León | EUROPA PRESS 04/04/2010

La ciudad de León se construyó alrededor del campamento romano de la Legio VII, en el siglo I después de Cristo, para más tarde acoger la aljama judía, inicialmente asentada en lo que actualmente se denomina Puente Castro. Este cruce de culturas ha llegado al momento actual y con el paso de los siglos han pervivido las huellas de las culturas romana y sefardí.

El recinto ocupado por la Legio VII, con forma rectangular, fue amurallado en dos momentos diferentes. Según las investigaciones realizadas, la primera fortificación se compuso de un muro de opus caementicium con cara de sillarejos encintados en su exterior, mientras que al interior se desarrollaría un terraplén.

Este recinto fue levantado a finales de siglo I, poco tiempo después de la llegada de la legión a lo que hoy se conoce como León y la Calle Ancha es la heredera de su trazado original, según informa el Ayuntamiento de León en su página web, www.aytoleon.es.

La segunda fortificación, conocida tradicionalmente como la muralla de los cubos, es actualmente visible de forma continua en una buena parte de su trazado, al conservar 36 torres o cubos, la mitad de las que debió tener inicialmente, además de otras ocho que supuestamente flanqueaban sus puertas y se estima que se construyó a finales del siglo III o inicios del IV.

Con un diámetro de unos ocho metros, la planta del recinto amurallado es ligeramente peraltada y su longitud tiene algo más de cinco metros de anchura. No obstante, su altura variable, como consecuencia de las diversas remodelaciones que sufrió su coronación con el paso de los años.

El campamento de la Legio VII contó con un acueducto que acometía al recinto fortificado por el noroeste, procedente de las lomas en las que se ubica el actual barrio de San Esteban, aunque su origen o captación se desconoce. En las inmediaciones de la puerta septentrional, la actual Puerta Castillo, apareció un pequeño tramo de una de las conducciones encargadas de la redistribución del agua, cuyos restos se encuentran en el Jardín del Cid.

COLECCIÓN EPIGRÁFICA LEGIONENSE
Las intervenciones arqueológicas recientes han permitido conocer rasgos de las diferentes edificaciones con las que contaba el campamento y han permitido ahondar en los orígenes de la ciudad tras el hallazgo de unas 160 lápidas en la zona de Los Cubos de la muralla, lo que ha permitido que la provincia atesore una colección epigráfica legionense de «máximo interés» para el norte del país.

Las construcciones más completas aparecidas hasta la fecha son los restos de dos edificios, halladas en sendas excavaciones practicadas en el Corral de San Guisán y Plaza de Puerta Castillo, correspondiéndose este último posiblemente con parte de un almacén.

En cuanto a las termas interiores, se extendían sobre buena parte del trazado que ocupan actualmente la Catedral y parte de la Plaza de Regla, lo que ofrece una idea de sus grandes proporciones. Situadas en las proximidades de la puerta oriental del campamento y al borde de la vía principalis, fueron construidas a finales del siglo I después de Cristo o comienzos de la siguiente centuria.

Siglos más tarde, su estado de conservación todavía debía ser bastante aceptable, ya que el monarca Ordoño II transformó parte de sus estructuras en Aula Regia.

VESTIGIOS DEL NÚCLEO CIVIL
Al exterior del campamento también han sido localizados importantes vestigios constructivos, vinculados en este caso al núcleo civil que se estableció en el entorno del recinto militar. El hallazgo más relevante lo constituye una larga galería curva con cubierta abovedada descubierta en las proximidades del ángulo sureste del recinto amurallado, concretamente, en la calle de Cascalerías.

Esta importante estructura, que aún no ha podido asociarse con una edificación determinada, ha sido parcialmente conservada gracias a la creación de una nueva cripta arqueológica.

Además de los restos hallados de la estancia de la Legio VII en León, la ciudad conserva la huella de otras culturas como la judía, asentada en León siglos más tarde. En el año 1196 fue arrasado Puente Castro y su aljama se trasladó a la ciudad, delimitada por las actuales Plaza Mayor, Plaza de Santa Ana y Plaza del Grano.

Muchos nombres rememoran su pasado comercial, como los de las calles Zapaterías, Platerías o Azabachería, aunque el eco de Cal de la Sinagoga, Cal de Moros, Cal Silvana ha muerto hace siglos para ser sustituidos por otras denominaciones como Misericordia, Santa Cruz o Puerta del Sol.

La sinagoga mayor judía se situaba en la calle Misericordia y en la ciudad aparecieron vestigios que rememoran la presencia hebrea en León como restos de construcciones medievales en la antigua aljama, bodegas, patios como el de Jabalquinto, pasajes como el Portillo de los judíos, tras la fachadas que ocultan su origen medieval.

CONVIVENCIA JUDÍA Y CRISTIANA
Los hebreos ejercían las actividades variadas, al amparo del Fuero de 1090, que concedía derechos muy semejantes a judíos y cristianos, lo que a menudo se olvida para recordar únicamente a los recaudadores de impuestos y prestamistas.

En ese momento apareció la figura más relevante de la cultura y el pensamiento judío leonés: Moisés de León, nacido hacia 1240, autor del Libro del Zohar (Libro del Esplendor), que se considera la principal obra cabalística.

Avanzada la Edad Media, cambiaron las dinastías, se sucedieron crisis económicas, las epidemias asolaron las ciudades y el trato tolerante hacia los judíos dio paso al recelo de la población, lo que provocó que a partir del siglo XIV se limitaran los derechos del pueblo hebreo.

Así, se permitió a los cristianos atacar impunemente a los judíos: Los Quiñones y los Lorenzana en 1449 entraron en la judería para saquearla e hirieron a sus habitantes. Cuestiones como ésta contribuyeron a que la población judía de León decreciera poco a poco.

En 1492 los Reyes Católicos firmaron el decreto de expulsión de los judíos y pusieron así fin a siglos de convivencia. Muchos decidieron convertirse, pero durante mucho tiempo se vieron amenazados por la sospecha de judaizantes.

Inicialmente la aljama se situó en el actual barrio de Puente Castro, llamado Castrum Iudeorum, cuyos primeros elementos hebreos se remontan al siglo X, pero su cénit se sitúa en los siglos XI y XII y sus restos se conservan en el Cerro de la Mota. Asimismo, de su cementerio proceden varias lápidas funerarias que albergan el Museo de León, la Sinagoga del Tránsito (Toledo) y el Museo-Catedral de León.