Manuel Morales www.elpais.com 02/12/2016

Los documentales de la profesora de Cambridge cuentan la historia de forma erudita y amena.

Contar la Historia Antigua en documentales para televisión no tiene por qué ser árido ni gastar prosopopeya. Al contrario, puede ser divulgativo, entretenido, tener notas de humor y mostrar una erudición opuesta a cualquier afectación académica. Un magnífico ejemplo lo disfrutamos con los espacios que el canal #0, de Movistar+, está emitiendo sobre Roma, escritos y presentados por la profesora de Antigüedad Clásica de Cambridge Mary Beard, último premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales.

Con su larga melena gris y, en ocasiones, paseando en bicicleta por la capital italiana, otras viajando hasta los antiguos confines del Imperio Romano, los programas de Beard no necesitan espectaculares recreaciones ni realizaciones, más allá de unas tomas aéreas. Ella irradia pasión desde el primer instante para contar, sobre todo, cómo vivía el pueblo llano, la historia ajena a los grandes nombres, que también tienen su lugar en esta serie que emitió la BBC.

Una de las originalidades de estos documentales es que Beard no nos golpea con sesudos tratados de historia, sino que recorre las calles de la urbe en busca de los textos fijados en innumerables lápidas e inscripciones, husmeando como una detective. Esos mensajes que están a la vista de cualquiera son los tuits que se mandaban y dejaban para la posteridad los romanos hace 2.000 años.

De esa forma sencilla, Beard logra romper clichés sobre, por ejemplo, la vida de los gladiadores, menos dramática de lo que el cine ha contado, y nos enseña cómo eran los niños de Roma, en qué tugurios comía la plebe, dónde aligeraban sus vientres el millón de habitantes que llegó a vivir en la capital del imperio, los lugares en los que fornicaban, dónde eran enterrados y en qué ocupaban su caótica vida. Así descubrimos que, aunque estamos muy alejados de aquellos seres en costumbres que hoy nos horrorizan, somos asombrosamente similares en otros comportamientos. Y, por supuesto, está su inmenso legado, como bien detallaron los miembros del Frente Popular de Judea en La vida de Brian.

En capítulos de una hora, Beard no acapara la pantalla para no cansar, sino que da voz a otros historiadores y arqueólogos con los que dialoga en un lenguaje llano, directo y sembrado de ironía. Una inteligente manera de invitar a los espectadores a querer saber más. Parece fácil pero piense cuántas veces ha querido salir corriendo cuando algún plomazo ha querido ilustrarle con una lección de historia.

No sabemos cómo nos mirarán los humanos de dentro de 2.000 años. Quizás hagan caso a esta mujer que, en una de sus frases lapidarias, asegura que una excelente forma de conocer una cultura es observar cómo eran sus aseos. Ahí está todo. Piénselo la próxima vez que levante la tapa del váter.

FUENTE: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/11/18/television/1479486359_899816.html