Guillermo Carvajal www.labrujulaverde.com 29/11/2017

Cuenta Suetonio en el libro dedicado a Claudio de su Vida de los Doce Césares que éste inventó tres letras que creía de gran necesidad y las cuales quiso añadir al alfabeto. Ya antes de ser emperador había publicado un libro sobre este asunto; cuando lo fue, no tropezó con grandes dificultades para que se adoptase el uso de tales letras que se encuentran en la mayor parte de los libros, actas públicas e inscripciones de aquella época.

Claudio, que era un erudito y escribió numerosas obras a lo largo de su vida (entre ellas una historia y un diccionario etruscos, y ocho volúmenes sobre Cartago) hoy todas perdidas, propuso la reforma del alfabeto al mismo tiempo que intentó volver a la antigua costumbre de poner puntos entre las palabras. Y es que el latín clásico se escribía sin dejar espacios entre ellas.

Lo hizo utilizando el cargo de censor, imitando posiblemente a propósito el ejemplo de su antepasado Apio Claudio Ceco. Éste se puede considerar como la primera personalidad famosa de la historia romana, cuyo cargo de censor asumió en el año 312 a.C. resultando toda una sensación política.

No solo construyó la Via Appia y el acueducto conocido como Aqua Appia, sino que consiguió de manera inaudita que llevaran su nombre. Su historia daría para un extenso artículo, pero lo que interesa aquí es que también realizó modificaciones en el alfabeto latino. A él se atribuye la invención de la letra r y, según Martianus Capella (De Nuptiis Philologiae et Mercurii, III, 261), fue él quien eliminó la letra Z del alfabeto latino e introdujo en su lugar una nueva, la G (para denotar el sonido de K en palabras como Gaius o Gnaeus). No obstante, Plutarco atribuye esta última invención a Spurius Carvilius Ruga, quien habría inventado la G añadiendo un nuevo trazo a la C.

La letra Z ya había sido reintroducida en el latín antes de la época de Claudio, tras la conquista de Grecia en el siglo I a.C., aunque solo para representar el sonido en las palabras tomadas del griego. Sin embargo, como su lugar había sido ocupado por la G, se la relegó al final del alfabeto.

Tácito (Anales XI, 13–14) también da cuenta de las tres nuevas letras añadidas por Claudio:

Añadió unas formas nuevas de letras y las hizo divulgar, tras averiguar que tampoco el alfabeto griego había estado completo en sus comienzos.[…] Siguiendo ese ejemplo, Claudio añadió tres letras, que se usaron mientras él fue emperador, pero se olvidaron después; se las puede ver todavía hoy en los bronces oficiales que se clavaron en las paredes de foros y templos para publicar los plebiscitos.

Las letras en cuestión eran la digamma invertida, la antisigma y la media H, pero como dice Tácito sólo se usaron mientras él gobernó y luego desaparecieron para siempre.

La digamma invertida se escribía Ⅎ, como una F girada 180 grados, y servía para representar el sonido de V (/w/), dejando la letra V para el sonido /u/.

La antisigma se escribía Ↄ o ↃϹ, y representaba el sonido de los dígrafos BS y PS, igual que la X representaba los de CS y GS.

La media H se escribía Ⱶ, y se utilizaba para representar el sonido entre /u/ e /i/, parecido a la ü alemana. Posteriormente, tras la muerte de Claudio, se reintroduciría la letra Y en el alfabeto latino, para transcribir las palabras griegas que contenían el sonido representado por la media H.

Aunque las tres letras dejaron de usarse en el siglo I d.C., podemos utilizarlas hoy día gracias a su inclusión en el estándar Unicode, el sistema de codificación de caracteres utilizado por nuestro software informático.

Fuentes:

Oliver, R. (1949). The Claudian Letter I. American Journal of Archaeology, 53(3), 249–257. doi:10.2307/500662 / Ryan, F. (1993). Some Observations on the Censorship of Claudius and Vitellius, A.D. 47–48. The American Journal of Philology, 114(4), 611–618. doi:10.2307/295428 / Appius Claudius Caecus and the Letter Z / Vidas de los Césares (Suetonio) / Anales (Tácito) / Wikipedia

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