Skopje (Macedonia) | EFE 08/03/2008

Un cuerpo momificado de hace quizás más de 20 siglos, la única momia que se conoce en Macedonia, será sacada del olvido para ser presentada al público en un museo de Skopje y ser salvada del deterioro.

Se trata del cuerpo de un hombre hallado por los obreros que trabajaban en la construcción del lago artificial de Lipkovo, en el norte de Macedonia, a mediados de la década de 1960. Ahora, varias instituciones de este pequeño estado del sureste de Europa rico en arqueología, trabajan en un proyecto de presentación al público de esa momia, casi olvidada, que se guarda en el Instituto de medicina forense en Skopje.

«Queremos investigar la momia, conservarla y trasladarla al Museo central de la capital. Según unas primeras evaluaciones, se trata de un cuerpo del siglo 6 ó 4 a.C. Pero todavía queda mucho por ser analizado», declaró a Efe el arqueólogo Pasko Kuzman, jefe de la Dirección para la protección de la riqueza cultural de Macedonia. Ese cuerpo pasó por un proceso de momificación natural gracias a la composición química del suelo arenoso y a un clima seco.

La momia, un cuerpo desnudo, tiene aspecto espantoso con su cabeza de boca abierta, los ojos oscuros de color café asomados a los etmoides, y el cabello, marrón, totalmente preservado. En la boca se ven los dientes, todos enteros, rodeados de algo como cinta rojiza, a la manera de caries en mala condición, consecuencias del deterioro de los tejidos, que da a la momia ese aspecto que induce miedo.

«El cuerpo perdió el 70 por ciento de su peso. Es muy frágil, pero íntegro. Se trata de un hombre que falleció a los 40 ó 50 años de edad», explica a Efe el director del Instituto Nacional de Medicina Forense, doctor Aleksej Duma.

No hay documentación escrita sobre esa momia, indica Duma, y agrega que, según informaciones no oficiales, junto a ese cuerpo había otros dos también momificados, el esqueleto de un caballo y una lanza.

Según Duma, es posible que todo eso, excepto una momia, fuera trasladado a Belgrado, entonces la capital de la antigua Yugoslavia federativa, de la que Macedonia formaba parte como una de las seis repúblicas hasta que se independizó en 1991. «Pero en las instituciones belgradenses no hay pruebas ni documentos en relación con esos hallazgos. Simplemente, como si todo se hubiera evaporado», dice.

Ese experto forense explica que en el cuerpo de la momia se pueden detectar las probables causas de su muerte, según la posición no natural de los dos pies, torcidos para dentro. «Eso indica que hubo una interrupción en el funcionamiento del cerebro. Quizás esa persona padecía de meningitis, o sufrió la ruptura de una vértebra cervical», señala.

Los estudiantes de medicina que por la mañana, hacia las 10.00 horas, acuden a unas clases que tienen en el edificio del Instituto, prefieren pasar al lado de la momia. «Lo llamamos El Testigo. Es quien mejor controla si llegamos con regularidad a las clases», dice entre risas una estudiante, Vera, de 20 años, mientras junto con su colega Katarina entra en el anfiteatro.

Pero las condiciones poco adecuadas para la conservación son una amenaza para El Testigo. Su cuerpo se ve afectado por la micosis y tendría que ser trasladado de forma urgente a un lugar oscuro y fresco, con una temperatura de un máximo de 10 grados.

«Ese es nuestro plan. En el museo se adaptará un espacio al estilo de las tumbas de la antigüedad, con un ambiente adecuado para la preservación de la momia. ¿Ha visto qué mórbida y espantosa es? Seguro que se convertirá en una atracción para todos los visitantes de Skopje», dice con optimismo Kuzman.

Hace dos años, los medios macedonios informaron de que en la misma zona del norte, la población local, de etnia albanesa, halló otros dos cuerpos momificados. No obstante, desde entonces, las autoridades albanomacedonias locales impiden que los científicos investiguen sobre el terreno.

La postura hace recordar el año 2001, cuando esa parte de Macedonia fue afectada por un conflicto armado entre una rebelde guerrilla albanesa y las fuerzas de seguridad estatales.

Además de los problemas políticos, las investigaciones se enfrentan también a la falta de medios económicos del país, con un escaso presupuesto y entre los más pobres de Europa, donde la renta anual per cápita ronda unos 2.300 euros.