A. O. | Pamplona www.diariodenavarra.es 13/11/2010
Los arqueólogos, que trabajan ahora en la calle Ansoleaga, siguen hallando sepulturas. La reurbanización de ambas calles tiene un presupuesto de 1,1 millones de euros.
Además de con la localización de unas 80 sepulturas, los trabajos arqueológicos que desde el pasado mes de agosto se llevan a cabo en las dos calles que rodean la parroquia de San Saturnino, Campana y Ansoleaga, en el Casco Antiguo de Pamplona, se han saldado con otro hallazgo menos esperado.
En la calle Ansoleaga, a la altura de los números 2 y 4, se han encontrado fragmentos de cerámica romana y también restos de un hogar junto al cual se encontraron «pequeños cantos rodados, restos de fauna, cenizas y carbón». Cerca de este hogar también se ha localizado un pequeño tramo de 60 centímetros de un muro con una anchura de medio metro en su parte superior.
De acuerdo con el informe provisional de los arqueólogos de Trama los restos «confirman» la existencia de una construcción romana de la época altoimperial (siglos I y II), y «a juzgar por su naturaleza» indican que aquel espacio fue en esa época una zona de viviendas porque los objetos «formaban parte del ajuar doméstico». Entre los restos figuran fragmentos de cerámica «sigillata hispánica» y otros que se pueden fechar en los siglos I y II, así como fragmentos de vidrio y de bronce, alguna moneda y también algunos materiales de construcción.
Los trabajos arqueológicos en las calles Ansoleaga y Campana son previos a la reurbanización de ambas calles. Las obras se adjudicaron a Arian Construcción y Gestión de Infraestructuras por 1.175.231 euros y un plazo de ejecución de 9 meses. La actuación cuenta además con financiación del Plan de Infraestructuras Locales (410.827 euros), mientras que la Mancomunidad de la Comarca se hace cargo de la parte correspondiente a las redes (243.954 euros). Al Ayuntamiento le corresponde financiar 520.449 euros.
79 sepulturas
Terminados los trabajos arqueológicos en la calle Campana, donde ya se comienza a apreciar la nueva urbanización que podrá estrenarse para la festividad de San Saturnino, los arqueólogos se han trasladado ahora a la calle Ansoleaga. Allí, en la parte más próxima al templo han vuelto a reproducirse las mismas imágenes que hace unos meses al otro lado de la iglesia, y han comenzado a quedar a la vista varios esqueletos que estos días están siendo estudiados in situ.
El primero de los informes de Trama, en el que se hace referencia exclusivamente a los hallazgos en la calle Campana, asegura que han sido localizados durante los trabajos arqueológicos un total de 79 sepulturas, todas ellas asociadas a la necrópolis de San Saturnino.
Los esqueletos más antiguos son anteriores al templo gótico y, por lo tanto, corresponden al original templo románico de cuya existencia ya se da cuenta en algunos escritos del año 1107. Se trata de enterramientos en fosas con forma ovalada. A una época posterior, ya relacionada con el templo gótico que terminó de construirse en el año 1297, pertenecen otras sepulturas localizadas en fosas rectangulares o trapezoidales.
La mayor parte de los enterramientos hallados en la calle Campana son de época medieval (siglos XI al XV) y muchos de ellos se han localizado partidos por efecto de algunas construcciones posteriores, generalmente por la mineta del siglo XVIII y otras conducciones e infraestructuras.
Los hallazgos más recientes de la calle Campana están fechados entre los siglos XVII al XIX y se encontraron apenas a medio metro de profundidad sobre la actual calzada. Aunque no era lo más habitual, se trata de enterramientos colocados en dirección norte-sur y el motivo no es otro, según la teoría de los propios arqueólogos de Trama, que el de aprovechar mejor el espacio destinado a cementerio. La mayor parte de los cuerpos se han encontrado en ataúdes de madera y con las manos cruzadas sobre el pecho o la pelvis.
Por el hecho de que estos esqueletos se hayan localizado casi íntegros y sin afecciones a causa de la mineta, los arqueólogos de Gabinete Trama los datan entre los años 1768, cuando se construyó la mineta, y 1808, cuando se abrió el cementerio de Berichitos y se prohibió enterrar en los templos.
En cuanto a los ajuares, dos de estos esqueletos portaban sendos anillos de bronce y uno de ellos, además, fue enterrado con una concha de peregrino a la altura de la pelvis.