Julia Zafra | Córdoba www.lacalledecordoba.com 14/02/2009

Cuando todavía no se ha recuperado la extensión de la Córdoba islámica, este arqueólogo asegura que la conservación del patrimonio histórico es «deprimente».

El yacimiento de la Avenida de Libia, destruido; el arrabal del terreno del futuro Palacio de Congresos, olvidado en la otra orilla del río; el de Cercadillas, «un cadáver que se va pudriendo», y templos como Regina o San Pablo, literalmente «cayéndose». El arqueólogo Jerónimo Sánchez da un tirón de orejas a las instituciones y denuncia desde su blog arqueologiaencordoba.blogspot.com las carencias en la gestión de un patrimonio histórico «infravalorado» del que se podrían obtener cuantiosos beneficios.

-¿Qué le parece que la Junta haya focalizado sus esfuerzos en la sede institucional de Medina Azahara en vez de Ategua, por ejemplo?

– Injusto para la ciudad y la provincia porque hay yacimientos importantísimos a los que no se les presta ninguna atención. Ategua o El Vacar están abandonados, necesitan protección, investigación y difusión, las tres claves de la nueva Ley de Patrimonio Histórico. Así, no se reparte el presupuesto ni se atienden todas las necesidades. Hay ayuntamientos que ni siquiera se pueden permitir contratar técnicos.

– Y a unos pocos metros, las parcelaciones. ¿La culpa es de las administraciones o del ciudadano?

– Hay una culpa repartida porque se ha dejado hacer. La gente que tiene parcelas ilegales tiene que entender que ha construido fuera de un régimen urbanístico, un poco azuzados por el Ayuntamiento porque nunca ha pasado nada. Quien no puede pagar la culpa es la arqueología o la cultura.

– En su blog dice: «el falso argumento es que no me dan dinero está siendo usado por aquellos que no pueden presentar su trabajo como aval». Entonces, ¿la gestión del patrimonio es más un problema de falta de voluntad política que de inversión?

– Yo lo tengo clarísimo. Dinero ha habido y mucho, pero depende de las prioridades. Córdoba no se acaba de dar cuenta del auténtico potencial que tiene. Debe mirarse al ombligo y sacarse rendimiento sin intentar imitar.

– ¿Y ve a Dobladez con voluntad?

– Tengo referencias de él por terceros y sé que tiene dos virtudes: que trabaja y que deja trabajar, dos puntos importantes que suponen un salto cualitativo respecto a lo que había antes.

– ¿Lo ve preparado o se tendrá que poner las pilas en patrimonio?

– Asesores buenos, tiene, pero hay otros temas en la delegación, y si por su trayectoria no ha tocado los relacionados con patrimonio, hay que dejarle un margen de adaptación. Lo que sí es cierto es que la arqueología es uno de los principales problemas de Cultura.

– Si le digo Parque Arqueológico de Cercadillas, ¿cuál es su reacción?

– Pena, porque ni es parque ni es muy arqueológico. Éste no es un concepto muy desarrollado en Andalucía. Aquí los conjuntos arqueológicos como Ategua están totalmente abandonados, sin gastos en difusión o investigación.

– ¿Y qué es lo que deberían hacer las instituciones para mejorar la gestión de estos yacimientos? ¿Están infrautilizados?

– Crear proyectos de continuidad, de investigación y difusión sin buscar rentabilidad a corto plazo, es decir, sin gastar grandes cantidades de dinero en momentos puntuales que no sirven para nada. Y sí, están infrautilizados y se infravaloran. Es cierto que la legislación impide la excavación sistemática de algunos, pero son yacimientos importantísimos a nivel mundial que están mal investigados, mal difundidos o carecen de un recorrido y de un mínimo de material didáctico. Tárraco Viva (Tarragona) es el ejemplo de cómo una ciudad entera se moviliza por el patrimonio y de cómo el ocio va creando una concienciación para que no todo sea peroles y ferias.

– ¿Qué otras ciudades podíamos tomar como ejemplo?

– Mérida, que basa su turismo en el patrimonio; Cáceres, con un casco histórico cuidadísimo; Salamanca, por su intensa vida cultural. Se podría coger lo mejor de cada una focalizándolo en el patrimonio de Córdoba, que está, en algunos casos, hasta desprestigiado.

– ¿Qué beneficios reportaría una mayor rentabilidad del patrimonio?

– Los turistas vienen en una fiesta señalada, ven la Mezquita y se van. Luego los hosteleros se quejan de las pocas pernoctaciones, pero es normal si no hay nada más que ver. Aquí hay que implicar a la provincia porque tiene yacimientos tan importantes como la capital. Hay que ponerlos en valor, crear un circuito y ofrecer paquetes turísticos, algo que se hace en otros sitios y funciona. Invertir en arqueología es invertir en futuros empleos y a largo plazo es algo que deja mucho dinero. Me hace gracia eso de que la arqueología es un problema. Que le digan eso a los dueños de los bares que están junto a un yacimiento. Es un círculo donde las administraciones y su dinero público deben incidir.

– ¿Es cierto que en Córdoba se excava mucho pero para nada?

– Sí. La pregunta es muy clara: ¿Cuánto dinero se ha gastado en excavaciones arqueológicas desde 1998 hasta 2008? ¿Qué se ha conservado? La respuesta es desoladora. Hay yacimientos de los que sólo se conservan informes, papeles, una memoria frágil, en la delegación o en la Gerencia de Urbanismo, porque el Ayuntamiento tampoco ha apostado por el patrimonio y es una pena. Podíamos tener un yacimiento único entre la Córdoba islámica, la ibérica y la romana. Es el paradigma de quien no valora lo que tiene sino lo que tienen. Y eso es catetismo. La conservación es deprimente porque no hay proyectos serios de rehabilitación. No se puede restaurar un mausoleo romano con hormigón. En Córdoba se ha vinculado el conocimiento arqueológico a la construcción y eso es un error. Los arrabales de la parte occidental se han ido destruyendo conforme se iba construyendo y después de millones de euros invertidos no ha quedado nada. Y Córdoba, una ciudad sin industria y sin un tejido productivo propio, no se puede permitir ese gasto.

(*) Jerónimo Sánchez es Profesor y Arqueólogo.