Ramón Comorera | Barcelona www.elperiodico.com 27/09/2011

Los técnicos del Museu d’Història de Barcelona siguen todos los movimientos de tierra. Cuando aparecen elementos inusuales los expertos pasan a dirigir los trabajos.

Las grandes obras de infraestructura como las de la línea de alta velocidad en su recorrido por La Sagrera y Sant Andreu en la capital catalana tienen dos caras opuestas para los arqueólogos. Por una parte, la construcción de grandes muros permite asegurar el terreno cuando los yacimientos históricos están a gran profundidad en la tierra, lo que permite a los expertos y a sus auxiliares trabajar con seguridad y sin riesgo de corrimientos de tierras. Pero por otro, la propia ejecución de estas grandes pantallas iniciales así como la de otras estructuras de hormigón puede arrasar cuanto encuentra en su recorrido subterráneo.

El técnico del servicio de Arqueología del Museu d’Història de Barcelona, Josep Pujades, explica que en cualquier caso en el gran corredor ferroviario ahora en obras, los técnicos están siempre presentes en todos los movimiento de tierras. Se actúa de acuerdo a un plan de arqueología preventiva de forma que si una excavadora roza una zona con piedras, el chirrido de la pala metálica es muy característico, la maquinaria pesada se para de inmediato. Se cambian las herramientas de la excavación y se saca con cuidado una primera capa de tierra.

Entonces se empieza a evaluar la magnitud del hallazgo y a partir de ese momento «es el arqueólogo quien manda en la obra», explica gráficamente Pujadas. El objetivo es preservar la integridad de lo que pueda haber escondido en el subsuelo hasta que se inicien trabajos manuales que vayan desvelando las posibles estructuras.

De este modo se actuó, explica, a partir del pasado 7 de julio, «día de San Fermín que siempre recordaré», confiesa, porque fue en esa jornada cuando tuvo la primera llamada del arqueólogo destacado en el lugar notificándole el descubrimiento de las primeras piedras y muros de la que poco después sería la extensa, aunque poco conservada, villa romana del puente del Treball Digne.

CENTRO DE LA ZONA FRANCA
En todo el corredor La Sagrera-Trinitat no se ha conservado, sin embargo, in situ ninguno de los 16 yacimientos de todas las épocas encontrados en los últimos tres años. Tenían valor documental pero no patrimonial, según la rotunda definición utilizada en el caso de la villa romana. Todos sus elementos de interés, incluidos los restos humanos descubiertos en las 59 tumbas abiertas hasta ahora, han sido trasladados a las instalaciones del museo en la Zona Franca.

En dos edificios con más de 8.000 metros cuadrados se almacenan los restos. Allí acuden técnicos de empresas especializadas para hacer pruebas que permitan documentar lo más exactamente posible el hallazgo. Con intervención del personal del laboratorio de restauración se decide el destino de las piezas y si van a la colección del museo.

TRASLADO
A las instalaciones se ha llevado por partes el mosaico de la villa romana de La Sagrera. Montserrat Pugés, responsable de restauración, empezará ahora con otros técnicos la limpieza y estudio del conjunto de teselas (piezas cúbicas) que forman el mosaico policromado.

Con anterioridad se habían llevado hasta allí fragmentos de cerámica y metal así como una tinaja. Pronto se arrancarán igualmente de la villa pequeños fragmentos de pinturas descubiertos en el zócalo. En unos meses, cuando el derribo del puente del Treball Digne bajo cuyo talud continúa el mosaico lo permita, está previsto que siga la excavación en esa zona.

FUENTE: http://www.elperiodico.com/es/noticias/barcelona/arqueologia-preventiva-ayuda-conservar-los-yacimientos-1162499

ENLACES: Los arqueólogos trasladan el mosaico de la villa romana de La Sagrera para su restauración