva por encima de todo tiempo y de todo pueblo que ha ido habitándola”, puesto que “de alguna manera y por motivos diversos, la historia apremia a ciertos lugares sobre otros y los convierte en centros para el entendimiento de lo que hoy somos y de nuestras conductas”.
De este modo, ha reconocido que en Extremadura “son pocos los espacios urbanísticos que no gozan de un pasado ilustre”, pero en el caso de la capital extremeña, “la cosmopolita y siempre floreciente Augusta Emerita el tiempo ha cubierto y seguirá cubriendo de luminosos hallazgos todos los campos propios del conocimiento arqueológico”, ya sea el urbanismo, la arquitectura pública, la escultura, la epigrafía, el arte parietal, la cerámica, el mundo funerario o la religión.
Por todo ello, Rodríguez Píriz ha asegurado que el Parlamento extremeño “se enorgullece” de presentar los últimos números de su Serie ‘Ataecina’, una publicación que desde el año 2006, “se ha consolidado como referente arqueológico en Extremadura”. Sobre los dos nuevos volúmenes ha destacado que la abundancia de fotos y la presentación de los textos hace que sean “muy atractivos” para el público “que no es tan científico y que queremos que se introduzca en este tipo de conocimientos arqueológicos y de investigación de la capital extremeña”.
Mayor centro productor cerámico
De este modo, Macarena Bustamante ha recalcado que esta publicación “es el inicio firme de una sublínea de investigación” que desde el Instituto Arqueológico de Mérida desarrolla desde escasos meses. Se trata, a su juicio, de “una reivindicación del papel que tuvo esta ciudad en la producción y el consumo cerámico durante los siglos I y II d.C.”. Y es que, según sus palabras, la capital extremeña “en todo momento compitió el esplendor comercial con cualquier puerto marítimo del Mediterráneo y supo acoger en su seno comerciantes de todos los puntos del Imperio”.
Así pues, Mérida, además de capital administrativa, “supo alzarse como el mayor centro productor cerámico durante los dos primeros siglos del Imperio, superando con creces a las otras capitales hispanas”, por lo que su entorno se puede calificar “como el núcleo de producción cerámica altoimperial más importante del suelo peninsular”. En este sentido, la joven arqueóloga ha recalcado que las labores arqueológicas acometidas en la ciudad “nos permiten abordar el estudio de más de una treintena de hornos cerámicos agrupados en 18 talleres repartidos por la urbe”.
Por tanto, con este libro “queremos realizar un rápido recorrido de las singularidades más características de la cerámica que se produjo y que se consumió en Mérida”, que, a su entender, “se ha convertido como un espacio ideal para el estudio de la cerámica, tanto como centro productor, como centro receptor”.
Para ello, se ha dividido la publicación en seis puntos: ‘La producción cerámica en época romana: el caso de Augusta Emerita’, ‘Cerámicas para una capital: Las clases cerámicas consumidas en Augusta Emerita durante los siglos I-III d.C’; ‘El uso del instrumentum domesticum cerámico en Mérida’; ‘La cerámica como soporte epigráfico en Augusta Emérita’; y ‘La cerámica y los nuevos tiempos’.
Lugar de culto a la diosa Cibeles.
Por su parte, Francisco Javier Heras Mora ha explicado que el libro ‘Un edificio singular de la Mérida tardorromana: un posible centro de culto metróaco y rituales taurobólicos’, es parte de los resultados de una excavación arqueológica realizada en pleno centro de la Mérida actual. En concreto, se trata del solar de los Blanes, sito en el número 41 de la calle Almendralejo, en el que se intervino entre los años 2005-2007, pero que cuyo origen “corresponde a las afueras de la vieja Augusta Emerita”.
Además, según sus palabras, esta publicación es el resultado de una larga investigación que permitió reconocer en las ruinas de un edificio de finales del siglo IV aparecido en aquella excavación “los restos de un espacio para el culto a la diosa madre, Cibeles, y los sacrificios que ello llevaba aparejados”. Así pues, a lo largo de este trabajo “se exponen los aspectos morfológicos y decorativos del edificio y cómo desde su análisis se iba conformando una atractiva hipótesis funcional”, apostilló.
Sobre el título elegido para el número 8 de la serie ‘Ataecina’, Heras ha explicado que encierra “una buena dosis de prudencia esencial en la formulación y difusión de una hipótesis científica, pero también el atrevimiento estrictamente necesario para convertir un estudio arqueológico en formulación histórica”. En este punto, ha reivindicado el papel del historiador, dentro de la figura misma del arqueólogo, “convertido a veces en simple notario de la excavación o un mero registrador de la evidencia material”.
Finalmente, ha concretado que el cuerpo principal del libro está organizado en cinco partes: ‘El edificio de las aves y las flores de Mérida’; ‘La cuestión iconográfica’; ‘Función y contexto. Una propuesta interpretativa’; ‘El Taurobolium: origen y fuentes de conocimiento’; y ‘La arquitectura de los santuarios y de los sacrificios’. Precisamente, sobre el ‘Taurobolium’, ha recalcado que consistía “en un sacrificio y un posterior e inmediato baño de sangre”, añadiendo que en aquella época los romanos también adoptaron de forma temprana un culto de origen oriental y una comunidad religiosa ya conocida en la ciudad, seguramente importante hasta la creciente influencia del cristianismo”, concluyó.
FUENTE: http://www.extremaduradehoy.com/modulos/mod_periodico/pub/mostrar_noticia.php?id=151767