Villa romana de VeranesIker Cortés | Gijón www.elcomerciodigital.com 26/03/2006
Se han encontrado más de quinientos enterramientos medievales durante las excavaciones en el enclave. El edificio de recepción estará finalizado en un mes.

A finales del próximo verano, la villa astur-romana de Veranes, en cuyas excavaciones se trabaja desde 1999, se abrirá por fin a las visitas del público. Más de cinco años de esfuerzo, en los que se han invertido casi cinco millones de euros, han permitido interpretar cuál fue la historia de este yacimiento situado en la Ruta de la Plata a su paso por el concejo de Gijón, y convertir a Veranes en ejemplo perfecto del proceso de transformación que sufrieron las villas romanas hacia el medievo.

Su historia se remonta al siglo I. Durante ese periodo en el que el lugar mantuvo el carácter de villa romana, el edificio experimentó diversas ampliaciones que lo convirtieron en una importante residencia aúlica, que alcanzó su máximo esplendor a partir de la segunda mitad del siglo IV.

Las meticulosas excavaciones dan fe de ello. Se han descubierto hasta cuarenta estancias con diferentes usos: aulas de representación, dormitorios, cocinas, hornos, hórreos, almacenes, comedores, espacios con calefacción, termas y un sinfín de elementos más. Entre todos ellos, destacan unas escaleras que dan acceso a un piso superior, de las que se conservan seis peldaños de arenisca de 1, 5 metros de longitud. En palabras de la concejala de Cultura, Mercedes Álvarez, el hallazgo es muy importante puesto que «es el único que hay en España, al menos, según nuestros datos».

La disposición de la hectárea donde se asienta la villa responde al modelo de latifundio tardo- romano con grandes explotaciones agropecuarias cuyos propietarios serían la elite de la sociedad romana.

Hacia la Edad Media

Fue a finales del siglo V o a principios del VI cuando el enclave se transformó en un lugar de culto cristiano: se alteró el uso de los espacios y un gran numero de dependencias se empezaron a utilizar como cementerio. Este último uso se incrementó cuando se abandonó el espacio durante la segunda mitad del XIV, dando lugar a una necrópolis. Los trabajos han sacado a la luz más de 500 cadáveres. Se trata del cementerio arqueológico «más importante de los que hay documentados en la península ibérica y el que tiene un número más alto», señaló Álvarez.

Los descubrimientos han permitido estudiar el mundo astur-romano y la consolidación del reino astur, lo que ha llevado a la «remodelización de la historiografía de la romanización dentro del noroeste peninsular», según detalló la edil.

De todo ello se van a beneficiar los visitantes del museo que se abrirá en torno al lugar después del verano. Dentro de un mes, el proyecto tomará más fuerza si cabe con la finalización del edificio de recepción, construido en piedra, madera y cristal. Constará de una sola planta que funcionará a la vez como como puerta de acceso al espacio expositivo y al espacio de trabajo para los arqueólogos. En su interior alojará una vitrina donde podrá seguirse la evolución de varios de los materiales encontrados a lo largo de los siglos, «algunos muy curiosos». No será lo único que contendrá el recinto pues también dispondrá de contenidos audiovisuales y juegos interactivos que expliquen la transición.

Pero, sin duda, lo más importante serán los recorridos guiados por las diferentes estancias. Recorridos que han sido pavimentados con mosaicos restaurados. El más extenso de ellos se extiende en 80 metros cuadrados.

Aparte del Ayuntamiento de Gijón, las excavaciones de Veranes han contado con la participación de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, así como de la Universidad de Oviedo.