Estela de Quinto Julio AquinoSantiago www.elcorreogallego.es 02/12/2005

El catedrático de Arqueoloxía de la Universidad de Santiago Fernando Acuña Castroviejo y su pupilo, el también arqueólogo Lino Gorgoso, descubrieron una estela funeraria romana en una finca de Santa Comba.

El hallazgo es espectacular porque en ella se indica que en esta tierra fueron enterrados el soldado Quinto Ivlivs Aquinus y su compañera, Tiberia Claudia Urbana. Ambos son auténticos ciudadanos romanos que vinieron de Italia para vivir cerca de Compostela en la segunda mitad del siglo I de nuestra era, cuando el Imperio romano se embaucó en las llamadas guerras cántabras. Es decir, en la conquista del noroeste de España.

Entre los autores de este descubrimiento no hay que dejar de mencionar también a Manuel Blanco Novo. Manuel es un cantero jubilado que vive en Mallón de Cícere, en Santa Comba. En marzo de 2005 se puso a arar la tierra con ayuda de un nieto: “Estábamos preparando el campo para sembrar el maíz. El nieto manejaba el tractor. Hizo un surco demasiado hondo y golpeó una piedra, que se partió. Recogimos los restos y la apartamos para un lado de la casa”, comenta Manuel Blanco. En agosto, sin embargo, este hombre, que fue cantero “desde los 12 años”, se fijó en ese montón de piedras sucias, y llenas de barro,. “Estaban trabajadas”, comenta.

Su nieto y él las limpiaron, unieron los trozos y, finalmente, atornillaron la estela funeraria a la fachada de su casa “para que todo el mundo la viera”. La preciosa piedra tallada, de 1,33 centímetros de alto, no pasó desapercibida a los ojos de Lino Gorgoso, arqueólogo y vecino del concello quien inmediatamente comunicó la noticia al profesor Fernando Acuña. “Dimos parte, también, a la Dirección Xeral de Patrimonio de la Xunta, que envió un técnico para analizar la piedra”. La Xunta ya ha aprobado la compra de esta estela funeraria, y la operación se cerrará la próxima semana. La pieza quedará expuesta en el Museo do Pobo galego de Santiago, y Manuel Novo recibirá por este descubrimiento “el 50% de su tasación”.

Para servir a la legión

Quinto Ivlivs Aquinus era un soldado romano que vino de Italia para servir en la Décima Legión Gémina, una de las que participó en la conquista de Gallaecia. “Data de mediados del siglo I después de Cristo, y se puede vincular con otras estelas halladas en la zona zamorana de Rosino de Vidriales, donde estaba el campamento de esa legión”, afirma Lino Gorgoso. En la lápida aparece también el nombre del padre de Ivlivs: “Se llamaba Titus Ivlivs Florus, y era un veterano del Ejército”. Los investigadores creen que esta estela la mandó hacer el padre en homenaje a su hijo y su nuera, quienes, al parecer, fueron enterrados juntos en esta tierra gallega”

Una pieza de valor incalculable

“Una estela funeraria es una piedra rectangular, de remate diverso, que se colocaba verticalmente encima de la tumba. En las estelas se inscribe el nombre del difunto y de quien se la dedica”, señala el catedrático de Arqueoloxía de la Universidad de Santiago Fernando Acuña Castroviejo.

En esta estela de Santa Comba, que se conserva muy bien pese a haberse roto por la mitad en su día, aparecen el soldado de la legion décima gémina Quinto Ivlivs Aquinus, su probable compañera , Tiberia Claudia Urbana, y el padre del soldado, quien es el que construye esta estela en honor de su hijo y su nuera.

A decir del investigador de la Universidad de Santiago, Quinto Ivlivs podría haber sido destinado a Santa Comba en un destacamento militar para participar en alguna obra pública de infraestructura… O, por el contrario, pudo haber llegado para realizar labores de control del territorio. “No había guerras aquí en esa época”. Su misión también “podría tener alguna relación con la vía romana 20, porque sabemos que pasaba por Brandomil, pero todavía no tenemos datos suficientes”, dice Castroviejo.

La estela funeraria hallada en Santa Comba no es la única de estas características que hay en Galicia, pues “también se ha encontrado alguna piedra en Caldas de Reis y en Cervantes (Lugo)”, añade el profesor. Cabe señalar, además, que en 1909 apareció una pieza similar a sólo un kilómetro de distancia. “Esa lápida hoy está considerada como uno de los mejores ejemplos de la epigrafía gallega”, señala el arqueólogo Lino Gorgoso.

Pero lo que distingue a la estela hallada en Santa Comba, y lo que la hace especial, es que “es en la única en la que todos los nombres pertenecen a ciudadanos itálicos”, señala el profesor Castroviejo. Su valor histórico es, por ello, inigualable: “Es un monumento y un testimonio de tres personas que vinieron de Italia en el siglo I a Galicia. Las otras estelas no pertenecían a soldados romanos”.