www.rionegro.com.ar 25/07/2011
La investigadora Karina Bonifatti realiza una interesante disección del best-seller de los adolescentes y jóvenes.
En «Las voces de los clásicos en Harry Potter», la investigadora Karina Bonifatti encontró correspondencias entre los personajes de la saga y otros de la literatura greco-latina y sus peripecias que convirtió a la serie en uno de los éxitos superlativos de la industria cultural contemporánea.
El libro, publicado por la casa Biblos, apuesta por la inteligencia de los lectores, de una curiosidad insólita (para autores y para el mercado), capaz de disfrutar de la producción de Joanne K. Rowling, un folletín culto capaz de entrenar a los jóvenes para textos más complejos y largos.
«Aclaremos que Rowling (autora de siete volúmenes traducidos a 64 idiomas, y alrededor de 325 millones de ejemplares vendidos) no subestima a sus lectores, confía en la inteligencia de los niños, está segura que pueden seguir tramas complejas», dice Bonifatti.
Y agrega: «Además, tiene mucho sentido del humor, es muy graciosa, sus libros hacen reír. Y no olvidemos que según cuenta la leyenda, la idea de Harry Potter se le ocurrió viajando en tren».
Bonifatti es licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA); integra la cátedra Edición de Publicaciones Periódicas de la Facultad de Filosofía y Letras de esa casa de estudios. Publicó los libros «Hombres abstenerse» (2001), «Que quede entre nosotras» (2003), «De la Ilíada a Harry Potter» (2006) y «Madres de próceres. Partos que hicieron la historia» (2010).
Para la especialista, la escritora inglesa «encuentra una saga (que empieza con la guerra de Troya), la trabaja muy bien, la adapta, la estructura y el punto clave, hace de los protagonistas, niños -que es una categoría que no existe en el mundo antiguo, pero es dominante en el mundo actual».
«Al detectar la ausencia de peripecias infantiles en el mundo antiguo, Rowling toma los personajes -que nacen a la literatura con Homero-, los caracteriza y los vuelve inseparables. Es decir, son amigos, pase lo que pase».
Sin dudas, la idea de la amistad es una de las claves de la fascinación infantil por la saga, aunque no es la única; también existen algunos motivos más o menos universales (como la venganza por el asesinato del padre).
Bonifatti dice que Rowling «adapta cosas que siempre tuvieron aprobación (la amistad, el amor, el heroísmo); cosas que maravillaron durante siglos a muchísimas sociedades». «El interés por esta historia es como si estuviera garantizado. Y subliminalmente, creo, todos debemos saber o creer que sabemos algo de esta historia».
La habilidad de J.K.Rowling es trasladar a figuras que no existían en el mundo de Homero a la actualidad. La matriz del drama es similar, ero este mundo, además, está habitado por otros mundos, mágicos, donde suceden cosas que lo asemejan (en la superficie) al mundo antiguo.
«Así», explica la investigadora, «repone una cantidad de procedimientos propios de la épica griega, y plantea, es su posición, un enfrentamiento cultural entre los universos griego y romano».
En esa dirección, «Grecia sería el bien, y Roma el mal. Pensemos que más allá de cualquier tiempo y espacio, la literatura es heredera de Grecia o de Roma, o es lírica o bienpensante», sostiene la ensayista.
Pero Bonifatti no ignora los aportes escandinavos, orientales o árabes sino que descarta de la tradición del folletín, más o menos culto, a esos textos. Para poner un ejemplo. «En la literatura argentina, Grecia sería (Domingo Faustino) Sarmiento, y (Lucio V.) Mansilla, Roma. (Jorge Luis) Borges sería Grecia, y Leónidas Lamborghini, Roma», aclarando que el ejemplo admite variantes y acaso suene maniqueo.
El objetivo de «Las voces…» es tratar «de transmitir una matriz para explicar los tonos de la literatura, y dos modos de pensarla y escribirla. Los griegos no se reían. Pero Lucano, Marcial, Juvenal y Petronio, entre otros, jamás pierden el humor».
¿Y cómo nace su interés por Harry Potter? «A raíz de su primera experiencia de lectura apasionada, cuando eran niños».
«Cada capítulo del libro empieza con un diálogo mío con ellos. A lo largo de los años ( y los libros), mientras leían Harry Potter, releí a Homero, Virgilio, a los clásicos griegos y a los latinos».
Y empezaron a saltar las coincidencias.
«La primera apareció con el nombre de la heroína, Hermione, que ya está en la Odisea. Es la hija de Helena de Troya. Después, Aquiles era James Potter. Y la serie seguía», cuenta la escritora.
Y el triángulo, «Harry, Hermione y Ron, los personajes de Rowling, son (o pueden ser) Pirro, hijo de Aquiles; Orestes, hijo de Agamenón; y Hermione, hija de Menelao, un mito muy trabajado por los trágicos griegos en diferentes versiones.
La hipótesis del libro es que Rowling toma la infancia de estos niños que dejaron de tener contacto con sus padres cuando ellos marcharon a la guerra de Troya, y actualizarla en el mundo de la magia.
Es que «la infancia es un invento reciente, los derechos del niño y su carácter de consumidores, es todavía más reciente. De la generación de mi abuelo para atrás, los niños no hablábamos en la mesa, por decirlo rápidamente», ilustra Bonifatti.
Finalmente, otras coincidencias. «Por un lado, Gryffindor (Grecia), que también es el nombre del equipo del colegio al que pertenecen los protagonistas, los personajes más queridos por el público, los buenos».
«Y por el otro, Slytherin, la casa a la que pertenece el señor del mal, el de las tinieblas, el enemigo, Voldemort, que sería el dios Apolo». En consecuencia, «existe un sistema de correspondencias que en este libro planteo para acercar a los jóvenes a la lectura de los clásicos».
Así las cosas, «los lectores de Harry Potter estarían entrenados para leer a los clásicos porque hay un sistema de correspondencias que permite comprender las tramas y de paso ubicarse en la historia de la literatura occidental», concluye la especialista. (Télam).
FUENTE: http://www.rionegro.com.ar/diario/rn/nota.aspx?idart=671374&idcat=9521&tipo=2