Segovia | EFE 06/05/2007
La Real Fábrica de Cristales de La Granja abrió este fin de semana la exposición ‘La Fragilidad en el Tiempo. El Vidrio en la Antigüedad’, que abarca una selección de 170 piezas desde la Edad de Bronce hasta la época del Imperio Bizantino para ilustrar cómo el vidrio pasó de objeto de lujo a utensilio diario.
La exposición, programada dentro de los actos de conmemoración del vigésimo quinto aniversario de la Fundación Centro Nacional del Vidrio, se articula en tres bloques que se corresponden en el tiempo con tres momentos diferentes en la historia del vidrio.
Las piezas de la muestra, cedidas por las distintas sedes del Museo de Arqueología de Cataluña y patrocinada por Caja Duero, están ordenadas en función de las técnicas empleadas para su fabricación y decoración.
La exposición cuenta con un primer espacio ocupado por piezas fechadas entre el tercer milenio antes de Cristo, en plena Edad de Bronce, y el siglo XVI antes de Cristo, en su mayoría de origen mesopotámico que recrean cuentas de collares, pequeñas perlas que imitaban piedras preciosas y los primeros vasos de vidrio.
Este primer espacio está dedicado a la técnica de modelado sobre núcleo, que consiste en la fabricación de piezas en arena y arcilla para después cubrir el resultado con hilos de vidrio caliente.
Este proceso tan costoso condicionaba la forma y el tamaño de los útiles, lo que explica que en esa época, el uso del vidrio se limitara a elementos ornamentales y pequeños recipientes.
La exposición dedica un área al descubrimiento de la técnica del soplado, proceso que la Real Fábrica de Cristales mantiene en la actualidad; en el que exhibe una selección de piezas de la época del Imperio Romano, tales como recipientes para uso médico y cosmético, vajillas de mesa, joyas y amuletos, entre otras.
A través del vidrio, este apartado muestra cómo la expansión romana por el Mediterráneo permitió entrar en contacto con nuevas técnicas, que hicieron posible la producción de piezas con mayor rapidez, así como la profusión de diferentes formas, tamaños o motivos decorativos.
Finalmente, la muestra recoge la evolución del vidrio tras la desaparición de la hegemonía romana; mostrando desde piezas coloristas, procedentes de las zonas del Ródano y del Rin, hasta piezas funcionales como recipientes para uso médico o utensilios para medir que tienen su origen en la zona oriental del Imperio Bizantino.
Estas piezas, datadas entre los siglos IV y VII después de Cristo, ponen de manifiesto cómo las invasiones de los pueblos bárbaros rompieron la unidad de las provincias del Imperio Romano, llevando a cada región a personalizar sus útiles y complementos, lo que supuso una mayor diversidad de formas y decoraciones.