Montserrat Villar www.elpais.com 13/11/2009
La creación de esta divinidad menor hija de Zeus demuestra la importancia de esta ciencia desde la antigüedad.
Los griegos de la antigüedad plasmaron los grandes misterios de la creación en una gran variedad de mitos. La Teogonía escrita por el poeta beocio Hesíodo en el siglo VII a. C. contiene los primeros relatos estructurados sobre el origen del universo, los dioses y el ser humano, partiendo de mitos y poemas procedentes de una tradición oral. Las musas eran divinidades menores hijas de Zeus y la titánide Mnemósine (la Memoria). Según Hesíodo eran nueve: «Ella dio a luz a nueve jóvenes de iguales pensamientos, aficionadas al canto y de corazón alegre, cerca de la más alta cumbre del nevado Olimpo». Se movían entre el Olimpo, al que eran llamadas a menudo por Zeus para alegrar sus fiestas, y el monte Helicón, donde formaban bellos coros y recorrían sus ríos y valles.
Las musas supervisaban la inspiración poética y todas las actividades intelectuales. Eran además consideradas diosas del canto y, como tales, ligadas a Apolo, dios de la música, que dirigía en el Monte Parnaso el coro que ellas integraban.
La individualización de las musas comenzaría hacia el siglo IV a. C., cuando empiezan a encarnar las diferentes disciplinas artísticas de la antigüedad clásica. A Urania se le atribuyó en un principio el dominio de la poesía astronómica y más tarde la ciencia astronómica en general. El hecho de que la astronomía tenga su propia musa, demuestra la importancia que esta ciencia ha tenido para la humanidad durante miles de años.
Representada con un globo celeste
Urania aparece en numerosas representaciones artísticas (mosaicos, esculturas, óleos…) con un globo celeste y, en ocasiones, una corona de estrellas y un compás. La imagen de este artículo es una bella estatuilla de mármol blanco procedente de Churriana (Málaga), donde se encontró a principios de los años setenta del siglo XIX junto a dos cabezas femeninas y otros restos. Se cree que formó parte de un conjunto ornamental con las nueve musas y posiblemente Apolo de una villa romana de la zona. Fue ejecutada a finales del siglo I o inicios del II e inspirada en un modelo helenístico. La esfera celeste se aprecia a sus pies. Se cree que en su mano izquierda (perdida) portaba un radius, un instrumento utilizado en estudios de geometría. Destaca la delicadeza de los pliegues del ropaje, los rasgos de la cara y los detalles del peinado.
Esta Urania perteneció a los Loring-Heredia, un matrimonio de la clase alta malagueña del siglo XIX que reunió una importante colección arqueológica privada. En 2005 fue adquirida por el Ministerio de Cultura y desde entonces forma parte de los fondos del Museo Arqueológico Nacional.
(Montserrat Villar es investigadora del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía y coordinadora del Año Internacional de la Astronomía en España.)
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