Pekín (China) EFE 22/02/2007
Una espectacular exposición en Pekín sobre Pompeya, la joya del imperio romano destruida por el Vesubio hace dos milenios, cierra el Año de Italia en China y entrega el testigo a España, que será la protagonista de numerosas exposiciones y actividades culturales en los próximos 12 meses.
Pekín (China) EFE 22/02/2007
Una espectacular exposición en Pekín sobre Pompeya, la joya del imperio romano destruida por el Vesubio hace dos milenios, cierra el Año de Italia en China y entrega el testigo a España, que será la protagonista de numerosas exposiciones y actividades culturales en los próximos 12 meses.
‘Historias de una erupción: Pompeya, Herculano y Oplontis’ cuenta a los pequineses, poco familiarizados con la historia del Imperio Romano, el trágico destino de esas tres localidades, que quedaron enterradas por la lava el 24 de agosto del año 79.
‘He visto películas sobre Roma, pero es verdad que en China no estudiamos mucho ese periodo. Me ha gustado mucho la exposición, y me ha sorprendido que se conserven todavía algunos frescos’, destacó a Efe el estudiante Cheng, uno de los que acudieron hoy a la muestra.
A través de 483 objetos traídos de museos de Pompeya y Nápoles, entre ellos numerosas joyas de oro, ágata y ámbar, la exposición muestra la opulencia de la ciudad pompeyana, uno de los principales centros comerciales del sur de Italia en los primeros años del Imperio, y los placeres de las playas de Herculano.
La muestra refleja el dramatismo de la erupción del Vesubio a través de copias en escayola de hombres, mujeres y niños en la postura en que quedaron cuando la lava los engulló: caras de dolor, brazos intentando proteger la cabeza, bocas abiertas pidiendo auxilio.
Quizá lo más espectacular de la muestra, además de los mosaicos y frescos perfectamente conservados, es la zona audiovisual, en la que decenas de pequineses ven una película que recrea los últimos días de Pompeya, en una sala que en su centro muestra réplicas de calaveras y esqueletos.
De fondo, los relatos históricos de Plinio el Joven, quien en sus Cartas relataba aquellos hechos: ‘Poco después la nube descendió y cubrió el mar. Miré hacia atrás: una densa nube negra se elevaba a nuestras espaldas, extendiéndose sobre la tierra como una inundación’.
Cientos de personas acuden a la exposición, muy publicitada en carteles por toda la ciudad, en estos días de vacaciones por el Año Nuevo chino; desde jóvenes estudiantes a apasionados de la historia o madres con sus pequeños.
‘Mi hijo está a punto de estudiar la Edad Antigua en Europa, así que le he traído para que lo conozca mejor. Cada vez hay más exposiciones de este tipo en Pekín, y cada vez mejores’, sentenciaba al final del paseo por la exposición una madre pequinesa, apellidada Ming.
La muestra, que se celebra en el Museo del Milenio al oeste de Pekín (lugar que ya acogió hace dos años una exposición sobre la Antigua Roma), fue inaugurada el pasado 15 de febrero por el presidente de la región italiana de Campania, Antonio Bassolino, y permanecerá en la capital olímpica hasta el 7 de mayo.
A los visitantes chinos se les recuerda que Pompeya no fue redescubierta hasta mediados del siglo XVIII, y que su hallazgo fue en cierto modo el comienzo de la Arqueología moderna.
Aunque la mayoría de los objetos son joyas, también se pueden admirar objetos de la vida cotidiana de Roma, tales como botellines para ungüentos, cucharas de plata, monedas y hasta un bisturí o un ‘klinai’ (cama para comer semitendido).
La exposición ha viajado con anterioridad a Bélgica, Alemania, Canadá, EEUU y Japón y, tras su paso por Pekín, se mostrará en la ciudad de Hangzhu, en el este chino, a partir del mes de junio.
La directora del museo pequinés, Wang Limei, invitó a sus conciudadanos a ver la muestra destacando que servirá para comprender cómo las tres ciudades romanas en un día ‘quedaron arruinadas pero, al mismo tiempo, fueron salvadas’ para la posteridad, dado que la lava permitió que se conservaran casi intactas dos mil años después.