Diego Aránega | Lleida www.lamanyana.cat
Entrevista a Tomás Calvo, Catedrático de Filosofía Griega
El catedrático de filosofía Tomás Calvo, gran experto en la vida y obra de los filósofos clásicos, conferenció en el Centre de Cultura de la Fundació «la Caixa» sobre Aristóteles, el pensador más influyente de la historia de occidente. Calvo lamentó que no se haga la suficiente divulgación de los grandes pensadores grecolatinos, aunque aún despierten mucho interés entre un amplio sector de público.
Podría parecer que la cultura y el pensamiento clásico sólo interesa a cuatro iluminados, pero la Fundació «la Caixa» se ha encargado de desmentirlo con el éxito de público del segundo ciclo de conferencias sobre este tema. El estreno fue de lujo: Aristóteles: de la pasión al sistema, una charla que corrió a cargo del catedrático de filosofía griega Tomás Calvo.
— ¿Por qué ha subtitulado su conferencia: de la pasión al sistema?
— Aristóteles pensaba que todos los hombres desean saber por una inclinación natural. Es decir, que creía que el deseo de saber era una pasión y suponía, por tanto, que todos los seres humanos tienen esa pasión.
— Es mucho suponer.
— Estoy de acuerdo con usted, pero él tenía muy claro que los humanos buscamos el saber en cuanto que seres racionales. Con esta idea inicial, Aristóteles fue mucho más allá y quiso estructurar y ordenar el saber, de manera que resultó ser el creador de la idea del sistema.
— Es un término que ahora se utiliza mucho.
— Es una palabra de origen griego, que inicialmente se aplicó, básicamente, a la gramática y a la astronomía. Por eso, por ejemplo, se habla del sistema solar.
— Si me permite la expresión, Aristóteles tocó casi todos los palos.
— Sí, aunque hay que tener en cuenta que para Aristóteles el término filosofía significaba ciencia. Y hay que recordar que fundó una escuela, el Liceo, y que fue el creador de lo que hoy llamamos equipos de investigación, que trataban sobre historia, botánica, matemática, política, retórica y de muchas más disciplinas.
— ¿Fue muy influyente?
— Sí, tanto en su época como después. Si duda, es el pensador más influyente de la historia de occidente. En la Edad Media, por ejemplo, tanto el pensamiento cristiano como el musulmán y el judío fue muy aristotélico. Más tarde, en la época moderna, la filosofía de Aristóteles sufrió un declive, pero en el siglo XIX resurgió y ya en el siglo XX fue el más leido y estudiado.
— ¿Por qué?
— Hay muchas razones, pero voy a citar sólo la que me parece más importante: con la modernidad, con Descartes, se introdujo el concepto de que la razón debía ser científica. Por tanto, lo que no se puede estudiar científicamente se declaró irracional como, por ejemplo, la ética y la estética. Ambas se consideraron cuestiones de gustos y de sentimientos. Es decir, que los pensadores de la época moderna declararon irracionales temas muy importantes y que constituyen, de hecho, el 90% de la vida humana. Pero con posterioridad, los filósofos del XIX afirmaron que todos estos temas sí que se pueden discutir racionalmente. Y aquí es donde volvió a entrar el pensamiento de Aristóteles, que en su época ya distinguió entre varios tipos de razón. De ahí su modernidad.
— ¿Cómo fue Aristóteles como persona?
— Dedicó su vida al saber y, por tanto, no vivió grandes aventuras. Su testamento demuestra que fue un hombre de gran sensibilidad. Y tuvo un privilegio que para mí hubiera querido yo…
— !Diga, diga!
— Pues que conoció a las dos personas más importantes de aquella época porque fue discípulo de Platón y maestro de Alejandro Magno. Por tanto, su vida está enmarcada entre estas dos grandes personalidades.
— Pero la relación con Platón no era muy buena, ¿no?
— Se dice que escribió aquello de que «Platón es mi amigo, pero la verdad es más amiga mía». Pero esta frase,lo siento por quienes la hayan citado, no está en ningún escrito de Aristóteles. En todo caso, creo que la mala relación entre ambos se ha exagerado mucho. Yo siempre digo que Aristóteles fue un platónico disidente, es decir, que con una base platónica creó un pensamiento propio, como es lógico, por otra parte.
— ¿Ignoramos a los clásicos?
— Hay niveles: entre intelectuales y universitarios hay más interés que nunca, pero es cierto que la gente de una cierta cultura cada vez sabe menos de los clásicos porque cada vez se enseña menos la cultura clásica. Paradójicamente, cuando hay conferencias sobre el tema se llenan las salas y eso quiere decir que la gente quiere saber.
— ¿Y los más jóvenes?
— En general, a los jóvenes cada vez le interesan menos las humanidades. En la Universidad, muchos de mis alumnos de filosofía griega son licenciados que estudian una segunda carrera. Son biólogos, ingenieros o abogados que quieren complementar su formación. Pero es verdad que a los más jóvenes no les interesa demasiado.
— ¿Por qué?
— Tal vez porque tienen más posibilidades de distracción, como internet, y no lo digo de forma peyorativa, pero es verdad que el estudio de la filosofía requiere un esfuerzo, una soledad frente a los libros. Hay que pensar y eso es casi lo contrario que distraerse.
— Pero hay una web (culturaclasica.com) dedicada a estos temas y es muy visitada.
— Claro, eso sucede porque no estamos hablando de cualquier tema, sino de los clásicos, que interesan a muchas personas.
— ¿Qué se entiende por clásicos?
— Yo, al menos, entiendo que son los escritores, pensadores o autores que interesan en cualquier época porque, aunque se lean de forma distinta, siempre se encuentra algo importante en ellos. Y ese es el caso de Aristóteles, que ha sido leido con entusiasmo por filósofos tan dispares como Averroes, Santo Tomás de Aquino o Paul Ricoeur.
— Pero son tan importantes ‘per se’ o por ser los primeros.
— Son autores que han tratado con acierto temas que nos interesan a todos los seres humanos. Cuando Aristóteles se preguntaba sobre el sentido de la vida o sobre la felicidad, estaba tratando cuestiones que interesan a cualquiera. También cuando se interrogaba sobre la retórica, es decir, sobre cómo hay que dirigirse y convencer a los demás. Por eso, a Aristóteles se le ha leido siempre y se seguirá haciendo. Aristóteles es, sin duda, el pensador más influyente de la historia de occidente.
Tomás Calvo es catedrático de Filosofía Griega de la Universidad Complutense de Madrid.