Atenas  www.panoramagriego.gr 23/01/2014

El palacio del Rey Filipo II de Macedonia, en Aigés (Egas), no tuvo la suerte de mantenerse a pie a lo largo de los siglos. Una noche del primer siglo de nuestra era, quedó enterrado bajo toneladas de tierra y barro a causa de los desprendimientos de la montaña cercana; la misma suerte corrió la aldea colindante que fue rápidamente reconstruida; sin embargo el palacio, un edificio inmenso de 12.000 metros cuadrados, permaneció por muchos siglos debajo de los escombros. 

Las aguas inundaron sus salas decoradas con magníficos frescos y mosaicos, mientars los habitantes de la zona desde la época romana hasta siglos posteriores expoliaron por completo el palacio utilizando sus elementos arquitectónicos para otras construcciones, tales como tumbas o incluso casas particulares.

Los terremotos, los desplazamientos de tierras y el deterioro gradual del tiempo acabaron con los pocos restos que habían quedado. Así que del edificio majestuoso del siglo IV antes de nuestra era (350-336) no quedaron más que unas pocas huellas. Hoy en dia, el visitante no puede percibir ni la majestuosidad del edificio, ni la importancia que tuvo en su época, ni tan siquiera su existencia. Sin embargo, fue un ejemplo magnífico de la arquitectura macedónica. Obra del arquitecto Piteo, fue el modelo de todos los palacios que se construyeron en todo el imperio de la época helenística.

La Directora del Departamento de Antigüedades, Anguelikí Kotaridi, mantiene una relación apasionada con el recinto. Desde su época de estudiante, alumna predilecta del gran arqueólogo, Manolis Andrónicos, participó en las excavaciones de las tumbas reales de Vergina. Hace muchos años que trabaja con éxito en restaurar y conservar el palacio sirviéndose de la ayuda de varios programas.

Ahora cree que ha llegado el momento de poner en marcha la tercera dimensión de los restos arqueológicos: es decir sustentar, restituir y restaurar las alas norte y este del edificio central. El estudio de rehabilitación de la arquitecta Olympia Felekidu ha pasado el examen del Consejo Arqueológico Central (KAS) con sobresaliente.

El enemigo número uno de la construcción, sin contar el paso del tiempo, es la naturaleza misma. Anguelikí Kotaridi declaró que entre las piedras del palacio crecen plantas. Sin dudas. El edificio está hecho de toba, un elemento que cuando viene en contacto con el agua produce musgo y luego crecen hierbas. Además, su subsuelo es blando y suave reteniendo el agua de las lluvias. Hasta ahora no se ha encontrado una solución definitiva para resolver este problema; pero se han realizado obras de drenaje y de evacuación de las aguas de lluvia que han ayudado considerablemente en las obras de restauración. Los miembros de KAS aprobaron la restauración de la serie de columnas que sustentaban la arquería de la segunda planta y que han podido conservarse hasta nuestros días. Anguelikí Kotaridi ha dado un paso más y ha pedido la vuelta a Grecia de un capitel y trozos de una columna que pertenecen en el Museo del Louvre desde el siglo XIX. El 70% del material antiguo que se usará en la restauración ya está localizado. En la siguiente fase se reconstruirán una o dos salas con sus mosaicos y baldosas de piedra y se restaurará la arquería de columnas en el patio interior.